En plan serie por Enric Albero

Una guía práctica de los Globos de Oro

15 diciembre, 2017 09:43

Instrucciones

  1. La política del blog prohíbe transformar las siguientes líneas en una protesta innecesaria, cuando no en una rabieta infantil, sobre no ya lo que pudo haber sido y no fue, sino sobre lo que debió haber sido la lista de candidaturas a los Globos de Oro y los cegatos miembros de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood no supieron ver. Aquí se escribirá sobre los que están. Creo que la otra opción, la de reivindicar a ‘los olvidados’, a veces tiene un punto de sabiondez, de superioridad intelectual, que me desagrada (es como decirles a los colegas residentes en California que son miopes, que no saben mirar). En fin, mi blog, mis reglas. Esta es mi baldosa.
  2. Si repasáis la lista de nominaciones y recuperáis el post que le dedicamos a los Emmy veréis que muchas series se repiten, así que en lugar de repasarlas (de volver a repasarlas) una a una, se comentarán aquellas que estén inéditas en este espacio y, sobre todo, trataremos de identificar (o de inventarnos, inventar mola) determinadas tendencias.
  3. La decisión anterior invita al caos estructural. Si alguna vez habéis estudiado guion u os han golpeado con un manual de Syd Field en la cabeza, sabréis que no hay mantra más repetido por un guionista (modelo USA) que el de ‘estructura, estructura, estructura’. Así que, en aras del orden, y para no trastornar vuestras mentes (la mía ya no tiene remedio), seguiremos la organización propuesta por los creadores de los Golden Globes y dentro de cada apartado se pondrá el acento en aquello que:

    1. Se entienda como relevante
    2. No repita cuestiones ya analizadas en entradas anteriores del blog.

[caption id="attachment_495" width="560"]

Claire Foy interpreta a una joven Isabel II en The Crown[/caption]

Mejor serie (drama)

De todas ellas os ha hablado En Plan Serie. De algunas de manera más extensa (Juego de Tronos y Stranger Things) y de otras de modo más sucinto (This Is Us, El cuento de la criada). Dejo fuera de esta enumeración The Crown, a la que también le dedicamos ya un par de párrafos con anterioridad, porque el pasado 8 de diciembre, Netflix estrenó la segunda temporada de la serie creada por Peter Morgan a partir de su obra de teatro The Audience. Tras ver el episodio inicial, solo queda rendirse ante una serie que parece soñada por un mayordomo británico: el orden en la composición, la rectitud en las actuaciones, los diálogos brillantes como una cubertería de plata recién limpiada… La conversación entre Lord y Lady Mountbatten en mitad de una escalinata, con el ministro de asuntos exteriores entre ambos, es un orgasmo para los amantes del doble sentido. Véanla y me entenderán.

Mejor serie (comedia)

No merece la pena volver sobre productos mediocres como Black-Ish o sobre maravillas como Master of None -bueno, sobre esta sí, aunque solo sea para recordar uno de los grandes momentos televisivos de la temporada: el plano secuencia (sencillo, integrado en la narración, alejado de cualquier pomposidad autoral) que cierra el quinto episodio -Dev en el asiento trasero de un taxi, recuerdan ¿verdad?- y describe mejor la soledad del personaje que dos toneladas de diálogos.

Centrémonos en las otras tres. Will & Grace (David Kohan & Max Mutchnik, 1998-?), cuyo último capítulo se emitió el 8 de mayo de 2006, ha vuelto. 11 años después (ése es el título del primer episodio del relanzamiento) ni los personajes ni la realización han evolucionado, el show sigue fiel a sus viejos esquemas -en el fondo es como regresar a casa y comprobar que todo sigue como lo dejaste- pero se actualiza. Y de qué manera. Los actores rodaron un spot para apoyar a Hillary Clinton y en su vuelta a la NBC no podían obviar ni ese hecho, ni sus consecuencias: la derrota de la candidata demócrata y la elección de Trump. Así que a la chispa de los diálogos y a la química actoral hay que sumarle una dosis de ácida y descarada crítica política. Un baño de vitriolo totalmente justificado en una serie abiertamente queer, que aboga por relaciones adultas que van más allá de ‘formar una familia (tradicional)’ y que no tiene miedo de combatir la ideología regresiva que pretende imponer un señor con el pelo naranja (no estoy en contra del pelo naranja, combina bien con el azul).

