Ni café ni cacao: el contundente desayuno extremeño con el que cogía fuerzas la reina Letizia cuando era periodista
- Un desayuno fuerte para aguantar largas jornadas de trabajo.
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Desde que la reina Letizia se convirtió en Princesa de Asturias se ha hablado mucho de su interés por la nutrición y su preocupación por llevar una alimentación saludable. La reina no solo se encarga de que en palacio se sirvan menús equilibrados, sino que también busca que los menús de los colegios de sus hijas lo sean.
Pero antes de ser parte de la Familia Real, su trabajo de periodista de informativos la obligaba a cumplir unos horarios que no le permitían seguir una rutina de comidas al uso, pues debía comer a horas intempestivas y aguantar jornadas maratonianas de trabajo antes de poder comer de nuevo. Así lo explicaba hace años en una entrevista rescatada de hemeroteca por la cuenta de Instagram @carmenacevedo67coach en la que les hablaba al periodista Máximo Pradera y al escritor Fernando Schwartz sobre algunos desayunos de aquella etapa de su vida.
En su etapa como periodista, la reina Letizia debía desayunar de dos y media a tres y media de la madrugada y hasta las cuatro y media o cinco de la tarde no se podía volver a comer, por lo que, según explicaba a los presentadores, desayunando platos como una "merlucita en salsa o un caldillo extremeño", luego se trabajaba bien.
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¿Qué es el caldillo extremeño?
Que el nombre no lleve a engaño, el caldillo extremeño ni es una sopa ni un líquido. Es un manjar típico de la cocina extremeña y casi desconocido en el resto de España que también se conoce como cachuela o pringue de hígado y es una especie de paté muy nutritivo que se come untándolo en tostadas de pan de pueblo. Sin duda, un desayuno contundente que permite coger fuerzas para una larguísima jornada de trabajo.
Una porción de 30 g de caldillo extremeño aporta unas 110 kcal, una cantidad moderada de proteínas (unos 5 g) y, aproximadamente, 9 gramos de grasas. Una rebanada de pan de pueblo con caldillo extremeño puede ser una buena opción de desayuno si después de la ingesta no se podrá comer de nuevo hasta pasadas varias horas.
- La manteca y el hígado del caldillo extremeño aportan grasas que el cuerpo metaboliza lentamente, lo que prolonga la sensación de saciedad. Aun así, debe consumirse una ración moderada para evitar la sensación de pesadez.
- El hígado también es rico en proteínas de alta calidad que son necesarias para el mantenimiento de la masa muscular.
- Es un desayuno que aporta hierro y vitaminas A y B12, nutrientes que ayudan en la producción de energía y la oxigenación de los tejidos, lo que puede ser beneficioso para enfrentar un día largo sin comer.
- El pan de pueblo, que suele ser integral o semintegral, aporta carbohidratos complejos que proporcionan energía de liberación sostenida.
Ingredientes para hacer caldillo extremeño
- Hígado de cerdo, 500 g
- Manteca de cerdo, 250 g
- Pimentón de La Vera, 1 cucharada (dulce, picante o mezcla de ambos)
- Ajos, 4 dientes
- Comino en polvo, 1 cucharadita
- Sal, al gusto
- Vinagre de vino, 2 cucharadas
Paso 1
Limpiamos bien el hígado de cerdo y lo cortamos en trozos pequeños. Pelamos los ajos y los aplastamos ligeramente.
Paso 2
En una sartén grande, derretimos la manteca de cerdo a fuego medio. Añadimos los ajos y los dejamos dorar para que la manteca coja sus aromas.
Paso 3
Agregamos los trozos de hígado a la sartén y los cocinamos hasta que estén bien hechos y tiernos, removiendo ocasionalmente.
Paso 4
Una vez cocido el hígado, lo retiramos del fuego y lo dejamos enfriar un poco. Luego, lo trituramos en una batidora o procesador de alimentos hasta obtener una pasta homogénea.
Paso 5
Añadimos el pimentón, el comino, la sal y el vinagre a la mezcla de hígado y volvemos a triturar para que todos los ingredientes se integren y obtengamos una textura homogénea.
Paso 6
Probamos y ajustamos el punto de sal y especias si es necesario. Dejamos que el caldillo se enfríe por completo y lo conservamos en un recipiente hermético. Se conserva durante unos días guardado en la nevera.