
El barrio rojo de Ámsterdam es uno de los mayores focos de prostitución de Europa.
El otro 8M del que nadie quiere hablar: el infierno en la tierra que viven las trabajadoras sexuales en el burdel de Europa
Según un informe del Parlamento Europeo, entre el 60% y el 90% de las mujeres prostituidas en la Unión Europea son víctimas de trata.
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"Nuevas chicas, sexo salvaje. 20 minutos por 20 euros". "Tarifa plana: cerveza, salchicha y mujeres ilimitadas". Podría parecer una broma, ser parte de una distopía, o un eslogan sacado de un nuevo episodio de la serie Black Mirror.
Podría decirle que, efectivamente, esto es mentira. Pero la realidad siempre supera a la ficción. Se trata de anuncios de distintos clubs que ofrecen servicios sexuales en Alemania, uno de los países de la Unión Europea donde la prostitución es legal.
Reguló el trabajo sexual en 2002, tan sólo dos años después que Países Bajos, el primero en Europa en hacerlo. Con la expectativa de que despenalizar el ejercicio de la prostitución supusiera la reducción de la clandestinidad, una mejora de condiciones para las mujeres, lo cierto es que la explotación sexual, la trata de personas y las agresiones no desaparecieron. De hecho, la situación no hizo más que empeorar.
Macroburdeles, crecimiento de la demanda, turismo sexual, ofertas y tarifas planas de servicios... Con la mirada cómplice de los gobiernos y la justicia, estamos ante la era de la industrialización de la prostitución, convirtiendo a estos países en el gran burdel de Europa, donde las perjudicadas vuelven a ser las mismas de siempre: las mujeres.
20 años después, y tras varias reformas legales en ambos países, nada ha cambiado. Según los datos de la Oficina Federal de Estadística alemana, hay 23.743 trabajadoras sexuales registradas oficialmente, aunque el propio Ministerio de Familia confirma que "no existe información estadística fiable de cuántas prostitutas hay en Alemania".
Son estudios elaborados por organizaciones del mismísimo sector del proxenetismo los que afirman que el número real es muy superior. Hydra (una organización de prostitutas germana) calcula que existen 400.000 mujeres prostituidas en Alemania, 10 veces más que en las cifras oficiales.
Un estudio de The European Network for the Promotion of Rights and Health among Migrant Sex Workers también habla de 400.000 personas en situación de prostitución. El 93% son mujeres.
Lo mismo ocurre en Países Bajos, donde se habla de 30.000 prostitutas dentro de las estadísticas oficiales. Sin embargo, la Agencia Nacional de Policía de Holanda (KLPD) estima que sólo el 10% están dadas de alta.
Pero esta radiografía se hace extensiva a Europa. Según los datos del informe del Parlamento Europeo, Sexual exploitation and prostitution and its impact on gender equality, entre el 60% y el 90% de las trabajadoras sexuales son víctimas de trata.
Lo legal lo hace seguro: el mito
"Ayer hizo mucho calor. Siete de nosotros tuvimos sexo con la misma mujer... y fue increíble". Bajo el pseudónimo 'arándanos silvestres', este hombre quiso dejar su reseña en la página web oficial de Artemis, el megaburdel más grande y famoso de Alemania. Se encuentra a las afueras de Berlín, y sus más de 4.000 metros cuadrados acogen cada día en torno a 600 clientes.
La entrada son 90€, y con ella tienes acceso a piscina, sauna y mujeres. Pero si es pensionista o taxista estás de suerte. Presentando tu carnet, entrarás por el módico precio de 50€. Si es un habitual, puede adquirir el bono de 10 tickets por 900€, y las visitas número 11 y 12 corren a cuenta de la casa. "Queremos premiar tu confianza".
"Las chicas pasean completamente desnudas, ¡qué locura!", escribe otro cliente. Se refiere a las 120 trabajadoras sexuales premium que se encuentran en el local, y que deben complacer a los seis centenares de hombres que acuden en busca de sus servicios.
