Agustín Ibarrola: 'Sin título', 1977-1979, en la galería José  de la Mano, de Madrid

Agustín Ibarrola: 'Sin título', 1977-1979, en la galería José de la Mano, de Madrid

Arte

El cartel censurado de los Sanfermines y otras obras de Ibarrola, el pintor que se enfrentó a Franco y a ETA

Dos exposiciones en Madrid dedicadas al artista recuperan una figura clave en el difícil desarrollo de las vanguardias artísticas en nuestro país.

20 mayo, 2024 02:53

Coinciden en Madrid dos exposiciones dedicadas a Agustín Ibarrola (Bilbao, 1930), lo que representa una magnífica ocasión para recordar al artista, fallecido en noviembre del año pasado. Ibarrola fue una figura clave en el difícil desarrollo de las vanguardias artísticas en nuestro país. Y, tanto o más importante, también un caso ejemplar de coherencia política y valentía cívica.

El grito de Ibarrola. Compromiso, lucha y libertad

Galería José de la Mano. Madrid. Comisario: Jesús Alcalde. Hasta el 27 de julio De 2.500 a 100.000 €

Ibarrola. El pintor en el bosque

Galería Lucía Mendoza. Madrid. Hasta finales de julio. De 2.000 a 25.000 €

No me gusta mezclar unas cosas con las otras, salvo que –como aquí– sea el propio sujeto el que las mezcle. Sí, porque quien fuera el artista radical era también el militante comunista y también el activista frente al terrorismo de ETA, poniendo siempre sus dotes creativas al servicio de estas causas.

En su currículo de luchador por la libertad, constan media docena de años de cárcel con la dictadura y el incendio de su casa por un comando de ultraderecha en 1975. Luego, su labor de denuncia ante los crímenes de ETA (fue fundador de ¡Basta ya! y del Foro de Ermua), le obligó a llevar escolta, aunque no evitó la destrucción de sus obras a causa de sendos ataques en 2000 y 2003.

[Agustín Ibarrola: un artista implicado en la libertad formal y la resistencia democrática]

En el otro lado está su temprana vocación artística, su formación en la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao, su primera exposición, con apenas 18. Ese mismo año, gracias a una beca, se pudo trasladar a Madrid, para continuar sus estudios en el taller de Vázquez Díaz. Pero el encuentro que trastornó sus ideas sobre el arte fue el de Jorge Oteiza en 1950. De él aprendió el análisis del espacio y el rigor de la geometría.

Se instaló en París en 1956 y entró en contacto con una serie de artistas con los que compartía intereses. Así, en 1957, junto José Duarte, Ángel Duarte y Juan Serrano, puso en marcha el Equipo 57. Su objetivo, en esencia, era buscar la manera de desarrollar un compromiso social desde la práctica artística de la abstracción geométrica.

Agustín Ibarrola: 'Sin título (L.0460)', en la galería Lucía Mendoza

Agustín Ibarrola: 'Sin título (L.0460)', en la galería Lucía Mendoza

En 1960, Oteiza y él impulsaron la llamada Escuela Vasca, con el objetivo de dar a conocer el arte vasco y buscar una conexión con las tendencias actuales; sus grupos locales (Gaur, Emen, Orain, Danok ) captaron a los artistas más importantes de esa generación.

Ibarrola, por entonces, había transitado del expresionismo inicial a una geometría esencial y finalmente había fundido ambas tendencias con un propósito humanista, que producía imágenes de enorme capacidad comunicativa.

El artista radical era también el militante comunista y también el activista frente al terrorismo de ETA

En 1982 realizó la que podemos considerar la primera obra importante de Land Art en nuestro país. Me refiero al conocido Bosque de Oma, en el que llevó a cabo una serie de intervenciones pintando sobre los troncos formas geométricas que se hacían coherentes solo desde ciertos puntos de vista.

Vandalizado más de una vez por los partidarios de ETA, Ibarrola trasladaría posteriormente sus intervenciones en la naturaleza a otros lugres de la península. Su trayectoria artística y política le hizo merecedor de la Medalla de Oro de las Bellas Artes y la Medalla al Mérito Constitucional.

[José Val del Omar, el artista pionero e inventor que fusionó la técnica con la mística]

La exposición en la galería Lucia Mendoza lleva por título El pintor en el bosque, aludiendo a esa mencionada conexión con la naturaleza. Las abstracciones informalistas de colores vibrantes de sus cuadros nos conducen a una sala realmente poderosa, en la que el acertado montaje combina los haces de palos pintados que reproducen los trampantojos de Oma con traviesas de ferrocarril de carácter casi antropomorfo.

Ibarrola descubrió la potencia de las traviesas, cuyas muescas y pernos les dotaban de una especie de torturada biografía y las convirtió en el material por excelencia de su obra escultórica.

Boceto para el cartel de la Feria del Toro de Pamplona de los Sanfermines de 1974

Boceto para el cartel de la Feria del Toro de Pamplona de los Sanfermines de 1974

La exposición en la galería José de la Mano está dedicada exclusivamente a su faceta de artista comprometido. Cuadros de grandes dimensiones en los que aparecen obreros crucificados, empuñando aún la herramienta, o grupos de manifestantes tras una ikurriña, que cruzan un lejano paso elevado. Destaca la concisión y la capacidad expresiva de sus figuras.

Estos cuadros son obras poco o nada conocidas, que la galería ha reunido laboriosamente. Hay incluso un lienzo que corresponde al encargo de un cartel para los Sanfermines, en el que una cabeza de toro picassiano se combina con la imagen esquemática de unos manifestantes.

Dos temas, toros y la libertad de expresión, que siguen siendo candentes. En aquel momento el cartel no gustó y le fue devuelto al autor.