Obras completas XIV. Mysterium coniunctionis
Carl Gustav Jung
31 julio, 2002 02:00Carl Gustav Jung
Nacido en Kesswil, Suiza, en 1875, en el seno de una familia protestante, el padre de Carl G. Jung era pastor y su abuelo y bisabuelo, médicos. Según la leyenda familiar, el abuelo de Jung fue un hijo ilegítimo de Goethe, aunque no existen pruebas que sostengan esta historia. De cualquier manera, si Freud consideraba el Hamlet de Shakespeare como la obra que más le había influido, el Fausto de Goethe influyó profundamente en Jung. Entre las obras del filósofo suizo destacan Los complejos y el inconsciente; Simbología del espíritu, Arquetipos e inconsciente colectivo, El contenido de la psicosis, Conflictos del alma infantil o Respuesta a Job.
"Mi último libro", como escribe Jung a propósito de Mysterium coniunctionis, ha visto la luz gracias al esfuerzo, pecuniario, de la Fundación Carl Gustav Jung y, personal, del psicoanalista Enrique Galán, a cuyo cargo ha estado la revisión de las traducciones de los volúmenes precedentes de las "Obras Completas", así como las introducciones, notas editoriales y demás apoyos destinados a facilitar la lectura de un autor que escribe apoyándose en su práctica psicoterapéutica y en saberes difíciles, olvidados e incluso obscuros.
El propio Jung dio una considerable importancia a estas páginas. En su autobiografía, titulada Recuerdos, sueños, pensamientos (Seix Barral, 2001), escribe en el capítulo dedicado a la construcción de su obra: "sólo con Mysterium coniunctionis mi psicología se situó definitivamente en la realidad y se cimentó históricamente como un todo. Con ello mi tarea estaba terminada, mi obra hecha y concluida. En el instante en que logré mi objetivo accedí a los límites más extremos de lo para mí concebido científicamente, a lo transcendente, la esencia del arquetipo en sí, más allá de lo cual ya no es posible expresar nada más en el aspecto científico".
Jung tenía ochenta años cuando aparece, en 1955 -año de la muerte de su esposa Emma- el primer tomo de Mysterium coniunctionis; el segundo y último tomo ve la luz meses más tarde. Estamos ante una obra de madurez escrita a la salida de una tremenda crisis de salud en la que Jung estuvo a las puertas de la muerte y de la que sale con la voluntad de dejar cerrada su obra. En el que Jung pensaba que iba a ser su último texto vierte su experiencia personal, su larga práctica psicoterapéutica y su considerable conocimiento de la historia y de la cultura, tanto occidental como oriental.
Se entiende mejor el significado - y la posición en el arco psicoanalítico- de Mysterium coniunctionis si recordamos que cuando Jung comienza a colaborar con Freud en 1907 era ya un psiquiatra de cierto prestigio que llevaba cinco años trabajando con Eugen Bleuler en la clínica Burghülzli de Zurich y que venía reflexionando sobre lo inconsciente desde tiempo atrás. Por todo ello,y porque no era judío, fue visto como el sucesor del inventor del psicoanálisis. Sin embargo, las cosas se torcieron entre 1912 y 1914, tras la publicación por parte de Jung de Transformaciones y símbolos de la libido, libro en el que ya no comparte con Freud que la sexualidad es la base de la neurosis.
A partir de ahí Carl Jung comienza a trabajar en el concepto de inconsciente colectivo y en la teoría de los arquetipos -pautas instintivas que tienen un carácter universal que se expresa a través de comportamientos e imágenes-, los cuales serían esenciales para el estudio de la psicología de la religión. En el desarrollo de su método psicoterapéutico Jung establece la relación entre religión y psicología. Al escarbar en la historia, Jung descubre, como vemos en Mysterium coniunctionis, textos y autores -desde el siglo III antes de Cristo hasta el XVIII- que le dan luz para esclarecer sus sueños y fantasías y, esto es lo más importante, los de sus pacientes.
Jung recupera el gnosticismo, la tradición hermética y la religión cristiana como parte de un proceso histórico necesario para el desarrollo de la consciencia europea y de la psicoterapia. Su conclusión es que todo ello constituye formas de expresión de un inconsciente arquetípico que, olvidadas por la cultura occidental, deben ser recuperadas. En Mysterium... se contiene toda la complejidad del constructo junguiano y, desde luego, su convencimiento de que los símbolos utilizados por la alquimia se encuentran reproducidos en los sueños y fantasías de los seres humanos de toda época. Los alquimistas habrían dejado para la posterioridad un manual de lo inconsciente colectivo que, adecuadamente descifrado y utilizado, se convierte en un excelente instrumento al servicio de la psicoterapia, sobre todo cuando ésta se aplica a las personas maduras y ancianas que sienten que sus vidas han perdido el sentido. Las páginas finales tratan de mostrar que cualquier persona tiene un lugar en el proceso de la historia y es capaz de encontrar su propia mitología, con el sí-mismo al fondo, en el laberinto de su imaginación, de sus sueños y su vida.
Mysterium coniunctionis no es un libro fácil. Jung maneja textos y autores de la alquimia con los que no está familiarizada la cultura actual. El lector puede necesitar apoyarse en libros de consulta. El de Juan Eduardo Cirlot, Diccionario de Símbolos, bien podría ser uno de ellos. Estamos ante una obra que rezuma un conocimiento profundo e intemporal, situada en la frontera de la mística y la metafísica.