Image: Refranero sefardí

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Ensayo

Refranero sefardí

Jesús Cantera

18 noviembre, 2004 01:00

Ilustración del libro del esplendor de Zohar

Jesús Cantera. Akal. Madrid, 2004. 414 págs, 35 euros

El judeoespañol es, posiblemente, un caso único en la historia de las lenguas. Y un ejemplo de pervivencia y transmisión cultural verdaderamente admirable.

En general, entendemos por sefardí la lengua que durante cinco siglos han conservado los judíos españoles que decidieron abandonar su tierra tras el decreto de conversión firmado por los Reyes Católicos. Si bien es cierto que la transmisión cultural sefardí está dando ya últimas bocanadas (si es que no las ha dado del todo), no deja de ser prodigioso que se haya mantenido con vigor a lo largo del tiempo y la distancia, en ámbitos muy alejados del medio hispanohablante. Aunque la lengua trasmitida de generación en generación ha asimilado, como era de esperar, distintas influencias de aquellas poblaciones con las que las comunidades sefardíes han entrado en contacto (griegas, turcas, norteafricanas, centroeuropeas, etc.) y la lengua haya experimentado variaciones propias, el sefardí no deja de ser, en su origen, tronco, estilo y presencia, la propia lengua española esparcida por los lugares más variopintos. Que un legado de estas características se haya conservado en circunstancias , a menudo, inhóspitas indica hasta qué punto los sefardíes han llevado a España, para muchos de ellos su "Madre Patria", en el corazón.

La presente obra de Jesús Cantera -buen conocedor de las filologías romance y semítica, a las que ha dedicado importantes estudios- nos presenta una parte muy valiosa y peculiar del legado sefardí: una colección de algo más de cuatro mil refranes. Una colección razonada, con las equivalencias en francés y en español actual de los refranes sefardíes, con explicación de aquellos más oscuros y con notas y aclaraciones que sirven para interpretar el contexto donde estas sentencias se producen.

El trabajo de Cantera viene de atrás -su origen se remonta a una rebusca de dichos y sentencias que el autor ya tenía encaminada entre los años 1956-1957- y su valor y originalidad estriba en que no se trata de una compilación sacada o seleccionada de otros refraneros (como el clásico de M. Kayserling, el de Enrique Saporta o los que publicaron autores como Michael Molho, Y. Yehudá y otros) sino que muchos de ellos proceden de conversaciones, encuestas y pesquisas realizadas entre hablantes de judeoespañol procedentes de Ceuta, Tánger, Tetuán y otras poblaciones del norte marroquí.

Si bien el refranero sefardí tiene muchos puntos de contacto con el refranero clásico español, hay, sin embargo, sentencias peculiares que nos trasladan al punto de vista de las comunidades judeoespañolas de finales de la Edad Media. A muchos aficionados a la literatura de nuestros clásicos, la lectura de este refranero les recordará los recios y densos versos del judío de Carrión, don Sem Tob. Hay que saludar la aparición de obras de este tipo, que rescaten para los lectores no especializados la memoria cultural de los judíos españoles. La voz sentenciosa de la anhelada Sefarad.