Pepe Ventura, el andaluz que inventó la Sardana: regreso a su pueblo, Alcalá la Real
El padre del tradicional baile catalán es de Jaén: "Nació y se crió aquí”. “Mucha independencia, pero el padre de la sardana es andaluz”, dice el párroco del pueblo. Sus vecinos mantienen estrechos lazos con Figueras.
20 diciembre, 2017 02:21Si la Feria de Abril de Sevilla la inventaron un vasco y un catalán, ¿por qué no iba a tener la sardana un origen andaluz? De hecho, lo tiene. El padre de este tradicional baile catalán es Pep Ventura, nacido en Alcalá la Real, provincia de Jaén. Dos monumentos, el nombre de una agrupación musical y un conservatorio atestiguan el orgullo que los alcalaínos sienten por su paisano José María Ventura Casas.
Don Manuel, el párroco de San Domingo de Silos, corre rápido al archivo parroquial en busca del tomo 26. Recuerda el número casi de memoria de tantas veces como lo ha sacado en los cuatro años que lleva como cabeza de la Iglesia en Alcalá la Real. En el libro IV, página cuatro vuelta, asiento número 15 reza la partida de bautismo de José María Ventura Casas, hijo de Benito Buenaventura y Antonia Casas, acristianado el día 3 de febrero de 1817, un día después de nacer.
Las páginas ya amarillean y don Manuel lee torpemente el confuso texto, de grafía barroca y contenido rico en detalles. Gracias al generoso asiento se sabe que el padre de Pep Ventura fue sargento segundo de la Primera Compañía del Batallón Primero de Cataluña Segundo Ligero y que todos sus abuelos eran catalanes de Rosas, Tanoella o Manlleu.
“A los catalanes que vienen a la parroquia les sorprende mucho conocer la historia de alguien tan conocido para ellos”, apunta don Manuel. “¿Qué creían, que era catalán? No, hombre, Pep nació y se crio aquí”, insiste el religioso esbozando una leve sonrisa de orgullo. “Mucha independencia, mucha independencia —bromea el párroco—, pero el padre de la sardana es andaluz”.
Es tal el número de visitas que el templo recibe —la mayoría, catalanes— que, para ahorrarle el trajín al delicado manuscrito en el que está inscrito Ventura, han hecho una reproducción enmarcada con la correspondiente traducción. Esa pieza es junto con la pila bautismal en la que Pep Ventura adquirió el sacramento el orgullo del párroco, muy prudente, pero que no rechaza hablar de la independencia.
“AQUÍ NO ENTENDEMOS LA INDEPENDENCIA”
“Aquí no entendemos la independencia, es algo que no podemos entender —explica el párroco—, sobre todo porque hay muchos vecinos de Alcalá que se fueron a vivir a Cataluña y tenemos mucha familia allí”.
Alcalá la Real es un pueblo de la Sierra Sur de Jaén. Con poco más de 20.000 vecinos, hace de nexo entre las provincias de Jaén, Córdoba y Granada. Vive de la industria del plástico, principalmente para embalajes alimenticios, y la aceituna. Aunque muchos alcalaínos nunca llegaron a ver florecer la economía, emigraron antes. Sobre todo en los años cincuenta. El destino: Cataluña.
“Perdimos unos 20.000 habitantes de un censo de 30.000, fue una sangría”, explica el archivero municipal, el historiador Francisco Toro, miembro de la Academia de la Historia de Andalucía. El hambre empujó a muchas familias a emigrar en busca de un futuro mejor. “Aquí se trabajaba a cambio de la comida, era terrible”, insiste.
Muchos llegaron a Tarrasa o a Figueras, a trabajar en las fábricas de hilatura. Siete de sus propios tíos. “Trabajaron como bestias”, detalla. “Cuando dicen que Cataluña lo levantaron los andaluces es que fue así”. Para contrarrestar el nacionalismo en el País Vasco y Cataluña, Franco les llevó la industria. La mano de obra salió de Castilla, de Galicia, de Extremadura y de Andalucía.