Lo hacen, supuestamente, bajo el marco legal. Pero han sido varias las ocasiones en las que este prostíbulo ha sido objeto de macrorredadas por parte de la policía alemana en la lucha contra la trata y el crimen organizado.
Se inauguró en el 2005, tres años después de que el país liberalizara la prostitución. Desde entonces, se calcula que 1,2 millones de personas acceden a servicios sexuales cada día en Alemania. Lo que en un principio se pensó como una manera de proteger a las mujeres, acabó haciendo de este negocio un infierno en la tierra para las prostituidas.

Por 70€ se ofrece a los clientes una cerveza, una salchicha y mujeres ilimitadas. Trauma and Prostitution
Así lo expresa la psicóloga experta en psicotraumatología Ingeborg Kraus, abolicionista y cabeza visible del Centro de Trauma y Prostitución. En 2013 inició el Manifiesto de los psicotraumatólogos alemanes contra la prostitución, donde afirma que se trata de una "profesión humillante, degradante, y un acto de violencia".
"En una inauguración de uno de estos clubes, en junio de 2009, 700 hombres hicieron cola para acceder al lugar. Las largas colas en las puertas de las habitaciones de las prostitutas se prolongaron hasta la hora del cierre, con muchas de ellas desmayadas de cansancio, dolor, heridas e infecciones, incluyendo sarpullidos e infecciones de hongos que se extendían por sus piernas desde sus genitales", expone la experta en su presentación Enfoques internacionales de la prostitución: Suecia, Alemania y Canadá.
"También creció la demanda, bajaron los precios, y llegaron las 'tarifas planas'. Se observa una reducción en la cantidad media que se les paga a las mujeres: 30€ por coito. Mientras, ellas pagan 160€ por una habitación y 25€ de impuestos al día. Es decir, tienen que prestar servicio a seis hombres antes de empezar a ganar dinero. En las calles esta tarifa media se reduce, empezando desde los cinco euros", añade.
A su vez, las infraestructuras comenzaron a empeorar. Aparte de en los burdeles, a muchas de las mujeres se las prostituye en apartamentos en la clandestinidad. Existen incluso garajes reconvertidos al negocio del sexo.
Esto llevado al extremo ha dado lugar a lo que en Alemania se conoce como Verrichtungsboxen, que se traduce –literalmente– como "caseta de funciones". Se refieren a cubículos como los del ganado, donde no hay ni agua, ni luz, ni lavabos.
En la misma línea que Kraus se encuentra el doctor Wolfang Heide, especialista en ginecología y obstetricia, que atendía de forma gratuita a mujeres en situación de prostitución tanto en su consulta privada como en un centro de asesoramiento en Mannheim (ciudad del suroeste de Alemania).

Un negocio de trabajo sexual en un garaje. Trauma and Prostitution
En uno de sus informes, revela que, con 30 años, muchas han envejecido de manera prematura. Todas ellas tienen dolores abdominales permanentes, gastritis e infecciones frecuentes —también debido a las condiciones insalubres en las que viven— y, por supuesto, todo tipo de enfermedades de transmisión sexual.
En cuanto a su salud mental, evidencia que la mayoría a los pocos días se encuentran "trastornadas", y acuden al alcohol, las drogas y los fármacos para evadirse.
Heide también denuncia el incremento en la demanda de mujeres embarazadas para ejercer la prostitución. Asegura que muchas procuran esconder su barriga para no convertirse "en objeto de codicia" pero, aun así, estas mujeres tienen que dar servicio a entre 15 y 40 hombres diariamente y de manera continuada hasta que dan a luz. "En muchas ocasiones, estas acaban abandonando al bebé y vuelven al trabajo tan pronto como les es posible. A veces, tres días después del parto".
