
Edificios derruidos en Siria. Reuters
La imposible reconstrucción de una Siria arrasada: así son el trauma colectivo y las sanciones que desangran a la población
Las oenegés denuncian que no se hayan levantado las medidas punitivas impuestas por EEUU o la UE al régimen de Al Asad.
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Primero fue la Primavera Árabe en 2011. A las revueltas le siguió una guerra civil que ha partido al país en dos durante más de una década. Después, en febrero de 2023, un terremoto asoló una región opositora del noroeste del país. Y luego, el 8 de diciembre de 2024, una ofensiva relámpago acababa con la incursión en Damasco de los insurgentes y la huida del presidente Bashar Al Asad.
La historia moderna de Siria no es otra que la de una nación azotada por la violencia y la destrucción. También por el hambre y la crisis humanitaria. La que fuera la cuna de la civilización, recuperaba en diciembre la esperanza después años de agonía.
Ahora, tras la resaca de felicidad que proporcionó a millones de sirios en todo el mundo la caída del régimen que llevaba 24 años asfixiándoles, toca pensar en la reconstrucción del país. Algo que va más allá de limpiar escombros y volver a levantar edificios e infraestructuras.
Como asegura el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más de 13 millones de sirios se han visto obligados a huir de sus hogares en los últimos 14 años. Los desplazados se encuentran dentro y fuera de territorio nacional, y para todos ellos la caída de Al Asad ha supuesto un rayo de esperanza en medio de toda la incertidumbre.
Aunque, como explica a ENCLAVE ODS Paula Barrachina, portavoz de ACNUR España, "los recientes cambios en el país, lamentablemente, no significan el fin de la crisis humanitaria en Siria". Pues las necesidades humanitarias dentro del país son "inmensas y persisten". Quedan, por tanto, "muchos desafíos por enfrentar" en términos de seguridad, infraestructura esencial o necesidades materiales.
Porque, en la actualidad, las cifras oficiales estiman que más del 40% de la infraestructura del país está destruida. Además, la pobreza es la norma. Según el Banco Mundial, cerca del 96% de la población vive con menos de 7 dólares al día.
Asimismo, el producto interior bruto sirio ha caído de 60.000 millones en 2010 a menos de 9.000 millones. La guerra ha tenido repercusiones en la moneda del país: la libra siria ha perdido el 99% de su valor. Se ha devaluado hasta tal punto que hoy un euro equivale a 13.617.500 libras.
Esta situación ha derivado a que más de la mitad de la infancia siria haya abandonado el colegio y trabaje para ayudar a su familia. Buena parte de ellos, además, lo hacen recogiendo basura, lo que pone su salud en jaque.
Muchas sanciones, pocos servicios
Según Human Rights Watch (HRW), esta situación deriva directamente de las sanciones internacionales impuestas por la comunidad internacional al régimen de Al Asad. Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido y otros países tomaron la decisión de plantar cara a la represión violenta de la Primavera Árabe siria por parte de Al Asad a golpe de talonario.
Ahora, estas sanciones "obstaculizan", tal y como asegura la nueva Administración siria, la reinstauración de servicios básicos. La oenegé de derechos humanos deja clara su postura en un comunicado: "Están obstaculizando los esfuerzos de reconstrucción y exacerbando el sufrimiento de millones de sirios que luchan por acceder a derechos fundamentales, como la electricidad y un nivel de vida adecuado".
Hiba Zayadin, investigadora de HRW sobre Siria, asegura que, con ellas, resulta imposible "restablecer servicios esenciales como la atención de la salud, el agua, la electricidad y la educación". Y añade, tal y como recoge EFE, que el país árabe "necesita desesperadamente una reconstrucción y los sirios están luchando por sobrevivir".
Para Barrachina, el levantamiento de las sanciones contribuiría "en gran medida a aliviar el sufrimiento en el país". Porque las agencias de ayuda humanitaria solas no son capaces de hacer frente a los inmensos desafíos que enfrenta Siria. Pero, apunta, "colectivamente ayudaremos a brindar la esperanza tan necesitada por el pueblo sirio de que algún día puedan regresar a casa con seguridad y dignidad".
La mayor crisis
Barrachina asegura que desde el alto comisionado esperan que los últimos acontecimientos en el país "finalmente traigan paz, seguridad, estabilidad y el fin de la crisis de desplazamiento más grande del mundo". Porque, hasta la fecha, no ha habido otra que le robe ese triste título.
Como explica, entre el 8 de diciembre y el 15 de enero, se estima que más de 195,000 sirios habrían cruzado de nuevo la frontera Siria. Eso sí, matiza, "no todos necesariamente son refugiados".
Lo que sí es certero es que "cientos de miles de desplazados internos también han regresado desde entonces". En concreto, explica la portavoz de ACNUR, a 13 de enero, de los 1,1 millones de personas que fueron desplazadas desde el 28 de noviembre de 2024, habría alrededor de 627.000 que siguen lejos de su hogar dentro de las fronteras del propio país.
Vuelta a casa
La portavoz de ACNUR asegura que "algunos refugiados están solicitando explícitamente apoyo financiero y otro tipo de ayuda para poder regresar y reconstruir sus vidas y hogares dentro de Siria". En Jordania, por ejemplo, el alto comisionado está poniendo en marcha un proyecto piloto de transporte de entre los dos países.
Con él, buscan asesorar a los refugiados que quieran volver a casa y protegerlos de los posibles peligros que se puedan encontrar por el camino. Además, así, explica Barrachina, los trabajadores humanitarios se cercioran del "carácter voluntario del regreso".

Una mujer celebra en las calles de Damasco la caída de Al Asad. EFE
Eso sí, matiza que "se necesita urgentemente apoyo internacional para satisfacer las necesidades dentro de Siria y de los refugiados restantes y sus países de acogida". Ahora, la labor de la agencia de la ONU no es otra que convertirse en una facilitadora de los retornos voluntarios y asegurarse de que "sean dignos y sostenibles".
Aunque, recuerda Barrachina, "al mismo tiempo, es crucial mantener el apoyo a los refugiados que permanecen fuera del país y a sus comunidades de acogida". Porque, insiste, las condiciones "aún no son propicias para el retorno masivo", por lo que la protección de las personas refugiadas sirias es aún vital.