Image: Expuestos

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Letras

Expuestos

Ernesto Calabuig

22 octubre, 2010 02:00

Ernesto Calabuig. Foto: María Castro

Menoscuarto. Palencia, 2010. 168 páginas, 12 euros


Ernesto Calabuig (Madrid, 1966) es autor de la colección de relatos Un mortal sin pirueta (2008), publicada en la misma editorial en la que ahora ve la luz su primera novela. Expuestos es un título con varios significados. Por lo menos tres: expuestos están los escritores que desnudan en sus libros su alma; también lo están los dibujos y los cuadros que el hijo de un pintor alemán muerto en el frente ruso en la II Guerra Mundial le enseña una noche al protagonista; y a exponerse está decidido éste en la narración de la historia.

El tema central es la escritura misma en su exigencia de encontrar una buena historia que contar, narrarla con autenticidad y salvarla del olvido. Por eso se integran en el relato dos pasiones fundamentales, entreveradas a lo largo de sus cuatro capítulos dispuestos en composición simétrica. Son el amor del protagonista con su compañera alemana durante 5 años en Madrid y su búsqueda de una historia que le permita despegar de una vez como escritor. La historia de amor predomina en la primera mitad, localizada en Madrid, con su segundo capítulo ambientado en la feria del libro. Y permaneciendo en la memoria y en los sueños de Climent, el recuerdo del amor perdido reaparece en la segunda mitad, localizada en Frankfurt, a donde el escritor acude invitado a la Feria del libro en 2007. Allí Climent conoce a un misterioso anciano que le ofrece una historia que contar: la de su padre, pintor, que nunca regresó de la II Guerra Mundial.

De este modo, a sus 41 años, Climent encuentra la fortaleza necesaria para vencer su inseguridad, decidido a exponerse a contar la historia de alguien que prometía pero cuyo proyecto quedó truncado. Con ello puede colmar su concepción de la literatura como vehículo de redención que permita a la "oportunidad perdida" en la existencia real (los "ex-futuros" unamunianos) tener "una nueva oportunidad en la ficción" (p. 82). Y esta aspiración vale tanto para su pasada historia de amor con Anne como para la del desaparecido pintor.

Es natural que con tales ingredientes la novela de Calabuig muestre una constante reflexiva que nunca llega a lastrar su prosa cuidada en su naturalidad y sencillez, favorecidas por el fragmentarismo, la elipsis y el adelgazamiento textual. Dicha componente reflexiva se manifiesta, sobre todo, en sus controladas dosis metanarrativas, con autocrítica del relato mismo en monólogos del protagonista o en diálogos fundidos en el tejido narrativo. También en las páginas dedicadas a exponer un programa de buen escritor y en los homenajes incluidos en el texto, con referencias y alusiones a McEwan, Coetzee, Landero, Bolaño,Döblin y Frisch. Pero la gravedad de tales reflexiones resulta contrarrestada por la ironía y la parodia de las pullas contra la crítica literaria estéril y de oficio. En suma, como primera novela, Expuestos permite augurar un buen porvenir al autor.