El ciclismo se ha convertido con el paso de los años en un popular deporte, ideal para disfrutar de una fantástica ruta a elección de cada uno y, además, hacer deporte. Para algunos el ciclismo es una mera forma de evadirse y no va más allá de perderse en el horizonte, pero para otros es un auténtico viaje, en el que los colores y olores de la ruta serán los protagonistas. A lo largo del mundo se encuentran diferentes zonas y paisajes dignos y apropiados para que los amantes del ciclismo los recorran:
La Carretera Austral, en Chile: esta carretera se extiende por 1.200 kilómetros desde Puerto Montt, en el centro del país, hasta el norte de la Patagonia, y ha sido considerada como una de las más bonitas del mundo. Es popular por la gran variedad de paisajes, que van desde los parques nacionales hasta aguas termales y grandes extensiones de bosque.
Un tramo de esta carretera une un glaciar con el fiordo del río Baker, un auténtico espectáculo para la vista. Además, también pasa por Trevelin, un pequeño poblado galés en el corazón de la Patagonia argentina. También se pueden hacer diferentes recorridos por la Patagonia, tanto la parte chilena como la argentina. Algunos de los lugares más emblemáticos son el monte Fitz-Roy, Punta Arenas, el estrecho de Magallanes o los bosques fueguinos.
El tour de África: una de las rutas ciclistas más largas y fascinantes del mundo se encuentra en el continente africano. Comienza en El Cairo, junto a las pirámides de Guiza,y termina en Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. Con una extensión de unos 12.000 kilómetros, cruza el continente de norte a sur, y para completarse se requieren alrededor de cuatro meses.
Egipto.
Pacific Coast Highway, en Estados Unidos: recorrido que transcurre toda la costa oeste del país, desde Seattle a San Francisco. Es una ruta de gran dureza por sus fuertes desniveles y los largos tramos por asfalto, pero esto es compensado por los fascinantes paisajes que ofrece.
También en Estados Unidos se encuentra Great Allegheny Passage, en Pensilvania: se trata de una ruta de 539 kilómetros que conecta Pittsburgh con Washington DC. Es una de las rutas con más historia, ya que este camino fue construido sobre la huella de los ferrocarriles Western Maryland, Pittsburgh y Lake Erie, por donde pasaron los ejércitos franceses que quisieron conquistar la frontera, los colonos ingleses que llegaron para deshacerse de ellos y también los pasos de George Washington.
Rutas por Europa.
Ruta subterránea para bicicletas, en Eslovenia: esta senda de cinco kilómetros de longitud está completamente bajo tierra y, concretamente, bajo el monte Peca, a 52 kilómetros de la capital eslovena, Liubliana. Este tramo subterráneo se debe a la enorme mina de plomo que había en la montaña, con un total de 800 kilómetros de túneles que la recorren. La ruta para ciclistas solamente cubre cinco de sus kilómetros y comienza en el museo de minería de Mežica. Cabe recordar que esta ruta no es apta para claustrofóbicos.
Ruta para bicicletas del Danubio, a lo largo de Alemania, Austria, Eslovaquia y Hungría: con comienzo en Alemania, esta ruta ofrece unos 3.000 kilómetros para disfrutar del transcurso del río Danubio. Se presenta como una de las más bonitas de Europa. Las primeras partes del recorrido, entre Passau en Alemania y Viena, la capital de Austria, son las más conocidas.
También en Europa, en Reino Unido existe la Cycle the Wight, Isla de Wight. Se trata de una ruta circular que comienza en Cowes y recorre toda la isla, pasando por pintorescos pueblos y puntos de la costa muy dramáticos. Cada mes de septiembre se celebra un festival de ciclismo en la Isla.
Chile.
Shimanami Kaido, en Japón: se dice que es la mejor ruta del país nipón, ya que discurre por un conjunto de islas conectadas a través de puentes colgantes, que crean el llamado mar interior de Seto, en el suroeste de la isla de Honshu, la más grande de Japón y en la que se encuentran las grandes ciudades de Tokio y Osaka.
Finalmente, aunque hay muchas más rutas ciclistas sorprendentes en el mundo, se encuentra Munda Biddi, en Australia: discurre durante mil kilómetros a lo largo de la costa suroeste de Australia, entre Albany y Perth. Se trata de una ruta dura por sus sendas rodeadas de bosques, entre un paisaje completamente salvaje.
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