La Europa geopolítica tiene una tarea pendiente alrededor del Caspio
A menos que el eje de China y Rusia sea contrarrestado, podría subyugar a un gran número de Estados en el proceso en la región.
La decisión del Consejo Europeo de diciembre de 2023 de iniciar las negociaciones de adhesión con Moldavia y Ucrania, así como de conceder a Georgia el estatus de candidato a la UE, marcó una nueva era para la política oriental de la UE. Ha puesto el último clavo en el ataúd de la Asociación Oriental (AO), que nunca fue diseñada para gestionar la ampliación.
Por tanto, ha llegado el momento de que una UE geopolíticamente más asertiva reimagine geográficamente y amplíe temáticamente su política oriental. La sustitución de la obsoleta Asociación Oriental por una nueva Asociación Transcaspiana encajaría en esta propuesta por varias razones.
En primer lugar, Bruselas lanzó la Asociación Oriental en 2009 para promover e intensificar la asociación política y profundizar la integración económica entre la UE y Ucrania, Moldavia y Bielorrusia, así como los tres Estados del sur del Cáucaso: Armenia, Azerbaiyán y Georgia. Más al este, la UE elaboró una Estrategia para Asia Central totalmente independiente para dirigir sus relaciones con Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán.
Desde entonces, muchas cosas han cambiado.
El carácter único de la Asociación Oriental no ha resistido el paso del tiempo. Sólo la mitad de los países (Georgia, Moldavia y Ucrania) firmaron Acuerdos de Asociación, incluidos Acuerdos de Libre Comercio Amplios y Profundos con la UE.
Bielorrusia acabó suspendiendo su participación en la Asociación Oriental, Armenia firmó su propio Acuerdo de Asociación Global y Reforzada con la UE y Azerbaiyán sigue negociando su propio marco bilateral. Entretanto, en 2020 entró en vigor un Acuerdo de Colaboración y Cooperación Reforzadas (ACCRE) entre Kazajistán y la UE. Kirguistán ha hecho lo propio firmando un EPCA en junio de 2024 y Uzbekistán es el siguiente en la lista. En consecuencia, los acuerdos de estos Estados centroasiáticos con la UE difieren más en grado que en naturaleza del acuerdo que rubricó Armenia.
En segundo lugar, el Cáucaso Meridional y Asia Central son los eslabones clave en el transporte este-oeste de energía y mercancías hacia Europa, el llamado Corredor Medio. Ante la creciente demanda de rutas de transporte no rusas, se ha producido una oleada de actividades transcaspianas con el objetivo de mejorar la eficiencia del Corredor Medio. En enero de 2024, funcionarios de la UE adoptaron su postura más enérgica hasta la fecha, al anunciar que inversores europeos e internacionales se comprometerían a invertir 10.000 millones de euros en un programa de desarrollo del Corredor Medio.
Al establecer una asociación transcaspiana, la UE estaría en una posición mucho más ventajosa para apoyar el desarrollo de infraestructuras energéticas y comerciales en la región. En general, a Europa le interesa fomentar la conectividad regional para garantizar que los Estados de Asia Central tengan opciones y no dependan totalmente de China y Rusia para el comercio y la inversión.
En tercer lugar, en la actual era de competencia geopolítica, Rusia se está aliando con China e Irán, formando un eje de Estados revisionistas empeñados en derribar los principios, normas e instituciones del sistema internacional posterior a la Guerra Fría. A menos que este eje sea contrarrestado, podría subyugar a un gran número de Estados en el proceso.
"Una nueva asociación debe incluir cuestiones de seguridad para ayudar a estos países a defenderse de injerencias extranjeras malignas"
Mientras tanto, está surgiendo rápidamente un bloque turco de cooperación -formado por Azerbaiyán, Kazajistán, Kirguistán, Turquía, Turkmenistán y Uzbekistán- en campos tan diversos como la seguridad, el comercio y la cultura. A la UE le interesa alentar a Turquía como contrapeso parcial al eje Pekín-Moscú-Teherán, así como apoyar y alimentar el creciente alineamiento del mundo turco y vincular más estrechamente a este grupo de Estados, estratégicamente situados al este y al oeste del mar Caspio, con la arquitectura de seguridad europea.
En cuarto lugar, los Estados del Cáucaso Meridional y Asia Central han convergido en sus políticas exteriores. Aunque con medios diferentes, todos persiguen políticas exteriores «multivectoriales» en su lucha por lograr un equilibrio entre las diversas potencias exteriores.
No quieren verse obligados a elegir un bando en la actual confrontación geopolítica. Pero para compensar las dependencias malsanas de una Rusia nacionalista y una China en ascenso, quieren más presencia occidental, no menos. Aunque se oponen a algunos aspectos del sistema internacional posterior a la Guerra Fría y dan la bienvenida a un mundo multipolar, este término tiene un significado diferente para estos Estados, que no son antioccidentales.
En quinto y último lugar, salvo Azerbaiyán, que tiene un pacto de defensa con Turquía, los Estados de la región carecen de protecciones reales para su seguridad. La Asociación Oriental no incluye un componente de seguridad. En su lugar, la UE está creando asociaciones de seguridad individuales, sobre todo un acuerdo de seguridad a largo plazo con Ucrania, pero también una nueva asociación de defensa y seguridad con Moldavia.
Una nueva Asociación Transcaspiana debe incluir cuestiones de seguridad para ayudar a estos países a defenderse de diversas formas de influencias e injerencias extranjeras malignas. Además, para recoger realmente los frutos de la cooperación transcaspiana, la UE debería redoblar sus contribuciones a las negociaciones de paz entre Armenia y Azerbaiyán. Un tratado de paz abriría potencialmente una dinámica totalmente nueva en la región del Caspio que beneficiaría tanto a la seguridad y la estabilidad como al comercio y la prosperidad.
En esencia, mientras que la AO original se ha hecho añicos, la línea dura entre el Cáucaso Meridional y Asia Central se está disolviendo rápidamente. Está surgiendo una verdadera dinámica transcaspiana, y es un interés estratégico de la UE impulsar este desarrollo. Establecer una Asociación Transcaspiana sería la forma más eficaz y coherente de hacerlo.
*** Johan Engvall es investigador del Centro de Estudios de Europa Oriental de Estocolmo.