De The Marvelous Mr. Maisel (Amy Sherman-Palladino & Daniel Palladino, 2017-?) solo he visto el piloto. Y tiene mucha miga. Miriam Maisel (Rachel Brosnahan) ve como su querido esposo, un ejecutivo que quiere triunfar como cómico, aunque no tiene talento, la abandona. Detalles: estamos en 1958. Ella es judía. Muy judía. Y tiene dos hijos. Y es una monologuista del copón, aunque no lo sabe. A pesar de que algunas situaciones se alargan demasiado, la brillantez de los diálogos, el ritmo propio de una comedia musical (sin números de baile… también era una película de aventuras musical sin números de baile Los tres mosqueteros de Stanley Donen) y Brosnahan la hacen volar. Y sale Lenny Bruce (bueno, sale un actor haciendo de Lenny Bruce, ya me entienden).

Y para el final dejamos SMILF. SMILF es brutal. SMILF es directa. SMILF crece en cada capítulo. SMILF es tan buena que está en los Globos de Oro sin haber terminado (quiero pensar que es eso y no que Showtime ha utilizado malas artes). SMILF es Frankie Shaw, desarrollando una idea ya presente en un trabajo anterior, hablando de lo que es ser madre soltera sin un puto duro y formando parte de una familia disfuncional. SMILF es una camiseta vieja de los Denver Nuggets. SMILF es una hostia en la boca de los acosadores y un gapo en el ojo de los que actúan con paternalismo. SMILF es brillante: la secuencia del puñetazo en el episodio 3 rezuma talento; talento para medir el tono, talento para saber cuándo hay que cambiar el plano, talento para golpearnos como espectadores. SMILF es un MUST.

[caption id="attachment_496" width="560"]

Frankie Shaw protagoniza la rompedora SMILF[/caption]

Mejor miniserie o película para televisión

La única novedad indocumentada en el blog la constituye The Sinner (Derek Simonds, 2017). De Big Little Lies, que recientemente anunció segunda temporada con Andrea Arnold (American Honey) en la dirección, Fargo, Feud: Betty vs. Joan y Top of The Lake, nada más que añadir a lo expresado en fechas precedentes. Bueno sí, que adoro a Jessica Lange y Susan Sarandon (incluso en Ray Donovan, qué pasa). Sobre la serie producida por Netflix y protagonizada por una Jessica Biel que se juega el todo por el todo, digamos que la atmósfera insana que imprimen directores como Antonio Campos o Brad Anderson y el diseño de personajes al límite -amén del buen hacer de actores como Bill Pulman o Jacob Pitts- están muy por encima de una trama que promete una solución más contundente de la que ofrece a un enigma que acaba siendo mucho más simple de lo que parecía.

Premios de actuación

          Ellos

He aquí el berenjenal hecho candidatura, con sus galardones divididos por géneros (comedia, drama) o formatos (serie/miniserie o película), así que vamos a ir a lo que nos interesa. Imagínense aquí, conmigo, repasando la lista de nominados, con las gafas justo en la mitad del tobogán de la nariz, el índice recorriendo la pantalla del ordenador y la mente leyendo y discriminando a la máxima velocidad que el gusto por el vino y los espirituosos todavía le permiten.

Mejor actor dramático, pse, no interesa, Jason Bateman (Ozark), ya hablamos; Sterling K. Brown (This Is Us) esa serie se me ha olvidado; Freddie Highmore (The Good Doctor) los tics de Norman Bates + los de House, muy visto; Bob Odenkirk (Better Call Saul) está estupendo en la última de Spielberg; Liev Schreiber (Ray Donovan), más traumas que el diván de Freud… Nada que rascar.

Mejor actor en una comedia o musical (como si los musicales no pudieran ser serios… o de terror como Los miserables… ¿o era un horror? No sé, a veces tengo pesadillas con Rusell Crowe en plan Farinelli… sin castrar). Anthony Anderson (Black-Ish), pasando; William H. Macy (Shamless), lo siento NO LA HE VISTO, pero adoro al marido de Felicity Huffman; Aziz Anzari (Master of None), brillante en todas sus facetas, por si no lo había dicho; Eric McCormack por Will & Grace y Kevin Bacon por I love Dick…Un momento. STOP.

I love Dick (Jill Soloway, 2016-?) es un gozoso alegato feminista en el que deseo y vindicación de género chocan para producir una obra descacharrante y reflexiva que cuestiona la representación misma: la representación de la mujer en el mundo del arte en general y del audiovisual en particular y que convierte a Bacon en lo que, para muchos (artistas y hombres de a pie) las mujeres todavía siguen siendo: un objeto. I love Dick merecería un análisis en profundidad si no fuera porque Henar Álvarez se marcó uno que le da sopas con honda a todos los que he leído: aquí os lo dejo.

