
Jennifer Aniston rechaza los rellenos estéticos y apuesta por el efecto a largo plazo de los polinucleótidos
¿Qué son los polinucleótidos? Todo sobre el secreto de la juventud que puso de moda Jennifer Aniston
¿Qué puede hacer este compuesto por nosotras? ¿Cuáles son sus efectos? Resolvemos los enigmas de este tratamiento vanguardista.
Más información: Micropigmentación vs 'microblading': dos expertas desvelan qué son y en qué se diferencian estas técnicas
Los cánones de belleza y su evolución están constantemente en el punto de mira. La sobreexposición en las redes sociales y la influencia de los filtros que en esta se utilizan condicionan la idealización de rostros que poco o nada tienen de real. En contrapunto, los especialistas en estética trabajan, cada vez más, por ofrecer tratamientos y procedimientos que limiten la huella estética y preserven las facciones naturales de quien decida someterse a los mismos.
El auge del wellaging es imparable. Esta tendencia, que aboga por envejecer de la mejor manera posible, limita el uso de rellenos de ácido hialurónico y tratamientos invasivos y abre un nuevo horizonte a innovadores procedimientos de origen (muy) natural como los polinucleótidos.
Estos se postulan como la innovación de belleza en tendencia después de que famosas como Jennifer Aniston o Charli XCX reconocieran haberse sometido a tratamientos con ellos, pero… ¿Qué es esta impronunciable palabra? ¿Cuáles son los beneficios que se les atribuye? Y, casi aún más importante, ¿desbancarán a los populares bótox y ácido hialurónico?
De origen animal
Los polinucleótidos son cadenas de nucleótidos, las moléculas que forman el ADN y el ARN. En palabras de la doctora y cirujana plástica y estética Elena Jiménez: "Son bases púricas y pirimidínicas que forman el ADN, o por así decirlo, el núcleo de la célula que está troceado es ADN. Cuando una célula en su ambiente ve un aumento de dichos fragmentos del núcleo, lo interpreta como que existen células cercanas a ella que están muriendo y, por lo tanto, ella tiene que reforzarse".
Estas moléculas se extraen de fuentes como el ADN de gónadas de peces, "como la trucha y el salmón" incide Górriz, "cuando se inyectan en la piel actúan como bio regeneradores".
En medicina estética "se utilizan por su capacidad regeneradora y bioestimuladora" explica la doctora Carmen Górriz. Debido a la percepción de que células cercanas están muriendo, "activa todo su sistema para el cual está programada" confirma Jiménez. De esa manera, "aumentan los vasos sanguíneos, el colágeno e intenta priorizar o acelerar todo el sistema de síntesis de proteínas".
El efecto de esta reacción es un "aumento de grosor de la piel y la disminución de las arruguitas, mejora de la apariencia de ciertos tipos de ojeras y una piel jugosa, luminosa y juvenil", señala Jiménez. "También se está explorando sus efectos en dermatología y traumatología por su potencial reparador en tejidos dañados" amplía la doctora Górriz.
¿Aliados o sustitutos?
El tratamiento con polinucleótidos consiste en micropunciones que depositan productos en la dermis profunda o en la hipodermis, en función de las necesidades de la paciente. Las molestias se limitan gracias a la aplicación de anestesia tópica y, prometen, efectos visibles desde la primera sesión, aunque su pico de beneficio se alcanza a las seis semanas, cuando el cuerpo ha podido producir el nuevo colágeno.
La doctora Gemma Pérez Sevilla aconseja un protocolo de tres sesiones, espaciadas por 28 días, y comenzar un plan de mantenimiento cada seis o 12 meses. La pauta se ajustará según las necesidades individuales de cada caso.
Si bien los polinucleótidos consiguen devolver volumen a la piel por la estimulación de colágeno y elastina, "no necesariamente es un sustituto al ácido hialurónico", ya que estos "trabajan a nivel más profundo y su función es la regeneración celular a largo plazo" y no aportan un volumen extra. La doctora Górriz los ve, más bien, como "complementarios" puesto que "proporcionan una mejora en la calidad de la piel que potencia los efectos de otros tratamientos".
Los neuromoduladores, por su parte y como bien su nombre indica, "modulan la contracción muscular" y nos ayudan a posicionar ciertas zonas de la cara, como las cejas o la mandíbula. "Los polinucleótidos no tienen nada que ver con esto" confirma la Elena Jiménez.
Burbuja de popularidad
El auge de los tratamientos con polinucleótidos es irrefrenable, las razones radican en la propia comodidad del protocolo "son mínimamente invasivos, ofrecen resultados naturales y mejoran la calidad de la piel sin modificar la expresión facial", corrobora Górriz. "Además, la tendencia en medicina estética se orienta cada vez más hacia la regeneración y prevención en lugar de soluciones inmediatas pero efímeras".
"Es justo uno de los pilares que faltaba, que es el tratamiento de la calidad de la piel. Hasta ahora se trabajaba mediante cremas, fórmulas magistrales, utilización de láseres… pero no se buscaba una regeneración de tal", añade Elena Jiménez. "La única opción de regeneración era utilizar grasa propia procesada para que, sin dar volumen, pudiéramos aportar el contenido de células madre. Ahora, sin necesidad de ese proceso previo, tenemos unas sustancias que van a hacer una regeneración local".
Uno de los inconvenientes que presentan algunos procedimientos estéticos como los rellenos de ácido hialurónico, toxina botulínica, lifting, etc. es la huella estética que deja. En este caso, a largo plazo los polinucleótidos favorecen la salud de la piel "siempre que se lleven a cabo por manos expertas".
"Con ellos se inicia una etapa nueva en la medicina regenerativa aplicada a las zonas donde más se necesitan, como alrededor de los ojos; en el cuello; o en las manos", apunta Jiménez. "Los polinucleótidos inducen el colágeno, y así, iniciamos un poderoso proceso de regeneración", concluyen.