"Centro erótico" a gran escala
Los neones del barrio rojo de Ámsterdam se encienden cada día para los 20 millones de turistas anuales que visitan la ciudad. Les reciben cientos de mujeres, que esperan sugerentes detrás de sus vitrinas de cuatro metros cuadrados, esperando a que algún cliente acceda.
El precio mínimo son 100 euros, pero algunos regatean. En esta 'ciudad sin ley', la prostitución genera entre 400 y 600 millones de euros al año, según Statistics Netherlands.
Aunque todo ocurre, aparentemente, de manera regulada, lo cierto es que son muchos los estudios que aluden a que sacar el trabajo sexual de la clandestinidad no lo ha normalizado. Según un informe realizado por la Fondation Scelles, la trata en el país ha aumentado progresivamente desde la legalización de la prostitución.
Al igual que en Alemania, no sólo el barrio rojo es el foco del trabajo sexual. Este se realiza en apartamentos privados, hoteles, salones de masajes... y hasta en el aeropuerto. En julio de 2011, una investigación del diario neerlandés De Telegraaf reveló que en el aeropuerto internacional de Amsterdam-Schipol había turistas que pagaban a prostitutas en los baños y parkings.

Imágenes del complejo.
En busca de darle a estas mujeres opciones 'seguras', el que fue alcalde de la ciudad, Eberhard van der Laan, abrió en 2017 My Red Light, un burdel municipal gestionado íntegramente por prostitutas "en un intento de mejorar las condiciones de trabajo". Pero este fracasó estrepitosamente y, menos de cuatro años después, cerró sus puertas.
Pero como la extravagancia nunca parece alcanzar el extremo, la nueva propuesta de la actual alcaldesa, Femke Halsema, da todavía un paso más: la construcción de un "centro erótico" a las afueras de la ciudad con el objetivo de "deshacerse de los mirones".
Según el documento enviado al ayuntamiento holandés, el complejo contará con dos torres de cinco pisos y 5.000 metros cuadrados. Dentro habrá 100 habitaciones pequeñas, dos bares y un lugar de "entretenimiento erótico", como un club de striptease y de espectáculos sexuales.
La idea es "cobrar entrada, reforzar la seguridad y tener una actividad regulada" que mantenga lejos a los curiosos, igual que a los proxenetas y a los vendedores de droga. Sin embargo, movimientos contrarios al proyecto apuntan que "alejarlas del centro deja a esas mujeres en una situación de mayor vulnerabilidad".
"El esclavo quiere ser esclavo"
En España, la situación es distinta en cuanto a leyes (o su ausencia) se refiere. Sin embargo, el paisaje que se vislumbra es bastante parecido a la tónica europea. Según indica a ENCLAVE ODS la escritora, directora de cine y activista Mabel Lozano, "en nuestro país no está considerado delito, estamos en un limbo de la nada, y ya hay más de 180.000 mujeres en situación de prostitución. Esto supone uno de los factores de más ingreso en el PIB".
Dentro de esta ambiguedad jurídica, España y, sobre todo, sus costas, se han convertido en 'el dorado' para muchos de los clientes que reclaman servicios sexuales, tanto nacionales como extranjeros. "Toda la zona de la Junquera es el puticlub de Francia, y nuestras islas y playas están llenas de prostitución para alemanes e ingleses", afirma Lozano.
La mayoría de estas mujeres que se encuentran en situación de prostitución lo hacen "por cuenta de un tercero, que es el que se lucra", según afirma la experta, y la situación en la que se encuentran es "de mucha vulnerabilidad". Pero en un contexto donde la 'no ley' no sirve, pero la regulación tampoco, Lozano apuesta por "derechos y leyes con mucha dotación económica".
"Estas mujeres van a seguir haciendo su trabajo porque no tienen otra opción. El esclavo va a querer seguir siendo esclavo porque es lo que le da de comer. Entonces, hay que ofrecer alternativas. Si no tienes una dotación económica suficiente para darles herramientas y facilidades para ingresar en el mercado laboral, las condenas a la exclusión social", finaliza.