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Para quien no conozca la historia familiar de Iván Hernández (1967), el abogado que acaba de ganar el juicio a Sálvame, el programa de Telecinco, por el despido de Antonio David Flores, entrar en su bufete descoloca. Lo primero que recibe al visitante es una moto: una Vespa antigua aguamarina con un cartel que señala '5.000 kilómetros, 5 días'.
La moto le recuerda diariamente a Iván Hernández dos cosas: su pasión por el motor y el camino que no eligió. "Es una réplica de la que usó mi padre para dar la vuelta a España", explica Hernández, subido a ella, posando para este reportaje. Corría 1967 y su padre, Virgilio Hernández Rivadulla (1921-2019), decano de los periodistas de motor en nuestro país, era ya una celebridad.
Iván Hernández no se decantó por el Periodismo sino por el Derecho, aunque durante su carrera ha tenido que relacionarse, muy de cerca, con los medios de comunicación. Basta con comprobar la soltura con la que habla de términos como prime time o audiencias. Durante mucho tiempo, en la puerta de su bufete, Iuris tantum, en el corazón del selecto barrio de El Viso, en Madrid, los periodistas hacían guardia para conocer algún dato sobre el proceso del exmarido de Rocío Carrasco. No era la primera vez que se veía ante las cámaras: el letrado tiene su propio pasado televisivo. Ésta es la historia del abogado de Antonio David, contada por él mismo a EL ESPAÑOL | Porfolio, desde su bufete. Es la primera vez que lo abre para un periodista.
Sobre la mesa del despacho principal de Iván Hernández se acumulan los periódicos viejos. Muy viejos. Amarillentos. Es otro de sus trabajos. Está organizando el archivo que dejó su padre. En una estantería hay una foto de Claudia Schiffer. La supermodelo alemana posa al lado de un señor mayor. La instantánea incluye dedicatoria: "Querido hijo, Claudia y yo hemos decidido rehacer nuestras vidas, un abrazo". Firma Virgilio Hernández Rivadulla, padre de Iván y padre del periodismo del motor en España.
¿Quién se esconde detrás del abogado de Antonio David? Repasamos algunos de sus grandes casos. Como su padre y su hermana Olga, también periodista, Iván Hernández lleva el motor en la sangre. También lo de trabajar casi a todas horas, viendo la cantidad de asuntos que atiende. Pero no optó por el Periodismo. ¿Por qué? "Yo soy de mi generación: cuando estudiábamos, realmente, no sabíamos muy bien qué queríamos", dice. Ahora bien, mientras estudiaba Derecho, Iván probaba coches con su padre: "Hacíamos pruebas de motor... pero nunca tuve el gusanillo del Periodismo, quizá ahora con esta historia tengo más curiosidad".
Mientras estudiaba Derecho, Iván probaba coches con su padre: "Hacíamos pruebas de motor"
Cuando el abogado dice "esta historia" se refiere a Antonio David, el exmarido de Rocío Carrasco, y todos los procesos judiciales en los que está inmerso. "Es un mundo muy atractivo: la opinión pública, los intereses, las guerras de audiencias... Tienes que estar dentro para entender lo que se mueve", señala Hernández. En su bufete lo saben bien. Llevan, nos dice, un año con transcripciones y diseño de demandas futuras por vulneración continuada del derecho al honor tras la tormenta desatada con la emisión del documental sobre Rocío Carrasco en Telecinco.
La sentencia ratificada hace un par de semanas por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, -que, en cualquier caso, aún puede ser recurrida ante el Supremo-, aumenta la indemnización del despido del exmarido de Rocío Carrasco. El Juzgado de lo Social 42 de Madrid condenó a La Fábrica de la Tele a pagar 82.000 euros por la expulsión del tertuliano del programa al calificarlo de "nulo por su vulneración del derecho al honor". El TSJ, además, ha aumentado la indemnización a 182.000 euros.
P.- ¿Cómo se puede explicar fácilmente el resultado de la sentencia?
