El triste final del padre del ‘Me quedo contigo’ resucitado por Rosalía: Enrique, el Chunguito que falta
Compuso junto a Ramos Prada la canción interpretada por la artista barcelonesa en los Goya. Murió a los 24 años víctima de un cáncer.
9 febrero, 2019 03:11Noticias relacionadas
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1981. Carmen Maura, sentada, da paso. Presenta, en Esta noche (TVE), a José, Juan y Enrique.
– “Y, ahora, Los Chunguitos con una rumba de aquí te espero ¿Chunguito, me equivoco?”.
– “No, señora, usted nunca se equivoca”.
– “Pues adelante...”.
Suenan los primeros acordes. José y Juan, en segundo plano, palmean, marcan el ritmo y esculpen las bases. Enrique, conjuntado en azul, conminado en un cinturón blanco y con el micrófono a la espera, un año antes de morir víctima del cáncer, apaga sus parpados, quiebra el silencio y arranca.
– “Si me das a elegir –recita– entre tú y la riqueza / Con esa grandeza, que lleva consigo / ¡Ay, amor! Me quedo contigo…”.
Por primera vez, Enrique Salazar, el gran olvidado, entona Me quedo contigo en televisión. Quiebra el alma de España sin ser Trendig Topic o recoger alabanzas por las miles de reproducciones en Youtube. Impulsa, sin caducidad, la canción infinita. Da luz a una letra que, en 1982, se convierte en la banda sonora de Deprisa, deprisa, de Carlos Saura, culmen del aclamado cine quinqui de la época. Marca el principio. Después, el futuro lo ha ido dibujando la propia canción. Manu Chao, María Rodés y Antonio Vega la versionaron. Fueron aclamados. Ellos y muchos otros. Y, el sábado pasado, lo hizo, en los Goya, Rosalía.
La cantante catalana, acompañada de Cor Jove de l’Orfeó Català, encarnada en rojo pasión, fundida con una atmósfera tenue, vestida de duende flamenco, la impulsó en los Goya hacia la resurrección eterna. De pronto, España se recordó a sí misma a principios de los 80, con pantalones de campana y plataformas. Buscó, sin medida, la canción –en 24 horas superó el millón de reproducciones en Youtube–; y la devolvió, tres décadas más tarde, al número uno.
“Yo estaba con mi padre viendo los Goya. Dijo que se iba a dormir”, cuenta Enri Salazar, hijo de José, miembro de Los Chunguitos. “Entonces, vi que Rosalía estaba cantando Me quedo contigo. Lo llamé y vino. ¡Fue una sorpresa! Que alguien tan joven se acuerde de ellos...”, explica a EL ESPAÑOL. De pronto, de un día para otro, la realidad del grupo ha cambiado. “Desde el lunes, no han parado de recibir llamadas y hacer entrevistas”. José Luis, su representante, no tenía tanto volumen de peticiones desde hace años; y ellos, en fin, a su edad, no se lo esperaban.
ÉXITO DE ‘ME QUEDO CONTIGO’ Y MUERTE DE ENRIQUE
Ha pasado mucho tiempo –aunque nunca demasiado– desde que Enrique cantara aquella canción delante de Carmen Maura; y más aún desde que sus padres, familiares directos del cantaor Porrina de Badajoz, abandonaran Extremadura para asentarse con su familia en una chabola de Vallecas. “Fue muy duro. Eran nueve hermanos, todos seguidos… Imagínate”, recuerda Encarni Salazar, sobrina de Los Chunguitos y miembro de Alazán, en conversación con EL ESPAÑOL. “Pasaron mucha hambre, pero se buscaron la vida. Cantaban en la calle (ellos y sus hermanas, las Azúcar Moreno), pasaban el platillo y lograban llevar algo a casa”, prosigue Enri.
Hasta que un día, sin esperarlo, les cambió la vida. Juan, José y Enrique acudieron al estudio de la productora EMI para grabar las bases de Los Romeros de la Puebla. Hicieron lo que les pedían y, en el descanso, se ‘arrancaron’ con Me sabe a humo. Ramón Arcusa, del Dúo Dinámico, los escuchó. “¿Y esta canción?”, preguntó. “La acabamos de sacar”, contestaron los tres. “Pues bien, la próxima semana estáis tocando”, les anunció. Era el año 1974, el comienzo de su carrera.
En 1977, sacaron su primer disco titulado Los Chunguitos, con la aclamada Me sabe a humo y Dame veneno entre sus hits. Después, llegarían Vive Gitano y Limosna de amor. Y, en su cuarto disco, Pa ti pa tu primo, incluyeron Me quedo contigo. “Enrique llegó un día con unos versos al estudio y Ramos Prada la compuso con él. La tocaron y dijeron: ‘Va a ser un temazo’. Tenían razón. Eso sí, ese Me quedo contigo no iba dirigido a nadie, como muchos piensan”, cuenta tiempo después su sobrino. Fue todo un éxito. El trío pacense estaba en su mejor momento: consiguieron varios discos de platino (50.000) y no habían cumplido ni los 30. Pero, entonces, recibieron el peor golpe que la vida les podía ofrecer.
