El secreto de los suecos centenarios está en su sangre: la ciencia descubre por qué viven mucho más
Un estudio ha analizado los biomarcadores sanguíneos de 1.224 centenarios suecos para comprobar cómo han conseguido llegar hasta esta edad.
18 octubre, 2023 03:31Cumplir 100 años está dejando de ser noticia. O si lo es, no suele generar tanta expectación como a principios de este siglo. Desde entonces la prevalencia de centenarios no ha dejado de crecer. En Estados Unidos, por ejemplo, ha pasado del 0,014% en el año 2000 al 0,025% dos décadas después, según los datos de la División de Población de las Naciones Unidas, que estimó que en 2021 vivían más de 621.000 personas de al menos 100 años en el mundo. Pero, ¿qué diferencia a estas personas de aquellas que no superan dicha edad?
El problema para resolver esta cuestión es que las investigaciones sobre centenarios realizadas hasta la fecha eran con grupos pequeños de población; excluyendo incluso a los que se encontraban en residencias. Sin embargo, ahora un nuevo estudio ha realizado un seguimiento a 44.000 suecos, entre los que había un total de 1.224 centenarios; es decir, el 2,7% de la población de estudio vivió hasta los 100 años.
Para comprobar qué diferencia a estos individuos, los autores del trabajo, que se ha publicado en la revista GeroScience, analizaron doce biomarcadores sanguíneos que estaban relacionados con la inflamación, el metabolismo, la función hepática y renal, así como la posible desnutrición y anemia. Todos ellos se han vinculado con el envejecimiento en estudios anteriores.
Bajo nivel de glucosa
Los resultados del estudio han revelado que las personas que llegan a los 100 años suelen tener unos niveles más bajos de glucosa, creatinina y ácido úrico a partir de los 60. Aun así, los valores medios para la mayoría de los biomarcadores no variaron de manera significativa entre los centenarios y los no centenarios. Por ejemplo, muy pocos centenarios presentaron un nivel de glucosa superior a 6,5% (señal de diabetes) o un nivel de creatinina superior a 125, que es cuando se considera alto.
Al estudiar los biomarcadores que estaban relacionados con la probabilidad de llegar a los 100 años, sólo dos de los 12 biomarcadores analizados mostraban una conexión con la probabilidad de cumplir 100 años: la alanina aminotransferasa y la albúmina. Por su parte, aquellas personas que se encontraban en el grupo más bajo de hierro y colesterol tenían menos probabilidades de llegar a los 100 años, en comparación con los que tenían niveles más altos. No obstante, las personas con niveles más altos de glucosa, creatinina, ácido úrico también disminuían la probabilidad de convertirse en centenarios.
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La diferencia absoluta fue de 2,5 puntos en el caso del ácido úrico. Esto significa que los individuos con los niveles más bajos de ácido úrico tenían un 4% de probabilidades de cumplir 100 años, mientras que en el grupo con los niveles más altos de ácido úrico sólo el 1,5% llegaba a los 100 años. Con una variación entre los resultados "bastante pequeña", los investigadores sugieren que existe un posible vínculo entre la salud metabólica, la nutrición y una longevidad excepcional.
El trabajo, eso sí, no permite sacar conclusiones acerca de qué estilos de vida o genes son responsables de los resultados que ofrecen los biomarcadores. "Sin embargo, es probable que factores como la nutrición o la ingesta de alcohol desempeñen un papel clave", asegura la epidemióloga y una de los autores del citado estudio, Karin Modig, en este artículo publicado en The Conversation. "Llevar un control de los valores renales y hepáticos, así como de la glucosa y el ácido úrico a medida que se envejece, probablemente no sea una mala idea".
Un 84,6% eran mujeres
Los datos de los participantes pertenecen a la cohorte AMORIS, que se basa en la información sobre biomarcadores sanguíneos de la población sueca medidos durante 35 años. De 1.224 centenarios que participaron en el citado estudio, el 84,6% eran mujeres. Se trata de un porcentaje que no es de extrañar si se tiene en cuenta que los hombres viven, de media, menos que las mujeres. En España, por ejemplo, hay una diferencia de hasta seis años entre ambos géneros.
Según un estudio publicado en la prestigiosa revista Science el pasado año, uno de los factores que explica esta diferencia se encuentra en la formación del ADN. Ya se había observado que los hombres que sufren la pérdida del cromosoma sexual masculino (Y) en la vejez provoca la cicatrización del músculo cardíaco y puede conducir a una insuficiencia cardíaca mortal. Esta fue, de hecho, la causa de morbilidad más frecuente tanto en los centenarios suecos como en aquellos que no superaron los 100 años (una prevalencia del 2,6% frente al 8,7%).
Debido a esta pérdida del cromosoma Y, los hombres también son más propensos a morir a una edad más temprana y a sufrir enfermedades asociadas a la edad, como el alzhéimer, aunque hasta ahora se desconocía cuál era la causa.
La investigación liderada por Kenneth Walsh, investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia (Estados Unidos), ha sido la primera que demuestra que esta pérdida tiene efectos nocivos en la salud de los hombres. Para hacer la investigación, Walsh y su equipo usaron la técnica de edición genética CRISPR y desarrollaron un modelo especial de ratón para estudiar los efectos de la pérdida del cromosoma Y en la sangre en ratones.
Descubrieron que esta pérdida aceleraba las enfermedades relacionadas con la edad, hacía que los ratones fueran más propensos a sufrir cicatrices en el corazón y provocaba una muerte más temprana. Estos hallazgos sugieren que, si se combatieran los efectos de la pérdida del cromosoma Y, se podría ayudar a los hombres a vivir más tiempo y con más salud.