R.- El despido ha sido nulo, puede serlo cuando se vulnera alguno de los Derechos Fundamentales recogidos en la Constitución. Te despiden por televisión, delante de dos millones y medio de espectadores y alegan como causa que eres un maltratador cuando ni te han llevado a juicio porque han considerado que no hay indicios... Era de libro.
P.- ¿Puede pedir readmisión?
R.- La nulidad conlleva la readmisión, pero como tenía un contrato que finalizaba el 30 de junio pasado ya no había lugar a la readmisión y por eso se le han pagado los salarios que debía haber percibido.
La sentencia ha hecho correr ríos de tinta en el mundo del papel cuché español, pero no ha tenido una repercusión similar en la entrada de casos al bufete. "No, esto de la abogacía es una cuestión muy de confianza, cada uno tiene su abogado, no tienes una avalancha de gente llamando al día siguiente", responde Hernández a la pregunta de si el teléfono no echa humo con una sentencia así.
Los clientes le contactan más por el boca a boca. Fue el caso de Antonio David. Corrían los años 2016-2017. "Llegó por un procedimiento de alzamiento de bienes que conoce todo el mundo. [Se dirime si el ex guardia civil mintió al declararse insolvente en 2012]. Le recomendó un amigo y a partir de ahí viene a todo", recuerda el abogado.
Logro en el 'corralito'
Dice Iván Hernández que Iuris Tantum -su despacho- es un bufete pequeño-medio: "El despacho es de mi titularidad, pero somos una familia, llevamos juntos 20 años". Son una oficina pluridisciplinar: "Sobre todo soy procesalista, yo hacía mucho Penal económico, Civil y Mercantil, que es lo que solemos llevar en el despacho".
Dentro de esos ámbitos, durante toda su carrera, el bufete de Iván Hernández ha protagonizado una serie de hitos tanto judiciales como mediáticos y lo ha hecho a ambos lados del Atlántico. Viajamos en el tiempo 20 años atrás y nos vamos a Argentina. Allí, en 2002, los ahorradores acaban de sufrir el corralito: la restricción de sacar efectivo del banco que llevó al país a una crisis sin precedentes.
P.- ¿Qué papel jugó usted?
R.- Conseguimos que se declararan competentes los tribunales españoles para demandar a Banco Río, que era el Banco Santander y el BBVA. Los ahorristas argentinos que tenían depósitos en esos bancos podían por tanto demandar aquí y aquello fue la bomba y me acuerdo que tuve una ruta de paseo por las televisiones. Para los argentinos aquello era un rayo de esperanza.
P.- ¿Qué se consiguió?
R.- Conseguimos o no conseguimos. Teníamos 1.000 clientes y no podíamos meterlos a todos en el mismo pleito. Así que, activamos un caso por un ahorrista del Santander y otro por un ahorrista de BBVA. ¿Qué pasó? Los dos bancos les pagaron en Argentina y se cerraron los pleitos aquí. En ese tiempo, empezaron a dar recursos de amparo y bonos y les canjeaban el dinero en Argentina. Nosotros pusimos nuestro granito de arena, sobre todo, porque la gente allí estaba muy tocada. El día que saltó que se podía reclamar en España a los bancos españoles se abrió una esperanza.
Clave en la 'doctrina Botín'
Volvió a vérselas con -o mejor dicho, contra- el Banco Santander tan sólo uno años después. En 2007 un caso acuñó un término en la jurisprudencia española: la llamada doctrina Botín. Entre sus protagonistas, Iván Hernández. Emilio Botín, presidente del Santander, se enfrentaba a un juicio millonario por un producto bancario, las cesiones financieras, que habían vendido entre 1987 y 1989, y que fueron investigadas como un producto fiscalmente opaco.
La Fiscalía y la Abogacía del Estado apuntaban a un supuesto delito fiscal, pero finalmente retiraron la acusación. Se mantuvo la popular, ejercida por Iván Hernández y por otro abogado en representación de ADIC, la Asociación para la Defensa de Inversiones y Clientes. Pero el juicio no siguió adelante al considerarse que una acusación popular no tenía entidad por sí sola para ello. Había nacido la doctrina Botín.