Acabemos con los actores (con la lista, no con los profesionales… pido perdón a los directores que se hayan emocionado genocidamente). Mejor actor de miniserie o película para televisión. Robert De Niro está nominado por su interpretación de Bernard Madoff en The Wizard Of Lies, un telefilme de qualité de Barry Levinson en el que todo está en su sitio (De Niro, comedido, está estupendo), tan bien colocado que parece querer convencernos de que, en el fondo, Madoff actuó en función del orden establecido, que el sistema promueve la elevación de tipos como él, y que eso no es necesariamente malo, solo que el bueno de Bernie se desvió un poco del camino recto (o simplemente lo trincaron). A veces uno no sabe si Levinson busca comprender al personaje o justificarlo.

Jude Law y su The Young Pope. A Paolo Sorrentino (del que adoro Il Divo, por ejemplo, y un poco menos, pero también, La grande bellezza) le aguanté un capítulo: cada plano una obra de arte, una demostración de talento continuada, una voluntad de sobresalir… La obra al servicio del artista (y no al revés): muy chula la camiseta de Diane Keaton, cachondo el cardenal tifoso del Napoli y solvente Law. El resto, para vosotros. Como decían en Mad Men: demasiado arte para mí.

De Genius, Fargo y Twin Peaks -o sea, Geoffrey Rush, Ewan McCregor y su doble papel, y Kyle McLachlan y su ¡triple papel! - ya hemos dicho unas cuantas cosas en episodios anteriores del blog. Solo una más: Twin Peaks es lo mejor que ha pasado en 2017. En el mundo. Ver a Dale Cooper como representante de la última maravilla de Lynch (y de Frost, no lo olvidemos) me da más placer que una taza de buen café caliente (y dos donuts, de chocolate).

[caption id="attachment_498" width="560"]

Caitriona Balfe y Sam Heughan, tórrida pasión en Outlander[/caption]

          Ellas

En la categoría de drama figuran Claire Foy (The Crown), Elisabeth Moss (El cuento de la criada) y Maggie Gyllenhaal (The Deuce). Junto a ellas, la joven Katherine Langford, la Hannah Baker de Por 13 razones (Brian Yorkey, 2017), un duro (y me atrevería a decir que fidedigno) retrato de un suicidio adolescente provocado por la suma fatal de comportamientos perniciosos que se dan en entornos supuestamente ‘normales’ (machismo, bullying, brecha generacional, etc.). Eso sí, las trece cintas en las que Hannah explica a los culpables de su muerte por qué decidió acabar con su vida, bien podrían ser muchas menos (y si yo hubiera sido el último destinatario, como lo es Clay Jensen, no me tomaría tanto tiempo en oírlas).

Y queda ella. Esa diosa nívea, esa Galadriel morena de una perfección abrumadora. Ella es, ya lo habrán adivinado, Catriona Balfe. La Claire de Outlander (Ronald D. Moore, 2014-?), esa mezcla de novela de Danielle Steel, de portada de novela de Danielle Steel, de drama histórico y de viajes en el tiempo en la que, albricias, el tiempo pasa para todos menos para la mencionada dama blanca y su amante atemporal, un Sam Heughan cuyo físico no entiende de calendarios: a sus abdominales (y a sus glúteos, que tienen más protagonismo que algunos secundarios) lo mismo les da que pasen dos semanas que veinte años. Guionistas de Outlander (o Diana Gabaldón), escribidme así dentro de 20 años, pero no me alarguéis tanto… la vida (o las tramas), que hay capítulos que parece que no acaben y polvos irreproducibles en la intimidad (y yo esta serie la veo en pareja y si ya en el físico la comparación resulta odiosa, las expectativas de pasión y durabilidad generadas vaticinan una catástrofe de funestas consecuencias).

En cuanto a la comedia, ya hemos descubierto la genialidad de Issa Rae (Insecure) y la gracia chispeante que desprende Alison Brie en Glow. La frescura de Rachel Brosnahan en The Marvelous Mrs. Masiel y el poderío de Frankie Show en SMILF (¿les he dicho ya que la vean? En breve, post al canto). Y nos queda la otra. Y qué otra. Pamela Adlon brilla en Better Things (Pamela Adlon & Louis C.K, 2016-2017), el reverso femenino de Louie (mi cerebro acaba de colapsar y algún día escribiré largo y tendido sobre ello): mordaz, tierna y, ahora y para mí, problemática (a esta serie hay que dedicarle un post, otro; más curro).