En Tarrasa hay una Casa de Alcalá. No hay nadie en este municipio de Jaén que no tenga un familiar viviendo en Cataluña. Y, como Francisco Toro, muchos callan sus opiniones en los grupos de WhatsApp. “Es por respeto”, advierte. Sabe con certeza que los nietos de quienes emigraron, paradojas del destino, ahora son independentistas. Lo es el ex presidente Puigdemont, con una abuela de La Carolina (Jaén), y lo es el diputado Rufián, de abuelos procedentes Bobadilla (Jaén).
Pep Ventura no fue como ellos. El eventual destino de su padre, y el coraje de su madre por seguir a su marido embarazada a lo largo de la geografía española, hicieron que naciera en Alcalá la Real, justo en el día de la Candelaria de hace doscientos años. Efeméride que se celebra profusamente en Figueras, donde murió; y, en menor medida, en su pueblo natal.
HIJO DE UN SARGENTO CATALÁN
En el municipio jiennense anduvo un par de años. El tiempo que duró el destino de su padre, un refuerzo para controlar a quienes ejercían de bandoleros en la sierra. En 1819 el sargento segundo Ventura fue destinado a la Compañía Fija de Rosas (Gerona) y allí, en la casa de sus abuelos paternos, se estableció la familia. Cuatro años más tarde, a la edad de seis, Pep Ventura pierde a sus padres. Primero su madre, se cree que por tuberculosis; después su padre, “purificado” por las tropas absolutistas de Fernando VII. Ante la situación de orfandad, el pequeño Pep se cría con sus abuelos, en Figueras.
Su primer contacto conocido con la música se produce en el taller de Juan Lladrinch, cap (director) de una orquesta de sardanas. De su tiempo aprendiendo el oficio, Ventura se lleva un amplio conocimiento de la música catalana y el matrimonio con María Lladrinch, la hija de su maestro. Años más tarde participó en un recital en Montserrat ante la reina Isabel II, donde triunfó por el nuevo aire de sus composiciones, que incluían un nuevo instrumento: la tenora.
“Es un instrumento mezcla de oboe, saxo soprano y clarinete… quizás flauta, suena a viento madera”, explica María José Pareja Ibáñez, la directora de la agrupación musical Pep Ventura de Alcalá la Real. En su repertorio, además de pasodobles, marchas cofrades y música sinfónica, hay espacio para la sardana. Aunque las notas suenen a más de mil kilómetros de Cataluña.
Per tu ploro o De Alcalá a Figueras son las dos que más han tocado en los 37 años de historia de la agrupación. El fundador es Pepe Ibáñez, un alcalaíno republicano, preso por sus ideas políticas, que emigró a Cataluña en 1956. Un infarto lo haría regresar veinte años después.
“Él fue quien promovió el hermanamiento entre Figueras y Alcalá la Real”, explica su nieta, la presidenta de la agrupación en la que tocan 93 músicos y aprenden unos cien estudiantes. “Y cuando decía que Pep era andaluz —sigue María José—, los catalanes le respondían que cómo el renovador de la sardana va a ser andaluz ¡Sí, pues claro, de Alcalá!”.
Su abuelo le transmitió el amor por la música y la admiración por Pep Ventura. También por Cataluña. “Mi abuelo era andaluz, pero sentía pasión por Cataluña, no toleraba comentarios despectivos a esa tierra. Menos mal que mi abuelo no ha vivido esto —la independencia—, porque se le hubiese roto el alma. Él quería tanto a aquella tierra…”.
“ME DUELE EL ALMA TODO ESTE PROBLEMA”
“La música es un lenguaje universal, une las culturas… no sé cómo alguien puede usarla para separar a los pueblos —sostiene la alcalaína—; me da pena, no lo entiendo, me entristece, me duele el alma con todo este problema con Cataluña”.
Ibañez, el abuelo, leyó el libro de Pere Corimines ‘Vida D’en Pep de la tenora (Pep Ventura)’ que ya en 1953 advirtió el origen del padre de la sardana basándose en unas certificaciones del capellán de la parroquia de Santo Domingo de Silos, de Alcalá la Real. Era la primera vez que los catalanes sabían de la procedencia andaluza de uno de sus músicos más ilustres.
