La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Europa Press

La tribuna

'Made in Europe'

La Unión Europea debe apostar más por la industria de sus Estados y la formación digital de los europeos para competir en el actual entorno geopolítico.

29 enero, 2023 03:15

Decía Jean Monnet, uno de los padres fundadores de las Comunidades Europeas (Unión Europea a la postre), que Europa se forjará en las crisis y será la suma de las soluciones adoptadas para afrontar esas crisis. Es curiosamente en las circunstancias más adversas donde surgen los momentos de mayor necesidad, como una suerte de golpe seco que despierta del letargo, revela las limitaciones y urge a pasar a la acción.

Tras las lecciones aprendidas de los acontecimientos de los últimos años, la UE y los Estados Miembro que la componen han comenzado a despertar del letargo. Las vulnerabilidades del modelo productivo como consecuencia del impacto económico y social de la Covid19 -el PIB de la Eurozona se desplomó cerca de un 7% en 2020, según Eurostat -; la violenta e injustificada invasión rusa de Ucrania -con la consiguiente crisis energética, alimentaria y de combustibles- y su efecto en el alza de precios; o las crecientes tensiones comerciales con China son algunos ejemplos de ello.

Ahora bien, sin duda alguna, la gota que ha colmado el vaso han sido los últimos movimientos por parte, incluso, de los aliados más cercanos a la esfera comunitaria. El plan multimillonario de la Administración Biden, orientado a subsidiar masivamente a la industria americana para combatir la inflación y facilitar la transición hacia las energías limpias, ha desatado la ira de los socios europeos, que ven en este tipo de estímulos una suerte de estocada letal a la competencia entre empresas, la integridad del mercado único europeo y la aplicación de una suerte de visión proteccionista que contraviene las reglas básicas del multilateralismo y la Organización Mundial del Comercio.

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No en vano la Comisión Europea ya alertaba en su Estrategia Industrial Actualizada de 2021, y en su Green Deal Industrial Plan, anunciado por Ursula von der Leyen en la reciente cumbre de Davos, de las dependencias estratégicas de la UE, así como de la necesidad de impulsar un verdadero plan de acción europeo que nos permita emprender las inversiones y las reformas estructurales necesarias para avanzar hacia la autonomía estratégica de la Unión.

Una autonomía que dote al club comunitario de las herramientas necesarias para actuar, incrementar su resiliencia y jugar un papel geopolítico relevante en un contexto internacional cada vez más volátil y convulso.

Un enfoque de industrias 'Made in Europe' en ámbitos clave de la economía europea donde la Unión converja hacia una mayor integración y producción dentro de sus fronteras: energía, materias primas, infraestructuras, ciberseguridad, salud o seguridad alimentaria.

"La UE solo ostenta una cuota del 10% del mercado mundial en la fabricación de microchips"

El hecho de que la UE solo ostente una cuota del 10% del mercado mundial en la fabricación de microchips, esenciales para la mayoría de productos tecnológicos; o la importación de más de un 70% de los paneles fotovoltaicos de países como China, Corea del Sur y Malasia (en un contexto en que el sol y el viento son el pilar más relevante para el impulso de las renovables) son evidencias muy representativas del alcance de estas dependencias.

La creación de un entorno de negocios favorable para una industria verdaderamente sólida y competitiva exige actuaciones acuciantes en varias direcciones. En primer lugar, reforzar el funcionamiento del mercado único a través de un crecimiento de la productividad, la competitividad internacional, la inversión público-privada y la inversión en I+D (apenas un 2,3% en 2020 frente al 3,26% de Japón y el 3,45% de EEUU), así como la reducción de la burocracia y las facilidades para el acceso a la financiación, especialmente para pymes y start-ups.

En segundo lugar, deviene imprescindible impulsar una política de formación ambiciosa que dote a los trabajadores con las habilidades necesarias para afrontar los retos laborales en las industrias más innovadoras y disruptivas. La falta de cualificación en competencias digitales es un problema estructural en el conjunto de la Unión.

De hecho, según el informe sobre el Índice de Economía y Sociedad Digital de la UE (DESI, 2022), solo el 54% de los europeos de entre 16 y 74 años tiene al menos habilidades digitales básicas, lejos del objetivo de la Década Digital del 80% para 2030.

"Solo el 54% de los europeos de entre 16 y 74 años tiene al menos habilidades digitales básicas"

En tercer y último lugar, es capital contar con el armazón presupuestario necesario. Un Fondo Europeo de Soberanía que refuerce una respuesta europea unida, junto con una reforma del sistema de recursos propios de la UE, la mejora del Marco Financiero Plurianual y la utilización de los remanentes de los programas existentes, dará a la Unión el espaldarazo financiero necesario para garantizar su autonomía estratégica a largo plazo y reducir nuestras dependencias de terceros países.

Este enfoque de industrias 'Madre in Europe' permitiría, en definitiva, el desarrollo de un acervo empresarial e industrial que favorecería la creación de nichos de empleo de alta cualificación, innovadores y bien renumerados, una transición medioambiental y digital más rápida y garantista y una mayor influencia geopolítica a través de una nueva era de alianzas económicas, comerciales e industriales con países democráticos.

En palabras del excanciller alemán Helmut Kohl, "sólo si Europa habla con una sola voz y pone en común sus fuerzas podrá hacerse valer como actor internacional". En los tiempos tan aciertos que atravesamos, conviene no olvidarlo.

*** Alberto Cuena es periodista especializado en asuntos económicos y Unión Europea.

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