Invierta en personas que generan riqueza
El otro día leí una entrevista a un gestor que había sido de los primeros en invertir en algunas de las empresas más interesantes de la actualidad. Recuerdo que fue, por ejemplo, uno de los primeros inversores de Tesla.
El periodista estaba obsesionado con que le diera su opinión sobre el Bitcoin, pero el tipo, muy educadamente, le venía a decir que sí, que invertir en Bitcoin podía estar muy bien, pero que a él lo que le gustaba de verdad era invertir en personas. En esas personas con un talento fuera de lo normal, que crean empresas fuera de lo normal, que a su vez generan extraordinarias plusvalías para sus accionistas.
Me sentí identificado. A mí me parece muy interesante contar con criptomonedas adecuadamente reguladas y supervisadas. Pueden ser muy útiles, por ejemplo, como cobertura ante una pérdida de confianza en los bancos centrales (algo que no se puede descartar al ritmo que van).
Pero, como inversor y asesor financiero, lo que más me gusta son las buenas ideas, que suelen ir de la mano de personas extraordinarias desde el punto de vista empresarial.
Es cierto que en el mundo hay mucha desigualdad y sin duda hay que tomar medidas para evitar excesos. El capitalismo es como un caballo de carreras: embridado y bien montado es una máquina maravillosa. Sin brida y descontrolado es muy peligroso. Pero dentro de ese 1 % que tiene el 90 % de la riqueza mundial distinguiría a quienes generan riqueza y a quienes no.
Pero, como inversor y asesor financiero, lo que más me gusta son las buenas ideas, que suelen ir de la mano de personas extraordinarias desde el punto de vista empresarial
Gente como Musk, Gates, Jobs o Page y Brin (cofundadores de Google) amasan fortunas impresionantes, pero no es menos cierto que su aportación a la sociedad también ha sido muy importante.
Musk, para la mejora del medioambiente, Gates ha disparado la productividad del ser humano - y encima dedica el grueso de su fortuna a acciones benéficas. Y no creo que haya una sola persona en el mundo que no utilice un Smartphone, una idea de Steve Jobs. Tampoco creo que haya nadie que piense que Google no sea un gran invento.
Pero es que además podemos tener un doble beneficio: como ciudadanos, usuarios de sus útiles e inteligentes aportaciones y como inversores, uniéndonos a ellos en su proceso creativo y generador de rentabilidad.
Detectar a tiempo a esas personas - o esas ideas - es sin duda la mejor forma de invertir. La revalorización de sus empresas demuestra sin lugar a dudas que esta afirmación es cierta. El problema es que inicialmente son difíciles de detectar. Ahora bien, se pueden detectar las tendencias, ideas y sectores en los que se mueven esas personas y esas ideas.
Por ejemplo, como en los últimos veinte años la fuerza fundamental de la economía ha sido la revolución digital, todos los anteriores estaban en el índice tecnológico NASDAQ. Haber invertido en el NASDAQ en lugar de en el Ibex ha supuesto una diferencia brutal de rentabilidad (concretamente del 600 % a favor del Nasdaq).
Afortunadamente, la barrera de entrada que han puesto los distribuidores - con ayuda de los políticos - tiene cada vez más lagunas que se pueden aprovechar
Ahora tenemos la posibilidad de afinar todavía más el tiro utilizando fondos de inversión de tercera generación, conocidos como ETF (“Exchange Traded Funds” o fondos cotizados). Nos permiten no sólo invertir en grandes sectores, sino también en subsectores y micro sectores donde muy probablemente se encuentren los próximos Gates, Jobs y compañía.
Como por ejemplo la inteligencia artificial o la tecnología blockchain. Pero hay muchos más. Y no tienen porque estar en la tecnología. En otras épocas el talento empresarial ha estado más en la industria que en la pura tecnología.
Como en Europa y especialmente en España los distribuidores de fondos, es decir, bancos, sociedades de valores y asesores financieros NO independientes en general, le tienen a los ETF más miedo que a un nublado – lógico, sus comisiones son bajísimas y a quien interesan es a los inversores y a los asesores independientes, no a los distribuidores – no nos llegan las “virguerías” que llegan al resto del mundo.
No tenemos la misma capacidad de invertir en ideas concretas y subsectores punteros como forma previa a invertir en personas (y luego, cuando despunten, centrarnos en ellas). Afortunadamente, la barrera de entrada que han puesto los distribuidores - con ayuda de los políticos - tiene cada vez más lagunas que se pueden aprovechar.
*** Víctor Alvargonzález es asesor financiero independiente y socio fundador de Nextep Finance