Enrique, el cantante, el compositor, el duende, el de la voz prodigiosa (“tenía un timbre único”), avisó: “No estoy bien”. Fue al médico con un bulto en el cuello. “Le dijeron que no era nada y lo celebramos”, recuerda su sobrino a este diario. Pero no era verdad. “Iba a los conciertos y se encontraba mal. No estaba en condiciones”. Y regresó al hospital. “Salió el médico y les dijo que era malo”. En un mes, se fue; murió de cáncer. “Estaban arrasando y, de repente, les llega esto y todo se les cae encima”, cuenta Enri, que heredó el nombre de su tío.
José y Juan, derrumbados, ese mismo día, tuvieron que salir al escenario. “Tocaron en Parla, lloraron allí arriba, la familia estaba destrozada…”, cuenta su sobrino. “Yo me quedé sin hablar durante seis meses –recuerda Encarni Salazar–. Me enseñaban su foto, me preguntaban quién era y yo no era capaz de decir su nombre. ¡Es que le tenía mucho cariño! Dormía siempre con él y era mi favorito. Cada vez que iba de concierto, me traía una muñeca”, rememora para este periódico, años después.
“Estuvieron a punto de dejarlo todo”, apostilla Enri. Pero siguieron. Incorporaron a Manuel, su primo, como voz, y después siguieron en dúo José y Juan. Tenían firmado un contrato con la discográfica y “estaban arrasando”. Se les fue Enrique a sus 24 años, pero Me quedo contigo no paró (ha parado) de latir; y ellos no han dejado de honrar su memoria. Él, junto a sus hermanos, es parte de la historia la canción “aflamencada”, como la denomina José Luis de Carlos, productor de Rocío Jurado, la Pantoja, Tomasito y las Azúcar Moreno.
ROMPEN LA BARRERA DEL FLAMENCO
Los Chunguitos, junto a Los Chichos o Los Chorbos, nacieron para acabar con la clandestinidad a la que estaba sometido el flamenco y todas sus ramificaciones entre los 70 y los 80. “Todo empezó con las Grecas”, recuerda el propio José Luis de Carlos a EL ESPAÑOL. “Pero, entonces, era muy complicado: era algo casi marginal, en la radio apenas se escuchaba… y ellos, con esa forma de hacer canciones, consiguieron que la música se fuera imponiendo por su propia entidad”, prosigue.
Camarón, Paco de Lucía o Enrique Morente hicieron del flamenco algo universal; y los Chunguitos, sus hermanas las Azúcar Moreno, los Chichos o Ketama convirtieron en comercial la “canción aflamencada”. Y lo consiguieron, además, en una época particularmente complicada. “Hubo mucha gente que cayó en las drogas en aquellos años. No sabían lo que era, no tenían información y, claro…”, lamenta Diego Carrasco, cantaor flamenco. “Tina, por ejemplo, de Las Grecas, acabó fatal por eso (...) O el propio Camarón”, sentencia José Luis.
Sin embargo, los Chunguitos, una vez superado el palo de perder a Enrique, se rehicieron. En total, hasta 2006 –primero con Manuel y después con José como voz– grabaron un total de 25 discos. Y, después, cambiaron de nombre a Hermanos Salazar. “No han dejado de llamarlos de todas partes. Al final, la gente se conoce sus canciones”, cuenta Encarni Salazar, que antes de formar Alazán se subía a los escenarios con sus tíos.
Pero no sólo han vivido de la música. Estos últimos años, han sido concursantes de Gran Hermano, invitados y colaboradores de Tu cara me suena, y anfitriones en Los Gypsey Kings. Y, cuando se lo han pedido, han ayudado a sus hermanas, las Azúcar Moreno, a las Alazán o, en última instancia, al hijo de José, Enri, que sacará disco el próximo verano.
Siempre, anclados en su barrio, en Vallecas. "No hay quien los saque de allí". Los Chungitos gozan de fama, pero no de maneras. “Son muy normales, Juan viene a comprar fruta, como cualquiera, cuenta chistes”, comentan los vecinos a EL ESPAÑOL. Son, en definitiva, menos ‘chungos’ –como los denominó su padre– de lo que aparentan. A sus 60 años, sólo les pierden tres cosas: el fútbol (uno es del Madrid y el otro del Barcelona), la paella que les hace Encarni cuando quedan los fines de semana y la música. Aunque, ahora, también les pierde Rosalía, con la que esperan compartir, en su próxima gira (van a sacar un disco, aunque aún se desconoce la fecha), esa Me quedo contigo que, 37 años después, ha recuperado para la memoria a la leyenda Enrique Salazar.
"Sólo muere lo que se olvida", recitaba Fito. O lo que se deja de cantar. "¡Pues -como instó Carmen Maura- adelante!"...
"Si me das a elegir / Entre tú y ese cielo / Donde libre es el vuelo / Para ir a otros nidos / ¡Ay, amor!, me quedo contigo".