Hace dos siglos, un grupo de británicos de viaje por el Cáucaso quedó prendado de la majestuosa apariencia de una planta enorme, de bonitas flores blancas, que los campesinos de la zona utilizaban como forraje para su ganado, por lo que decidieron traerla hasta Europa.
El primer lugar en el que se tiene constancia de su cultivo es el Real Jardín Botánico de Kew, en Reino Unido, donde en 1817 recibieron las semillas directamente desde los jardines Gorenki de Rusia. Sin embargo, pronto comenzó a extenderse por otros jardines del resto de Europa, provocando las delicias de quienes observaban admirados la bella apariencia de la planta. Lo que no sabían es que lo que en un principio parecía una simple especie ornamental pronto se convertiría en un gran quebradero de cabeza que ha llegado hasta nuestros días.
Aquella bonita planta era el perejil gigante (Heracleum mantegazzianum), un miembro de la familia de las apiáceas caracterizado por su gran tamaño que alcanza entre los dos y los cuatro metros de altura, sus hojas grandes y palmeadas, y el enorme cúmulo de flores blancas que se encuentra coronando sus tallos.
Aunque es indiscutible que su llamativo aspecto podría convertirla en una perfecta planta ornamental, esconde un oscuro secreto que le confiere un gran peligro para quiénes la tocan más de la cuenta. Se trata de su savia que, si entra en contacto con la piel humana, puede producir urticaria y, lo que es peor, una gran fotosensibilidad. Esto se debe a que posee sustancias que anulan la capacidad de la piel de protegerse de los rayos ultravioleta solares, por lo que el más mínimo contacto con estos produce grandes quemaduras.
En los casos más graves, pueden llegar a requerir que el afectado se someta a un injerto de piel. Además, si penetra en los ojos, puede causar ceguera, temporal o permanente. Esta savia fluye por el interior de toda la planta, por lo que cualquier pequeño arañazo puede liberarla peligrosamente.
Una gran capacidad invasora
De la gran inflorescencia que corona la planta pueden aparecer entre 1.500 y 100.000 semillas, por lo que posee una gran capacidad para reproducirse, desplazando a otras plantas autóctonas. Esto ha llevado a que ya se la considere como planta invasora en Estados Unidos, Alemania, Bélgica, Francia, Noruega, Estonia, Bélgica, Irlanda y España.
En nuestro país también forma parte del Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, que entró en vigor el 4 de agosto de 2013. Recientemente, la planta ha vuelto a ser noticia por su aparición en el Estado de Virginia, en Estados Unidos, dónde hasta ahora no se había observado ningún caso. El incidente más reciente lo ha sufrido un adolescente, Alex Childress, que padece quemaduras de tercer grado en rostro y cuerpo después de manipular la planta mientras trabajaba en su jardín.
Por todo esto, resulta de gran importancia informar a la población sobre cómo deben reconocerla, eliminarla y actuar en caso de accidente. En un principio se puede confundir con otras especies, como Heracleum sosnowskyi y Angelica archangelica, pero éstas tienen un tamaño mucho más reducido. Además, el perejil gigante posee tallos huecos, con manchas moradas y pelillos blancos, y semillas secas, elípiticas, aplanadas y mucho más numerosas que las de otras especies.
Sus flores también son distintas. En primer lugar porque las inflorescencias pueden tener hasta 50 pequeños tallos, frente a los 10 o 15 que suelen tener otras especies, y la forma del cúmulo floral es de paraguas, al contrario que en otras plantas, que lo tienen totalmente plano.
Según la Real Sociedad de Horticultura británica, para eliminarla basta con cortarla o tirar de ella cuando el suelo esté húmedo, con mucho cuidado de que la savia del no salpique. Florece en verano y crece durante dos años, tras los cuales libera sus semillas y muere. Por eso, es importante eliminarla antes de que las semillas lleguen a formarse, pero después de que se generen las flores, ya que es la etapa en la que peor podría sobrevivir al corte.
En caso de contacto con la savia, es importante lavar la zona afectada con agua y jabón y acudir en busca de ayuda médica, evitando el más mínimo contacto de la piel con la luz solar.
Comida de nativos
Mientras que los humanos podemos salir gravemente afectados tras el contacto con estas plantas, algunos animales de granja, como los cerdos y las vacas son inmunes a su efecto, de ahí que antiguamente fueran usadas como alimento.
Sin embargo, algunas tribus del norte de América ingerían tradicionalmente sus tallos tiernos. Eso sí, previamente pelados y hervidos. Para el resto del mundo, no deja de ser una invasión de tal magnitud que incluso la banda británica de rock progresivo Genesis le dedicó en 1971 un tema, llamado The Return of the Giant Hogweed. Un verdadero honor que hace a esta planta si cabe aún más especial.
Noticias relacionadas
- Cotorra: el insoportable demonio verde que se extiende sin control por Madrid
- El botánico asturiano al que aclama la BBC pero que no tendría empleo en España
- Estos son los diez animales acuáticos más peligrosos para el hombre en España
- Así es la velutina, la 'avispa asesina' que ha matado a un hombre en Lugo
- La mujer que adoptó a un 'bebé' mapache y casi causa una epidemia de rabia
- Alerta por la cocaína en los ríos: las anguilas se están volviendo hiperactivas
- Si bebes alcohol atraerás a más mosquitos: 5 trucos para evitar las picaduras
- ¿Culebra o víbora? ¿Milpiés o escolopendra? Aprende a distinguir los animales peligrosos
- Estos son los ocho animales más peligrosos para el hombre que viven en España