Una década después, en 2016, esta doctrina fue la última esperanza de la defensa de la infanta Cristina en el caso Nóos para librarse del banquillo. Sólo la acusaba el Sindicato Manos Limpias, que ejerció la acusación popular en el juicio. Pero en España la jurisprudencia no sienta tanta cátedra como en EEUU y la doctrina Botín no se aplicó. La Infanta fue juzgada junto a su marido. Ella, finalmente, resultó absuelta.
"En un despacho pequeño hay una relación muy directa con el cliente. Si ganas un pleito la satisfacción es doble"
El abogado del corralito y de la doctrina Botín dirige ahora la estrategia de ataque y defensa de Antonio David contra Telecinco y también lleva a clientes relacionados con el escándalo del supuesto espionaje de Sálvame.
P.- ¿Es más satisfactorio ganar cuando el caso es mediático o todas las victorias saben igual?
R.- En los despachos pequeños, a diferencia de lo que pasa en los grandes, la gente empieza como cliente e inmediatamente se convierte en amigo. Tienes una relación muy directa con ellos, así que, cuando ganas un pleito tienes una doble satisfacción. El despacho pequeño tiene esa bondad y ese lado bueno. Pero cuando no ganas lo sufres más.
P.- ¿Lo ha celebrado entonces con Antonio David?
R.- Pues, ya cuando venga... Lo está pasando mal. Aún quedan demandas. Esto ha sido sólo por lo laboral. Ahora empiezan los procedimientos civiles. La jurisdicción laboral es la más rápida. A partir de ahora vamos a formular las demandas. Llevamos un año transcribiendo y preparándolas. Porque además esto no ha sido un hecho puntual, sino que ha sido durante todo un año. Es daño contra el honor continuado.
Los coches de la saga Hernández
"Ni se puede decir". Dice Iván Hernández que "ni se puede decir" los coches que tiene. Le gustan los antiguos, asegura, y nos habla de alguno. Al menos un Mini, un 4L -un Renault 4, el famoso cuatro latas, y un BMW que le regaló un amigo en su 50 cumpleaños. Al final, nos dice que tiene entre cinco y seis.
Ford Capri. La joya de la corona es uno heredado: un Ford Capri de su padre. Es del año 1969. "Se lo compró por capricho, en una subasta, siempre se le rompía porque era un coche muy especial". Aparte, Virgilio Hernández Rivadulla tenía un coche más utilitario.
Carreras. Iván Hernández participa a veces en rallies de coches clásicos con su hijo. Entre sus preferencias de escenarios para el motor: las dunas de Marruecos con todoterrenos.
Discreto con los casos y los clientes, además de la labor de ordenar el archivo de su padre, este año le ha echado horas a la carretera. "Cuando comenzó la Guerra en Ucrania, en febrero de este año, teníamos pensado irnos a hacer unas dunas a Marruecos, es como lo más bonito de los todoterrenos", dice. Pero al final, cambio de planes y el destino fue otro: "Le dije a un amigo, mira, ¿por qué no nos vamos a Ucrania?", recuerda Iván Hernández.
"En marzo planeamos ir a las dunas de Marruecos, pero le dije a un amigo ¿por qué no nos vamos a Ucrania?"
Fue dicho y hecho. Un par de amigos, "un camión paquetero", mucha ropa y mucha comida. "Nos fuimos a echar la mano que podíamos echar, ni siquiera sabíamos a qué frontera íbamos, sólo teníamos el contacto de una chica ucraniana aquí en España y el de un ayuntamiento en Ucrania".
Llegaron a Polonia y se acercaron a la frontera. "Los polacos lo tienen organizado para quitarse el sombrero". En aquel viaje eran dos. Al siguiente, una decena. Porque Iván y sus amigos volvieron en Semana Santa. Entonces llevaron cuatro furgonetas y un remolque. El convoy partió rumbo a Ucrania durante las vacaciones españolas. Con Iván iba su hijo mayor que, como su padre, ha estudiado Derecho.