'Agony in the Garden', 2021-2023, cortesía de la artista © Lúa Ribeira

'Agony in the Garden', 2021-2023, cortesía de la artista © Lúa Ribeira

Arte

Precariedad, pasamontañas y 'drill': Lúa Ribeira y el reflejo de una juventud en crisis permanente

La fotógrafa, miembro de la agencia Magnum, retrata en la exposición 'Agony in The Garden' un nueva ola cultural nacida después de la pandemia. 

7 septiembre, 2024 01:51

Descampados, chatarra, chavales con pasamontañas y chándales de marca. Los protagonistas de la exposición Agony in The Garden de Lúa Ribeira (Galicia, 1986) se mueven al ritmo del drill, ese subgénero urbano, hermano pequeño del trap, que revolucionó los suburbios de Chicago y Londres en la década de 2010 y empezó a calar en España a raíz de la pandemia. 

Un género "capaz de canalizar una realidad muy espontánea y verdadera", señala la fotógrafa a El Cultural, que se difunde prácticamente en nichos, en redes sociales, pero con el que, a través de letras descarnadas, agresivas, sedientas de venganza contra un sistema que les condena de por vida, los drilleros se han hecho un hueco en la industria musical a puñetazo limpio.

Morad, quien cumple condena en la cárcel por diversos delitos y cuyos conciertos doblan los refuerzos policiales, o su amigo Benny Jr, cronista de la vida en los barrios de inmigrantes y cuyo rostro jamás ha sido desvelado en público, figuran en las listas de los artistas más escuchados de España, convertidos en los máximos representantes de esta ola cultural.

'Agony in the Garden', 2021-2023, cortesía de la artista © Lúa Ribeira

'Agony in the Garden', 2021-2023, cortesía de la artista © Lúa Ribeira

"No tenía para entrar en las tienda / Dudo que ese mundo tú ya lo entienda / Me tenía que robar to'a las prenda / Ahora pago to' los meses Hacienda", canta uno. "Es un mundo oscuro, estoy intentando salir / Llevo como cuatro trabajos, el quinto día yo sin dormir /Yo, 30 kilos en un paquete por tu zona, voy a dividir", rapea el otro. Ambos demuestran que el drill no solo se canta, también se vive.

Entre 2021 y 2023, Ribeira se ha mimetizado en los paisajes urbanos y áridos de Villaverde, de las 200 viviendas de Roquetas de Mar o de Vallecas donde chicos y chicas han encontrado en estos sonidos y estética foráneos una forma de identidad propia a la que agarrarse en tiempos inciertos. 

Enganchada al trap americano, Ribeira trabaja en torno a la cultura juvenil y las formas en que las generaciones nacidas después de finales de los noventa se expresan a través de la música, la moda, los gestos, las imágenes. No busca retratarlos de una manera testimonial, sino mucho más visceral y teatral, con la intención de "transformar esa energía y atmósfera que percibo a través de la música en imágenes". 

'Agony in the Garden', 2021-2023, cortesía de la artista © Lúa Ribeira.

'Agony in the Garden', 2021-2023, cortesía de la artista © Lúa Ribeira.

El drill, como otros géneros urbanos, se basa fundamentalmente en esa contradicción entre la precariedad y la vida de lujo y fama. Fardar de billetes pero siendo fiel a tus orígenes humildes, a tu familia, a tu barrio. 

Ribeira profundiza en esa aparente superficialidad, a menudo vista como una pose, y explora su conexión con la actualidad. "El proyecto surge de querer analizar a las generaciones que han nacido en este contexto casi distópico, relacionado con la pandemia, con las crisis financieras, migratorias, medioambientales, con esa falta de confianza, de desidia". 

Muchos de los protagonistas de Agony in The Garden son de los barrios considerados como "estercoleros multiculturales" por partidos de extrema derecha. Barrios obreros con altos niveles de desempleo juvenil e inmigración a los que Ribeira fotografía bajo la influencia del neorrealismo italiano y el cine quinqui español, reflejando una sociedad marcada por los problemas socioeconómicos y culturales de un época concreta.

'Agony in the Garden', 2021-2023, cortesía de la artista © Lúa Ribeira

'Agony in the Garden', 2021-2023, cortesía de la artista © Lúa Ribeira

Aunque también busca crear algún tipo de universalidad en sus imágenes, y utiliza la iconografía religiosa, que da nombre a la muestra,— Agony in the Garden, traducido como el episodio del Nuevo Testamento “La Oración en el Huerto”— para desclanclarlas del presente. 

La exposición, que tras su paso por el Museo Lázaro Galdiano se podrá ver a partir de este 5 de septiembre en el Wonder Photo Shop de Fujifilm en Barcelona y también en la galería madrileña Ponce+Robles, invita a echar un vistazo a este nuevo movimiento cultural y a impregnarse de una energía generacional con la que, a pesar de la crudeza, es fácil empatizar. 

La fotografía de Ribeira, cuyos proyectos son "muy personales y surgen de un interés muy intuitivo", siempre se ha movido en los márgenes de la sociedad. "Es una mirada a la sociedad a la que pertenezco y a la necesidad que hay de generar esos márgenes. Busco romper un poco la barrera y esas separaciones tan marcadas que con las que nos manejamos socialmente", asegura.

'Agony in the Garden', 2021-2023, cortesía de la artista © Lúa Ribeira

'Agony in the Garden', 2021-2023, cortesía de la artista © Lúa Ribeira

En Los Afortunados (2019) siguió el viaje de unos chicos para cruzar la valla de Melilla desde Marruecos, en Aristócratas (2016) se adentró en una institución religiosa gallega que atiende a mujeres con discapacidades cognitivas y en La Jungla (2019) se aproximó al tema de la migración desde la frontera que separa México y EE.UU. 

Alejada del fotoperiodismo, la gallega, afincada en Reino Unido, se siente muy cómoda creando imágenes que parten de un posicionamiento muy político pero van tornando uno más poético. "Los esquemas de la foto documental relacionados con la tradición de ser observador, de no participar, yo me las cargo mucho. Para mí es importante estar en las fotos, que haya mucha presencia. Me involucro mucho en la creación de la imagen y hay un proceso hasta cierto punto colaborativo".

En 2018, Ribeira se convirtió en una de las tres únicas fotógrafas españolas en formar parte de la Agencia Magnum junto con Cristina de Middel (actual presidenta) y Cristina García Rodero. Para ella, estos seis años dentro de ese legendario grupo de fotógrafos "han sido años frenéticos produciendo trabajo", pero le han permitido "mantener una pie en una realidad más política y no irme hacia otro lugar más despegado de esto. La tradición de la agencia sigue estando en la parte más política", asegura.