
Benjamín Netanyahu, en rueda de prensa a mediados de febrero. Reuters
"Defenderemos a los drusos": Israel toma cartas en Siria para que los islamistas no lleguen a la frontera
Después de prohibir al nuevo ejército desplegarse en el sur, Netanyahu ha amenazado con atacar Damasco si Al Sharaa ataca a sus “hermanos” sirios.
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Israel quiere dejar claro que tiene una razón para intervenir en Siria. Este sábado, Benjamín Netanyahu ha ordenado a sus tropas prepararse para entrar en Damasco a defender a una minoría religiosa a la que Tel Aviv intenta convencer ahora de que es su mejor aliado: los drusos.
El fin de semana ha sido convulso en Jaramana, un barrio de la capital siria donde muchos profesan esta rama esotérica —y, en la práctica, laxa— del islam. La caída del régimen de Bashar al Ásad en diciembre dejó la suerte de este barrio en manos de milicias locales que hasta ahora han resistido la entrada de las fuerzas de Hayat Tahrir al Sham (HTS) y, posteriormente, del nuevo gobierno de Ahmed al Sharaa. La noche del viernes, los guardianes de facto del barrio embistieron a una patrulla de las autoridades oficiales y mataron a un agente.
Aunque los patriarcas drusos acudieron rápidamente para reñir a sus combatientes y disculparse al ejército de Al Sharaa, aquello abrió una veda. O dos. Por un lado, quedó claro que aquel altercado no iba a ser un caso aislado, y la noche del sábado se repitió la misma escena del día anterior. Por el otro, Israel aprovechó la ocasión para declararse protectora de una minoría que también existe en el Estado judío, pero que en Siria no reúne a más del 3% de la población, concentrada además en el sur.
“No permitiremos que el régimen terrorista del islam radical en Siria perjudique a los drusos”, decía la noche del sábado un comunicado firmado por Gideon Sa’ar, ministro de Exteriores israelí. Tras el anuncio, las redes sociales empezaron a poblarse de vídeos de milicianos drusos —de Jaramana, pero también de la ciudad de Sueida— que bailaban y celebraban la custodia ofrecida por el gobierno de Netanyahu.
Pero el compromiso de Israel con sus “hermanos” en Siria no es gratuito. Tel Aviv ve en los drusos un aliado fundamental para conseguir su mayor objetivo desde que cayó Al Asad: que el gobierno islamista de Damasco no despliegue sus tropas en las regiones fronterizas del sur de Siria.
La intranquilidad de Netanyahu por el relevo de poder en Siria ha sido evidente desde el 8 de diciembre. El mismo día que los rebeldes derrocaron al presidente, el ejército israelí empezó a bombardear instalaciones militares de Al Asad por todo el país. Ese mismo día también, se lanzó una campaña terrestre que ya ha puesto bajo control de las Fuerzas de Defensa Israelíes un total de 400 kilómetros cuadrados, antes pertenecientes a Siria y a la zona desmilitarizada de la ONU.
Sin embargo, todo estalló el domingo pasado, cuando el primer ministro exigió a Al Sharaa “la desmilitarización total del sur de Siria de las tropas del nuevo régimen sirio en las provincias de Quneitra, Deraa y Sueida”. Es decir, las tres provincias con mayor presencia drusa.
Según una exclusiva de Reuters hecha pública este viernes, la estrategia de Israel en Siria pasa por mantener el Estado lo más “débil y descentralizado” posible, según cuatro fuentes distintas. Por mucho que el nuevo Ejecutivo de Damasco haya reiterado que no tiene la intención de entrar en conflicto con Israel, la presencia en la frontera de un ejército capitaneado por el exlíder de la HTS —en su día el Frente Al Nusra, que fue a su vez una escisión de Al Qaeda— no deja dormir tranquilo a más de uno en Tel Aviv.
Para debilitar al gobierno central sirio, Netanyahu no sólo ha avanzado sus tropas y amenazado verbalmente a Al Sharaa. El plan de acción israelí incluye también asegurar que Rusia mantendrá sus bases militares para contrarrestar la influencia turca y, entre otras cosas, encontrar actores satélite dentro de Siria que puedan beneficiar los intereses de Israel.
'Protegida' de Israel
Aquí es donde los drusos pueden ser muy útiles. Esta población, que por estar repartida entre ambos países ya tiene vínculos con Israel, ha sido la protegida de sucesivos gobiernos israelíes en momentos en los que Tel Aviv necesitaba un aliado en Siria. Este sábado, antes de que Sa’ar prometiera “proteger Jaramana a cualquier precio”, salió de Majdal Shams —en los Altos del Golán ocupados desde 1967— una caravana de camiones con banderas drusas cargados de alimentos para repartir por los pueblos del sur de Siria.
En los últimos días, ha surgido en esta región drusa una milicia nueva: el Comité Militar de Sueida. Por su simbología idéntica a las Fuerzas Democráticas Sirias, parece estar asociado al ejército kurdo en el noreste del país. La milicia aboga, como Israel, por una Siria “descentralizada”, y el líder de una de las facciones que la integran incluso ha defendido por Facebook que las tropas de Netanyahu tomen Sueida y el resto de zonas drusas al sur de Damasco.
Igual que en la última semana Israel ha demostrado su influencia en algunos sectores de los drusos de Siria, en las calles de Sueida, Quneitra y Deraa ha quedado claro que sigue habiendo una mayoría que rechaza posicionarse en la órbita de Netanyahu. “Esta no es la revolución por la que luché”, dice Eren, un estudiante de Jaramana. “[Israel] dice que es para protegernos a los drusos del nuevo gobierno, pero su estrategia ya la conocemos: dividirnos del resto de los sirios y convertirnos en un protectorado israelí”, pronostica el joven.