Dmytro Voloshyn, cofundador y CTO de Preply.

Dmytro Voloshyn, cofundador y CTO de Preply.

La tribuna

La IA no sustituirá a los profesores, pero les dará “superpoderes”

19 junio, 2023 03:09

El debate en torno a las cuestiones éticas que plantea la irrupción de la inteligencia artificial (IA) se ha acelerado en los últimos meses tras el lanzamiento por parte de Open AI de Chat GPT 4, que ha puesto esta tecnología en manos de cualquier persona con acceso a Internet.

Aunque algunos actores del sector de la enseñanza de idiomas han pronosticado que la tecnología convertirá a los ordenadores en mejores profesores y, por lo tanto, hará que en muchos casos estos sean prescindibles, la realidad es más bien lo contrario. La IA es un elemento disruptor que afectará en mayor o menor medida al mercado laboral, su función se limitará a ayudar a los profesores a hacer mejor su trabajo, no a sustituirlos.

Aunque la IA es eficaz siguiendo nuestras instrucciones y puede automatizar tareas rutinarias y agilizar procesos administrativos, la enseñanza implica compartir conocimientos de manera personal. Requiere de respuestas ágiles, empáticas y creativas, así como de una comprensión sobre la manera en la que adquirimos un lenguaje, en el caso de los profesores de idiomas. El alumnado, a menudo, establece una relación de confianza con su maestro, y esto tampoco es replicable por un algoritmo, por muy sofisticado que sea.

La intervención humana en el sistema educativo no se limita a atiborrar el cerebro de datos y cifras, sino de inspirar y ejercitar otras habilidades como el crecimiento personal y la inteligencia emocional. Se trata de enseñar a estudiar y de fomentar el amor por el aprendizaje continuo. Puede que un algoritmo sea capaz de procesar y presentar información a la velocidad del rayo, pero, ¿puede reproducir la experiencia humana de aprender? No podemos olvidar los beneficios emocionales y sociales de la interacción humana, incluidas las relaciones con profesores y compañeros, algunos de los cuales nos acompañarán durante el resto de nuestra vida como amigos o mentores.

“Superpoderes” a los profesores

Después de 10 años utilizando nuevas tecnologías, entre ellas la inteligencia artificial, en un futuro no muy lejano existirá un aula en la que los algoritmos analizarán los puntos fuertes y los puntos débiles de un alumno y en base a ellos crearán un itinerario de aprendizaje personalizado que dará respuesta a sus necesidades individuales. La tecnología absorberá tareas tediosas como la asignación de las notas, devolviendo a los profesores un valioso tiempo que podrán dedicar a acompañar a los alumnos en su aprendizaje.

Los docentes, por tanto, deberían pensar en la IA no como una amenaza, sino como un asistente virtual que les ayuda con las tareas administrativas y de investigación, la programación y la planificación de tareas, permitiéndoles dedicar más tiempo a aquello en lo que son mejores: interactuar con sus alumnos. Los análisis predictivos podrán identificar a los estudiantes con dificultades y proporcionarles apoyo adicional.

Las herramientas de generación de contenidos pueden crear materiales educativos de gran calidad, como cuestionarios y fichas; los traductores automáticos amplían el alcance de los conocimientos a más alumnos al derribar la barrera lingüística; el software de reconocimiento de voz podría transcribir las clases en tiempo real, mejorando la accesibilidad de los estudiantes con discapacidad. Mientras que los humanos seguirán estando en el centro de la experiencia educativa, la IA dotará a los profesores de “superpoderes”, facilitando su labor. Desde la perspectiva de la colaboración, el potencial es ilimitado.

La zona gris

El debate sobre el avance de la inteligencia artificial en la educación se ha polarizado: están los que creen que salvará el mundo y los que predicen que será el fin. Pero quizá haya un término medio que se ha dejado de lado, una zona gris entre el blanco y el negro donde se combina lo mejor de ambos mundos.

Los profesores siempre se han servido de la tecnología para apoyar a su alumnado. Las fotocopiadoras, las calculadoras, los ordenadores e internet han sido disruptores en su momento.

Los grandes modelos lingüísticos como GPT transformarán la forma en la que aprendemos y enseñamos. Si los profesores pueden así dedicar más tiempo a fomentar la creatividad, el pensamiento crítico y la pasión por el aprendizaje continuo en sus alumnos, abramos la mente a que la IA les apoye y deje espacio a la parte más humana de la enseñanza. Solo así seremos capaces de ayudar a los estudiantes a alcanzar todo su potencial.

*** Dmytro Voloshyn es cofundador y CTO de Preply.

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