El sector bancario español en el contexto de la UE-27
Hace unos días que el Instituto Español de Banca y Finanzas que promueve la Fundación AEB en colaboración con CUNEF, ha publicado un informe del que soy coautor que realiza un diagnóstico lo más reciente posible del sector bancario español en el contexto europeo con información que abarca el periodo 2019 (pre-Covid) y 2023. Se basa en los datos que publica la Autoridad Bancaria Europea referida a grupos bancarios consolidados que incluyen por tanto el negocio de las filiales en el exterior. Esa información se completa con la que proporciona el BCE.
Los resultados indican que en 2023:
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El sector bancario español tiene un peso en la economía menor que la media de la UE en términos de empleo y solo ligeramente superior en términos de VAB, que se caracteriza por ser un modelo de banca de intermediación mediante el que ofrece una mejor accesibilidad a los servicios bancarios. Así, España es el tercer país con menor ratio de habitantes por oficina, pero con oficinas de reducida dimensión. Eso sí, su productividad en términos de activos gestionados por empleado es un 47% superior al promedio europeo.
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El modelo de negocio de intermediación se caracteriza por un elevado peso de los créditos y los depósitos en el balance. En la banca española, el 67% de los pasivos son depósitos no interbancarios, casi 9 pp más que en la UE. Por el lado del activo, el peso del crédito al sector privado no financiero es 6,5 pp superior en la banca española, y se debe a la importancia que tiene la financiación a hogares (32,4%, 7,8 pp superior a la media de los países de la UE), ya que el peso de la financiación a las empresas es 1,3 pp inferior. Destaca sobre todo el mayor peso en España del crédito hipotecario, que supone el 21,9% del activo (6,3 pp más que en la banca europea).
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El modelo de intermediación de la banca española genera ventajas en términos del margen de intereses, que es sistemáticamente superior en España (2,66% del activo) al de la UE-27 y al de los principales sectores de la eurozona. La banca española es también más eficiente, con una ratio de eficiencia operativa en 2023 del 47% que es 9 pp inferior a la media europea, situándose como la más eficiente en relación a las principales economías de la zona euro. La mayor densidad de red en España no se traduce, por tanto, en una menor eficiencia, sino más bien al contrario.
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Los mayores costes de estructura de la banca de intermediación son compensados con un margen de intereses superior, lo que genera en una mayor rentabilidad. En el reciente contexto de subida de tipos de interés, la rentabilidad de la banca española ha pasado del 0,64% en 2022 al 0,80% en 2023 en términos de rentabilidad económica (ROA) y del 10,38% al 12,69% en términos de rentabilidad financiera (ROE). La banca española es más rentable que el promedio de la UE, con una ROE en 2023 casi 2,5 pp superior, y una ROA 0,12 pp mayor. España también supera en rentabilidad a Alemania (ROE del 6,5%), Francia (6,3%) pero no a Italia (14,1%).
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España supera holgadamente las ratios regulatorias de Basilea III relativas a liquidez, con una ratio de cobertura de liquidez del 178% que supera en 11pp el promedio de la UE-27, y con una ratio de financiación neta estable del 131%, 4 pp superior a la de la media europea.
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Entre las debilidades de la banca española se sitúan el riesgo y la solvencia. Así, su tasa de dudosidad supera la media de la UE-27 con una brecha que se ha ampliado desde mediados de 2021, hasta alcanzar casi 1 pp en el cuarto trimestre de 2023 (2,8% vs 1,9%). También es superior la tasa de refinanciación en la banca española, con un diferencial a finales de 2023 de casi 1 pp (2,38% vs 1,42%), aunque ha disminuido el nivel desde 2019. En el ranking europeo, la banca española es la cuarta con mayor tasa de dudosidad y quinta en tasa de refinanciación, siendo en este último caso el país que concentra el mayor porcentaje de exposiciones refinanciadas de la UE (23,3%).
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Del mismo modo, en la capitalización (ratio CET1) la banca española está en la última posición del ranking de los 27 países de la UE, con un valor del 12,8% en 2023 que es 3,3 pp inferior al promedio de ese grupo de países y 2,4 pp inferior al siguiente país con peor ratio que es Grecia. Eso sí, la capitalización ha mejorado en relación a 2019 (en 0,8 pp).
En síntesis, estos datos muestran que la banca española presenta fortalezas (es más eficiente, rentable y con mejores ratios de liquidez) y debilidades (soporta mayores tasas de dudosidad y un nivel más reducido de solvencia). Es un sector con un peso en la economía menor en términos de empleo y solo ligeramente superior en términos de VAB (por lo que es más productivo), y que ofrece una mejor accesibilidad a los servicios bancarios, en un mercado más concentrado.
Respecto al modelo de negocio, se caracteriza por ser banca de intermediación, con un elevado peso de los créditos y los depósitos en su balance, sobre todo hipotecas y depósitos a plazo en relación a la banca europea. Este modelo ha requerido una mayor estructura en términos de la red de oficinas en comparación con otros países, pero la evidencia mostrada indica que eso no ha hecho que el sector bancario en España sea más ineficiente o menos rentable, más bien al contrario.
En el actual escenario en el que la inflación está doblegando y en el que ya ha comenzado la bajada de tipos (que un recorte del tipo de intervención del BCE de 25 pb el pasado 6 de junio), se agota la recuperación del margen de intereses, también como consecuencia del ajuste pendiente de los tipos de interés pasivos que paga la banca.
Por tanto, se agota el margen para aumentar la rentabilidad por esta vía, especialmente si en paralelo con la bajada de los tipos de interés, continúa la retirada de la liquidez en el Eurosistema y la presión sobre los tipos pasivos es mayor.
Entre las debilidades señaladas, destaca la posición rezagada de la banca española en términos de ratio de solvencia. Aunque en parte se deba a la mayor frecuencia de uso de modelos estándar de medición de sus activos ponderados por riesgo y la banca española avanza alguna posición en el ranking de corregir ese efecto, la diferencia con la media es importante, por lo que la banca debería aprovechar la recuperación de la rentabilidad para fortalecer orgánicamente sus recursos propios. En estos momentos en los que la rentabilidad ha aumentado es cuando podría ser más sencillo.
*** Joaquín Maudos es catedrático de economía de la Universidad de Valencia, director adjunto del Ivie y colaborador del CUNEF.