El cine español también asusta
Montse Ribé y David Martí
Los creadores españoles de criaturas cinematográficas se encuentran a la vanguardia de la industria mundial. Montse Ribé y David Martí, ganadores del Oscar al mejor maquillaje por El laberinto del fauno, y Arturo Balserio, de Dharma Studio, nos hablan de su apuesta por las técnicas tradicionales frente al digital.
Rick Baker es una leyenda en Hollywood en el campo del maquillaje de efectos especiales gracias a su trabajo en películas como Star Wars (George Lucas, 1977), Un hombre lobo americano en Londres (John Landis, 1981) o el videoclip Thriller (John Landis, 1983) de Michael Jackson. Él y otros como Dick Smith -El exorcista (William Friedkin, 1973)-, Rob Bottin -Aullido (Joe Dante, 1981) y La cosa (John Carpenter, 1982)- o Jim Henson, director de Cristal Oscuro (1982) y Dentro del Laberinto (1986), fueron los maestros desde la lejanía de una generación de especialistas españoles de efectos especiales nacidos en los 70 que, priorizando las técnicas artesanales frente a las digitales, se han situado a la vanguardia mundial a la hora de crear monstruos cinematográficos.
Lo demuestra el hecho de que David Martí (Barcelona, 1971) y Montse Ribé (Molins de Rey, 1972), desde el estudio barcelonés DDT Efectos Especiales, lograran el Oscar al mejor maquillaje por su trabajo en El laberinto del fauno (Guillermo del Toro, 2006). "Yo soy completamente autodidacta", explica David Martí. "A finales de los 80 en España no se sabía casi nada en este campo y los que sabían algo no querían compartir sus conocimientos. Así que yo hice mi primer curso por carta con Dick Smith gracias a un anuncio en una revista americana que se llamaba Fangoria. Sin embargo, no le saqué mucho rendimiento porque no tenía fotografías y apenas sabía inglés".
Inasequible al desaliento, Martí creó en 1991 DDT Efectos Especiales. "Éramos unos chavales con cuatro petardos y latas de gasolina a los que seguro que hoy no les dejarían hacer una película", recuerda. En la actualidad, la sede del estudio es casi un museo con piezas de algunas de las criaturas más famosas del cine reciente como el monstruo de Bayona o el fauno de Del Toro. Pero a lo largo de más de un cuarto de siglo han trabajado con Amenábar, Almodóvar, Jaume Balagueró… Por aquí pasó también Balseiro y sirvió de escuela a Montse Ribé, muy afianzada hoy en la empresa. "Trabajamos con maquillaje, prótesis, animatronics… pero no efectos digitales. Nos gusta lo manual, ensuciarnos las manos con plastilina y yeso. Mucha gente nos recomienda que abramos una rama digital, pero no es lo nuestro. Aunque ambos aspectos forman parte de lo mismo, la ejecución es completamente diferente", asegura Ribé.
"Yo soy bastante versátil, de los pocos ejemplos en España que hace un poco de todo sin prejuicio", contrapone Balseiro. "Me gustan tanto los efectos especiales tradicionales como los generados por ordenador y creo que los mejores resultados se dan cuando se mezclan ambos sin ideas preestablecidas. Sin embargo como espectador prefiero ver filmes donde las criaturas son reales y se han rodado en plató porque están sujetas a las leyes de la física. Un mal 3D te saca de la película".
A pesar de que la industria española ya entiende el gran valor añadido que otorga hoy en día el trabajo de estos profesionales, productores y directores siguen sin ofrecer las mejores condiciones para la elaboración de buenos efectos. "A veces nos sorprende que nos pidan hacer un trabajo importante en un margen de tiempo ridículo y con un presupuesto ínfimo. Como no ven como se hacen las cosas, no comprenden realmente nuestras necesidades para desarrollar un buen trabajo. El productor está normalmente centrado en el presupuesto y le da igual la calidad", explica Ribé. "En los últimos años han proliferado empresas de efectos especiales de maquillaje que creo que todavía no están preparadas para hacer cierto tipo de películas, pero a los productores les venía bien el precio. El problema es que al final se tenía que arreglar el desaguisado en la posproducción y esto nos ha hecho mucho daño. En muchos casos el productor ha preferido jugarlo todo a la baza del digital", asegura Martí.
Tradición vs digital
Arturo Balseiro
Desde que en 1993 Parque Jurásico asombrara al mundo con sus dinosaurios, el uso y abuso de efectos digítales parecía que iba a acabar con esta generación de artesanos. Sin embargo, no ha sido así. Por ejemplo J.J. Abrams optó por una combinación de técnicas tradicionales y efectos digitales en su Episodio VII de Star Wars de 2015. "A nosotros esta tecnología nos dio realmente un empujón porque todos querían meter digitales en sus filmes, pero se daban cuenta de que también necesitaban algo físico y ahí aparecíamos nosotros", explica Martí.De una manera u otra el cine seguirá creando monstruos espeluznantes porque, como dice Arturo Balseiro, "todavía tenemos los miedos atávicos de nuestros antepasados, que ocupaban la posición más baja de la cadena alimenticia. Dientes, garras, ojos grandes y luminosos seguirán atemorizándonos por mucho tiempo a pesar de que hoy los monstruos sean hombres con traje".
@JavierYusteTosi