Si como sociedad avanzada nos marcamos como objetivo la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, desde todos los sectores, empresas, administraciones y ciudadanos, debemos comprometernos a erradicar cualquier clase de comportamiento o costumbre que excluya a las mujeres de la esfera pública y que las limite para tomar sus propias decisiones. A este respecto, al sector financiero todavía le queda terreno que ganar.

En este sentido, el reciente informe titulado “Jugando con un balón cuadrado: la brecha de género en la educación financiera”, elaborado por Allianz Research, demuestra la persistencia de una brecha entre hombres y mujeres en cuanto a los conocimientos financieros y la confianza para adquirirlos. Con una muestra de más 7.000 personas en siete economías desarrolladas (Australia, Francia, Australia, Francia, Alemania, Italia, España, Reino Unido y EEUU), el estudio elaboró una encuesta con 9 preguntas relacionadas con inversión y educación financiera.

Esta investigación muestra una proporción muy superior de mujeres con una alfabetización financiera pobre (con entre 0 y 2 respuestas correctas) respecto a la de los hombres (30% vs 21%). De igual modo, encontró un porcentaje significativamente inferior en la categoría de altos conocimientos financieros (11% frente a 19%). Las mujeres están en desventaja a la hora de tomar decisiones financieras informadas y razonales: están jugando con un balón cuadrado.

No obstante, el estudio muestra que el conocimiento y las habilidades financieras aumentan con la edad, con una mayor concentración de personas con conocimientos financieros elevados entre los baby boomers (21 %) que entre la generación Z (6 %) y los millennials (11 %) juntos. 

Al sector financiero todavía le queda terreno que ganar

¿Por qué se están produciendo estas diferencias tan agudas en las economías desarrolladas? ¿A qué se debe esta diferencia cuando son las niñas quienes obtienen mejores resultados en matemáticas en la educación secundaria? Tal vez una parte de la respuesta la encontremos en que la sociedad no ha sido capaz de generar los espacios necesarios para que las mujeres desarrollen su potencial y ganen toda la seguridad que requieren para tomar decisiones financieras. Este posible argumento se refleja en el desproporcionado número de mujeres que escogieron en la encuesta la opción “no estoy seguro/a” en lugar de arriesgarse a seleccionar otra de las opciones propuestas.

Además, según la Unesco, solo un 35% de los estudiantes matriculados en carreras STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería, Matemáticas) son mujeres, lo que demuestra que todavía existe la falsa percepción de que existen "estudios para mujeres" y "carreras para hombres". Es algo que, entre todos, debemos desmontar ya que no ayuda a mejorar la educación financiera de las mujeres. 

De acuerdo con otras investigaciones, cuando generamos espacios en los que las personas se sienten cómodas, es más común que desarrollen su curiosidad y afronten nuevos desafíos. A menudo, estamos privando a las mujeres de esos entornos de confianza, en los que puedan defender sus ideas y seguir avanzando. Como ejemplo, el bajo número de mujeres en carreras STEM que hemos nombrado anteriormente. Es esencial que las mujeres tengan la oportunidad de tomar sus propias decisiones financieras para que puedan desarrollar sus conocimientos y su potencial. Esto revela un hecho esperanzador: cuando la sociedad promueve que las mujeres tomen el control de sus finanzas, se favorece su educación financiera.

¿Cómo podemos contribuir a cerrar esta brecha? Creo que debemos plantear un enfoque basado en cuatro pilares. En primer lugar, abordar la falta de confianza y el efecto paralizante que genera a las personas sentir que no se tienen los conocimientos suficientes. Según el informe el 59% de las mujeres españolas no confía en su situación económica. En segundo lugar, capacitar para que se hable abiertamente de las dificultades financieras, permitiendo elaborar un plan para alcanzar sus objetivos. Como tercer pilar, hemos de empoderar para liderar la creación de sus propios fondos de ahorro. Por último, debemos favorecer que las mujeres ahonden en los riesgos y la rentabilidad de los diferentes activos financieros disponibles para la inversión. En pocas palabras: confianza; presupuesto; ahorro e inversión.

La parte positiva del debate de estas semanas de actualidad convulsa es el impulso a la conversación sobre las necesidades y las dificultades de las mujeres. No debemos permitir que, cuando la actualidad informativa haya pasado, estos diálogos se enfríen. Sigamos buscando la manera de corregir los comportamientos injustos que han estado frenando el desarrollo de la mitad de la población.

*** Matthias Rubin-Schwarz es CFO en Allianz España.