La España abandonada
Desde 2018, han desaparecido 65.000 empresas y la tasa de paro juvenil es del 31%. Mientras, será el último país europeo en recuperar el nivel de PIB previo a la pandemia.
Durante años, para describir los problemas socioeconómicos de nuestro país hemos recurrido a la búsqueda de adjetivos que permitieran a la sociedad visualizar la situación de España. Desde la inteligente España Invertebrada de Ortega, vigente a pesar del transcurrir de los años, a una España Vaciada que tiene más que ver con la igualdad de oportunidades y la libertad, que con movimientos políticos con escaso éxito para frenar la despoblación.
En mi opinión, la España de nuestro tiempo se siente "abandonada" por sus dirigentes y presa de políticas irresponsables. Es una España que ansía auténticos referentes morales, profesionales y políticos en la esfera social, pero sobre todo en la económica, pues ahí se centran las grandes vulnerabilidades y desequilibrios de nuestro país, aquellos que pueden comprometer la prosperidad del presente, pero sobre todo, frustrar las expectativas y el futuro de la siguiente generación.
Hay una 'España Abandonada' que aguanta con sacrificio la persistencia de una inflación que la vicepresidenta Calviño definió como coyuntural y que desde hace un año y medio sufren las economías familiares de manera heterogénea, afectando especialmente a las más vulnerables, que para satisfacer una necesidad primaria como comprar alimentos básicos sufren un encarecimiento de la cesta de la compra superior al 15% con respecto al año pasado.
La inflación, a pesar de su contención de noviembre que nos deja un IPC provisional del 6,8%, está instalada en toda la cadena de valor de bienes y servicios, como demuestra una inflación subyacente que se mantiene en niveles récord con un 6,3%.
Las previsiones de inflación para 2023 de la OCDE (4,8%), Comisión Europea (4,8%) o Banco de España (5,6%) confirman que asistimos a un fenómeno persistente que requerirá meses de esfuerzo y medidas eficaces para lograr su desaceleración. Mientras tanto, seguirá lastrando la competitividad empresarial por un lado y disminuyendo la renta disponible de los hogares por otro.
[La OCDE prevé que la inflación en España siga en el 4,8% hasta 2025]
El endurecimiento de la política monetaria a través de la subida de los tipos de interés implica que los hogares con hipotecas a tipo variable sufran un incremento de la carga financiera y dediquen más recursos para atender sus cuotas hipotecarias, a pesar de la intervención del gobierno ampliando el Código de Buenas Prácticas. Con el Euríbor en el 2,86% y una proyección creciente en los próximos meses, el consumo privado se resentirá y afectará negativamente al crecimiento en 2023.
"La 'España Abandonada' es la España de las empresas, en especial la de las pymes y los autónomos"
La 'España Abandonada' es la España de las empresas, en especial la de las pymes y los autónomos. Señaladas por el gobierno cuando así le ha interesado, afrontan un invierno de incertidumbre, con nuevas subidas de impuestos e incrementos de cotizaciones sociales. Han desaparecido más de 65.000 empresas desde 2018, una de cada cuatro empresas se encuentra en situación de vulnerabilidad financiera y en el tercer trimestre los concursos de acreedores se han incrementado un 30% con respecto al mismo periodo del año pasado.
Las empresas de nuestro país necesitan crecer en tamaño, pero el Gobierno sigue sin entender que la productividad es la vía del crecimiento empresarial. Mayor tamaño conlleva más capital tecnológico e innovación, por eso es tan importante que las pymes que mayoritariamente constituyen nuestro tejido empresarial, reduzcan el diferencial de productividad negativo que mantienen con respecto a las pymes europeas.
La 'España Abandonada' la componen los trabajadores que no encuentran empleo y que engrosan la tasa de paro más alta de Europa con un 12,67%, pero sobre todo los jóvenes, que más allá de bonos culturales, lo que necesitan son oportunidades para demostrar su talento. Una tasa de paro juvenil del 31% es inasumible.
La reforma del mercado de trabajo ha supuesto un encarecimiento de los costes laborales y el uso de la figura del contrato indefinido para esconder la precariedad, cuando sabemos que la duración media de los contratos en octubre fue de 48,66 días frente a los 57 de hace un año y 41.000 personas firmaron más de un contrato el mes pasado.
Hay ciudadanos que aspiran a entender por qué su Gobierno se enroca manteniendo una previsión de crecimiento del 2,1% para 2023 cuando han sido reducidas prácticamente a la mitad por todas las instituciones y analistas independientes. Que la propaganda del gobierno siga insistiendo en nuestro robusto crecimiento cuando seremos el último país que recuperará los niveles de PIB prepandemia es tratar a los españoles como menores de edad.
Los Presupuestos Generales del Estado para 2023, la herramienta de política económica más importante que tiene un Gobierno para impulsar el crecimiento, ni tienen una base sólida, ni garantizan la sostenibilidad de las finanzas públicas.
"Son los Presupuestos de la imprudencia, disparan el gasto estructural apoyándose en unos ingresos coyunturales"
Son los Presupuestos de la imprudencia, los que disparan el gasto estructural apoyándose en unos ingresos coyunturales y que priman las necesidades políticas de un presidente, traducidas en pagos y concesiones a independentistas, frente a las necesidades de una España que se siente una vez más abandonada.
El populismo fiscal del Gobierno lo acabarán pagado los españoles cuando haya que devolver a bancos y energéticas lo recaudado más intereses por el despropósito normativo que supone el gravamen a banca y energéticas.
Sánchez no puede hacer a los españoles más ricos, pero indudablemente sí puede hacernos más pobres. El déficit estructural y la deuda récord de 1,5 billones de euros ejemplifican la importancia de acometer una urgente revisión y reducción de gasto público tal y como señalábamos en esta tribuna en agosto.
[Opinión: Una urgente revisión y reducción del gasto público. Por Santiago Sánchez]
El esfuerzo fiscal que el contexto de inflación y alto endeudamiento requiere, debe ser temporal y focalizado en las empresas y hogares más afectados por la crisis para no generar desequilibrios adicionales a las finanzas públicas.
No hay recetas mágicas para que España alcance un crecimiento sano y sostenido en el tiempo. El rigor en las previsiones, la responsabilidad en el gasto público y la ortodoxia fiscal son el armazón para cimentar una política económica que se complemente con reformas estructurales que reduzcan las trabas administrativas y faciliten la actividad. Hay una España que esta legislatura ha estado abandonada y que no puede esperar más.
*** Santiago Sánchez López es economista.