En el apartado de mini-series y películas de televisión, el pescado está vendido. Divismo a raudales: Sarandon y Lange por Feud, Kidman y Reese Whiterspoon por Big Little Lies y Jessica Biel por The Sinner. Y estos nombres me vienen bien para lo siguiente:

                1.Ellas deciden

Nicole Kidman, Jessica Biel, Issa Rae, Susan Sarandon, Frankie Shaw, Maggie Gyllenhaal, Jessica Lange, … Además de actrices son productoras (o productoras ejecutivas) de las series nominadas. Y en todos los casos, sin excepción, hay una exposición física sorprendente (de los desnudos a las escenas de sexo o la vejez… no es habitual ver a mujeres de más de 60 en pantalla… bueno, de más de 45). Son ellas las que deciden (o, al menos, se arrogan la potestad para hacerlo) qué muestran, qué se muestra y cómo se muestra y nos hacen ver realidades habitualmente marginadas en el ámbito de la representación: CONTROLAN EL RELATO. Lo que me lleva a…

                2. Mainstream

… los Globos de Oro son un ejemplo de la cultura mainstream. Es decir, no estamos hablando de series minoritarias, producidas por una joven de Bangladesh y emitidas a través de una web cuyo servidor está en Turkmenistán. No. Hablamos de ‘productos’ de consumo masivo. Y al contrario de lo que sucede en el cine (en el cine mainstream, repito), en la teleficción hay mayor porosidad a la hora de reflejar realidades alternativas al discurso oficial (y conservador) que domina Hollywood. El argumento se lo tomo prestado a la crítica Eulàlia Iglesias. Y lo hago porque lo comparto plenamente. En este post hay sobrados ejemplos de ello: mujeres delante y detrás de las cámaras (y delante del teclado) que están generando una narrativa propia desde posiciones integradas en el sistema (y esto también esa aplicable al ámbito queer). Otro tema que merece un repaso más amplio (qué manía con darme trabajo, luego no tengo tiempo para nada).

          Las sobras

Para los actores y las actrices de reparto ya no hay criba que valga. Todos al mismo saco, lo mismo da que provengan de una serie que de una película para televisión. Si les llaman secundarios por algo será. Cuanta maldad. A lo que íbamos:

                1. Girls

La coralidad de Big Little Lies le permite colocar a otras dos actrices en la lista: Laura Dern (junto con Nicole Kidman, la mujer del año) y Shailene Woodley. Ann Dowd y su pose de gobernanta de geriátrico sin licencia le valen una candidatura por El cuento de la criada, en una categoría en la que también está Chrissy Metz por su papel en This Is Us. Y queda una de mis debilidades, Michelle Pfeiffer por interpretar a Ruth Madoff en The Wizard of Lies. Una ceremonia de premios con Lady Halcón siempre es mejor.

                 2. Boys

El Robert Aldrich de Alfred Molina en Feud; un David Thewlis especialmente repulsivo en Fargo; el forzado padre adoptivo de Eleven (y sheriff) del que hace David Harbour en Stranger Things y el macho alfa (más bien macho alfalfa, porque es una mala bestia) machista y misógino que es Alexander Skarsgard en Big Little Lies comparten categoría con Christian Slater, personaje crucial en Mr. Robot (Sam Esmail, 2015-?), una serie de la que acabé la primera temporada. Y acabé hasta el gorro. Son muchos los que insisten en que vuelva a ella. Me cuesta no ver más que una burda copia de El club de la lucha (David Fincher, 1999) y su discurso me pareció justo el contrario. Venga, me lo pienso.

Todo esto han dado de sí las candidaturas a los Golden Globes. La ceremonia se celebrará el próximo 7 de enero en el Hotel Beverly Hilton de Los Ángeles. Y la emite, en riguroso directo a partir de las 00:45, Movistar Series Xtra. Así que ya sabéis: stay tuned.

 

 

 

 

 

 

 

 

Image: Sumeria o el viaje a la semilla

Sumeria o el viaje a la semilla

Anterior
Image: El Museo Cerralbo descubre un Van Dyck entre sus fondos

El Museo Cerralbo descubre un Van Dyck entre sus fondos

Siguiente