Ahí empezaron a tejerse los lazos de amistad entre dos poblaciones lejanas, solo unidas por la vida de Ventura. Alcalá la Real, el lugar de nacimiento del músico; y Figueras, el de fallecimiento. Las dos localidades se hermanaron en 1987 y desde entonces mantienen una estrecha relación que se ha incrementado en este 2017, cuando se cumplen 200 años del alumbramiento del artista.
Una delegación de Alcalá, con su alcalde a la cabeza, visitó en mayo el municipio catalán; visita que fue correspondida por la homóloga de Figueras en agosto.
“Las buenas relaciones se han mantenido con mayor o menor intensidad desde hace treinta años, aquí ha estado Santi Vila, el ex consejero que dimitió cuando se declaró la independencia; y justo cuando estaba como alcaldesa la actual consejera de Agricultura de la Junta, Elena Víboras”, explica el actual alcalde, el socialista Carlos Hinojosa.
El regidor explica a EL ESPAÑOL cómo la independencia se cuela en las conversaciones de los alcalaínos. “Todos tenemos familia en Cataluña —justifica—, pero no hay una conciencia colectiva, solo son cuestiones personales”.
—Y la independencia, ¿alteraría la relación de hermandad?
—De producirse la independencia, cosa que no espero ni creo que se produzca, no alteraría nuestro hermanamiento, ya tenemos otros con otros pueblos del extranjero. Creo en la unidad de España y estoy convencido de que el intercambio cultural, la colaboración, ha hecho que Alcalá sea hoy lo que es.
El alcalde presume de un pueblo que roza el 10% de desempleo, unas cifras alejadas de la media andaluza, que en el tercer trimestre de 2017 la EPA sitúa en un 25,4%. También presume de otros vecinos ilustres: los escultores e imagineros Martínez Montañés y Pablo de Rojas.
“DEFIENDO LA APLICACIÓN DEL 155”
“Creo en que España tiene que seguir configurada tal cual está en la actualidad. Eso sí, cabe una reflexión profunda. El que ahora no se acometiese una reforma de la Constitución sería perder una oportunidad”, confiesa Hinojosa. “También defiendo la aplicación del único instrumento que la Constitución ofrece, el 155. Creo que hubiese podido haber otras vías en momentos previos, pero que no cabía otra respuesta cuando se aplicó”, detalla.
—¿No teme que se enfade la alcaldesa de Figueras, el pueblo hermano, por lo que acaba de decir?
—No temo que se enfade porque nos conocemos y hemos hablado claramente. Ella sabe que yo respeto su opinión y somos amigos. También sabe que yo creo en el diálogo, algo que ella y su formación ha pedido en muchas ocasiones. A falta de días para las elecciones catalanas, me entristece ver vetos entre las formaciones políticas. No se entiende en el momento político que vivimos. Somos más fuertes con lo que compartimos.
La propia alcaldesa de Figueras, Marta Felip (PDeCAT), abrazaba el discurso de su homólogo de Alcalá la Real en las palabras que dedicó a los alcalaínos en la que ha sido su única visita a este municipio de Jaén. Después de una ofrenda floral a uno de los monumentos a Pep Ventura, la catalana subrayó la idea de que las relaciones institucionales se mantuviesen.
“Gracias a Pep Ventura hemos podido comprender muchos comportamientos, muchas nostalgias por parte de los emigrantes que llegaron a nuestro pueblo”, apuntaba la alcaldesa. La población de Figueras subió en los mismos años en los que se vació el censo de Alcalá. El municipio pasó de 25.000 a 35.000 habitantes.
“La vida es así, hecha de casualidades, que dejan ver que son muchas más las cosas que nos unen que las que nos separan —zanjaba Felip, la sucesora de Vila—; en Andalucía, Cataluña, Madrid o en el resto del mundo”.
Casualidades como la de Pep Ventura, Pep de la tenora; José María Ventura Casas, nacido y bautizado en Alcalá la Real, provincia de Jaén, Andalucía, el padre de la sardana.