Equipo Crónica: el Arte Pop español no pasa de moda
Originales y revolucionarios, con sus obras cuestionaron el poder y revisitaron las obras más icónicas. Ahora la Galería Guillermo de Osma les dedica una atractiva exposición.
18 enero, 2024 01:45Aunque hay una prehistoria del Arte Pop, en la Gran Bretaña de finales de la década de 1940, fue en la de 1960 y en Estados Unidos cuando adquirió su dimensión y significado. En esencia, se trataba de llevar al arte elementos de la publicidad, los medios de comunicación o los bienes de consumo y los iconos culturales o políticos.
Se ha debatido mucho acerca de si las obras de los artistas británicos (Richard Hamilton, Paolozzi) o norteamericanos (Andy Warhol, Roy Lichtenstein) son una crítica o un elogio de estos asuntos (en mi opinión, lo segundo). Pero el caso español no ofrece dudas. La gloriosa década de 1960 supuso el despegue económico de nuestro país y cierta relajación en el control social, ambos fenómenos muy ligados a la entrada masiva de turistas. Pero la dictadura seguía instaurada y la cultura, globalmente, era de oposición al régimen.
El Arte Pop fue por tanto crítico, con la política, pero también con las vías de modernización del país. Y él mismo un ejemplo de modernidad. Surgió tras un periodo en que el arte español estuvo protagonizado por tendencias abstractas (informalistas o geométricas), que el franquismo apoyó, como prueba de libertad artística y sincronía con el arte internacional.
Utilizaron tintas planas e imágenes superpuestas de los medios de comunicación, el cine y el arte español
Recordemos los nombres de Antonio Saura, Antoni Tàpies, Manolo Millares, Juana Francés o el grupo El Paso. Si nos ponemos delante de sus cuadros, podremos ver al trasluz la escasez, la rigidez y el miedo que impregnaba la sociedad en que surgieron. Oscuridad, seriedad, dificultad de interpretación, que van a contrastar mucho con el colorido, el humor y la figuración, rasgos todos ellos del nuevo Arte Pop.
Y como prueba, recuérdense, por ejemplo, las obras de Eduardo Arroyo, Rafael Canogar, Alfredo Alcaín, Eugènia Balcells, Eulàlia Grau y Darío Villalba. También y destacadamente, las del Equipo Crónica.
Es interesante contar el origen del grupo para entender mejor sus propósitos y peculiaridades. El surgimiento del Equipo Crónica está ligado al proyecto militante de crear un arte popular. Un arte que reflejara de forma accesible las preocupaciones de los trabajadores, de la gente común, y tuviera un marcado tono de crítica social.
Este fue el origen de Estampa Popular, creada en Madrid en 1959 por un grupo de artistas liderados por José Ortega. Poco después, en 1963, surgiría Estampa Popular de Valencia, con artistas como Rafael Solbes, José María Gorris y Tomàs Llorens. Pero los debates introducidos por Llorens y Valeriano Bozal, ambos historiadores del arte y muy comprometidos políticamente, pronto les llevaron a la conclusión de que, como recuerda Llorens, la poética de Estampa Popular “quedaba lejos de lo que un realismo militante y eficaz requería para la España de su tiempo”.
[Alex Katz, pintura más allá de la forma]
Se hacía necesaria una radical renovación del lenguaje artístico. De ahí surge en 1964 Equipo Crónica. Sus tres miembros iniciales, Rafael Solbes, Manolo Valdés y Juan Antonio Toledo, aún firmaron con su propio nombre en la primera exposición del grupo (no volverían a hacerlo). Por otro lado, Toledo se apartaría del grupo al año siguiente. Solbes y Valdés continuaron trabajando en equipo hasta la muerte del primero, en 1981. El grupo quedó disuelto y Manolo Valdés continuó luego su carrera artística en solitario.
Desde el primer momento, el Equipo Crónica utilizará tintas planas e imágenes superpuestas, ya sean procedentes de los medios de comunicación, el cine y, destacadamente, el arte español. Tanto de los grandes maestros antiguos como de contemporáneos como Picasso. Mediante la descontextualización, la parodia y la reinterpretación de iconos y figuras tutelares de nuestra historia, mezclando tiempos y estilos, meditan sobre la relación entre el poder y la práctica artística.
En su producción se cuenta obra gráfica, lienzos de gran formato y esculturas. Estas últimas encarnan a la perfección la poética del grupo: sus cuerpecitos de muñeco de feria cuestionan el poder de los personajes ilustres que encarnan, ya sea La familia de Carlos IV, de Goya, o unas Meninas vestidas por Mondrian.
Al igual que sucede con Eduardo Arroyo, la crítica sobre el papel del arte ocupa un lugar destacado. Pintores en el andamio (1974) es uno de los muchos ejemplos posibles.
[Warhol o el error en la cadena de montaje]
He citado estas piezas porque se cuentan entre las que integran la exposición de la galería Guillermo de Osma, que constituye un recorrido, breve e intenso, de la trayectoria del grupo. Desde obras de la primera etapa, como La casa de Pilatos o baile de debutantes, de 1966, a Retrato alegórico de la señorita vanguardia, de 1980-1981, ambas muy representativas.
Se da la circunstancia de que en el mes de abril se inaugurará en la Fundación Suñol de Barcelona una muestra titulada Equipo Crónica: la historia del arte como pretexto. Si repasamos la lista de sus exposiciones comprobaremos que Equipo Crónica es uno de esos raros casos de artistas que nunca pasan de moda. Ellos, que fueron tan críticos con la moda...