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La tribuna

El peso creciente de los grandes fondos de inversión

El gran crecimiento de la banca en la sombra, al margen de una estricta supervisión y control, aumenta el riesgo sistémico del conjunto del sistema financiero.

5 agosto, 2024 02:25

Durante las últimas décadas se ha producido un crecimiento exacerbado de la actividad financiera internacional y una prevalencia de obtención de altas rentabilidades en los mercados por parte de las grandes compañías transnacionales. La gran expansión de la economía financiera a nivel mundial ha venido acompañada de un proceso de transformación del sistema, tanto de la naturaleza de los mercados como de los productos que se intercambian en éstos.

Por un lado, los mercados financieros nacionales crecen y se internacionalizan. Por otro lado, se han ido produciendo fuertes innovaciones en el ámbito de los mercados, las instituciones y los activos financieros, que cada vez son más complejos y menos transparentes. Surge así un sistema financiero "en la sombra", sobre el que no existe ningún tipo de regulación ni registro de sus actividades.

Además de las instituciones tradicionales que operan en los mercados financieros, como son las entidades de depósito -ya sean bancos comerciales o de inversión, que operan bajo el paraguas regulatorio de los bancos centrales-, están las instituciones de inversión colectiva (fondos y sociedades de inversión) y las instituciones de ahorro contractual como son las compañías de seguros, fondos de pensiones, etc.

Tanto las instituciones de inversión colectiva como las de ahorro contractual forman parte de los inversores institucionales. Durante las últimas décadas, son estos inversores institucionales los que vienen captando buena parte del ahorro de los hogares para rentabilizarlos.

Estas entidades financieras no bancarias utilizan cuatro herramientas en su papel de intermediación:

  1. Transforman vencimientos, obteniendo fondos a corto plazo para invertir a largo plazo.
  2. Transforman liquidez, usando pasivos similares al efectivo para comprar activos más difíciles de vender, como préstamos.
  3. Emplean el apalancamiento, pidiendo dinero prestado para comprar activos fijos y aumentar las ganancias (o pérdidas) potenciales de una inversión.
  4. Transfieren riesgo, asumiendo el riesgo de incumplimiento de alguien que ha pedido dinero prestado y lo transfieren a otra parte.

Los fondos de inversión juegan un papel crucial en la gestión de activos y en la diversificación de carteras. El tamaño de un fondo de inversión puede influir en su eficiencia y rentabilidad. Por lo general, un fondo más grande puede beneficiarse de economías de escala, lo que le permite reducir costos operativos y acceder a mejores oportunidades de inversión.

Además, un fondo de mayor tamaño suele ser percibido como más seguro y estable por los inversionistas, lo que puede atraer más participantes y aumentar su capacidad para generar retornos.

Iniciaron su actividad en la vivienda, formando con las hipotecas paquetes de préstamos que se convirtieron en valores, al ser utilizados para respaldar títulos que se vendían a inversores. Precisamente este tipo de operaciones estuvieron en el origen de la crisis financiera iniciada en 2007 en los Estados Unidos.

Tras la crisis de 2008, el crecimiento de estos fondos ha sido espectacular. Un reciente estudio del Thinking Ahead Institute muestra cuáles eran las 20 gestoras de fondos privados con más patrimonio del mundo en 2023.

Diversos factores contribuyen al auge de los mercados privados. En primer lugar, la carga normativa restringe la financiación bancaria, potenciando a los prestamistas en la sombra. En segundo término, los Estados, ante su elevada deuda, buscan la colaboración de los inversores privados para el desarrollo de infraestructuras. En tercer lugar, el auge de la logística y los centros de datos abren oportunidades en el sector inmobiliario. Por último, la proliferación de startups tecnológicas está favoreciendo el desarrollo del capital riesgo.

El sector de las infraestructuras es uno de los que más crece dentro de los mercados privados. A la renovación o construcción de las instalaciones clásicas —puertos, carreteras, aeropuertos y redes de ferrocarril— se le suma ahora el desarrollo de infraestructuras para las dos grandes transiciones económicas del siglo XXI: la energética y la digital.

Los administradores de los fondos de inversión saben que el futuro pasa por la colaboración público-privada. La ingente financiación necesaria no puede venir sólo de los Estados, que tras la pandemia tienen una deuda pública demasiado elevada y no pueden hacer frente al esfuerzo de capital.

La penetración de estos grandes fondos de inversión en sectores estratégicos y servicios esenciales de la economía, como el sector primario y agroalimentario, el sector sanitario, la vivienda, la banca, la gran industria, las tecnológicas o el negocio de la deuda atañe riesgos que deben ser evaluados.

*** Mónica Melle Hernández es profesora de Economía de la UCM.

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