
Rocío Vidal, la Gata de Schrödinger, en el congreso 'The Wave' en Zaragoza
Rocío Vidal, la 'Gata de Schrödinger': “A todos nos falta una formación para diferenciar entre bulo y realidad”
Las redes sociales suponen una oportunidad para los divulgadores científicos, pero también han abierto la puerta a bulos y desinformación.
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En medio de bulos y desinformación, los divulgadores científicos intentan hacerse un hueco entre diversos algoritmos para lograr que su mensaje cale entre la sociedad. Una de ellas es Rocío Vidal, conocida como ‘La Gata de Schrödinger’, que creó su canal de YouTube para difundir contenido científico. Hoy, cuenta con 917.000 en esta plataforma, además de otros 386.000 en Instagram o 258.000 en Twitter.
Vidal fue una de las participantes en el ‘duelo de influences’ en el congreso ‘The Wave’, en Zaragoza, desde donde trató de transmitir los retos que se abren en un mundo cada vez más conectado. Ante ello, ha incidido en la necesidad de tener una formación base y un pensamiento crítico para, en medio de ese océano digital, aprender a diferenciar entre bulo y realidad, entre inteligencia artificial y realidad, entre desinformación y realidad.
P.- Ha acudido a Zaragoza, a ‘The Wave’, para hablar de los algoritmos y de cómo afectan a la hora de difundir ciencia
R.- Sí, realmente lo que es mi charla personal va a ser exponer los retos que tenemos ahora con la tecnología, la inteligencia artificial, cómo hemos perdido parte de nuestra capacidad de concentración a la hora de movernos por el mundo y cuáles son los retos para conocer y poder adaptarnos de cara a futuro. Es un mundo de oportunidades, pero también tenemos que ser conscientes de los retos que nos suponen.
P.- Porque depender del algoritmo genera riesgos, ¿no? Porque puede ser que no entre el mensaje correcto.
R.- Exactamente. Ahora mismo, estamos un poco sometidos a las tendencias que están marcadas y es un adaptarse o morir, realmente. Muchas veces, como creador de contenido, tienes que moverte y adaptarte en el medio que en ese momento estaba más en boga. Yo he sido siempre muy de YouTube, de vídeos largos, pero ahora la gran mayoría de contenido se difunde en vídeos cortos. Entonces, adaptas parte de tu contenido a los vídeos cortos. Sigo haciendo vídeos largos, aunque no crezcan como antes, porque, cuando realmente tu interés es informar de una manera más profunda, tienes que ser fiel a ti mismo.
P.- Todavía se cuela mucho bulo, mucha desinformación en redes sociales, ¿no?
R.- Absolutamente. De hecho, cada vez es peor. Cuanto más avanza la tecnología, más difícil es discernir, por ejemplo, si una imagen está hecha con inteligencia artificial o si es real. Muchas veces es prácticamente imposible de diferenciar. Cada vez el reto es mayor. Los bulos tienen un interés también ideológico y político detrás. Es todo como una guerra constante y realmente los periodistas y divulgadores estamos a verlas venir constantemente, a ver qué vamos a tener que explicar o qué justificar.

Rocío Vidal, Adrián Nicieza y Lady Science, en 'The Wave' Gobierno de Aragón
P.- ¿A los ciudadanos nos falta cultura para diferenciar entre bulos y lo que es la realidad?
R.- Sí. Yo creo que a todo el mundo nos falta una formación base, pero realmente también es porque la tecnología está yendo más rápido de la capacidad del ser humano que tenemos para adaptarnos. Desde pequeños se nos tendría que entrenar en el pensamiento crítico, es decir, en poder, nosotros mismos, pensar y no solo recibir la información y aceptarla como si fuera verdad. Está en nuestra mano practicar ese pensamiento crítico y desde pequeños poder formarnos en discernir la realidad de la ficción, lo falso de la mera opinión, y así no nos engañarán tan fácilmente. Pero ahora mismo estamos yo creo que totalmente sometidos, claro.
P.- ¿Qué riesgo tienen que ciertos sectores negacionistas estén entrando en gobiernos, en élites?
R.- Lo que está pasando en la política es un reflejo de la sociedad de hoy en día en la que los mensajes populistas y simplistas, que apelan directamente a supuestas soluciones a problemas, están calando mucho porque, como sociedad, también hemos perdido la capacidad para profundizar y para tener pensamientos más complejos. Va a calar más un mensaje populista y simple que otro que sea más complejo porque la sociedad y la realidad es más compleja. Entonces, realmente lo que está pasando en el mundo con los líderes políticos y sus gestos y frases son un reflejo de una sociedad sumida a la inmediatez, a la esclavitud del clic y de los titulares e incapaz de pensar en abstracto.
P.- Pero no todo va a ser negativo. Tú llevas ya muchos años en redes sociales, en las distintas plataformas. Ello te ha llevado a escribir varios libros. También es el otro lado de las redes sociales, que te permiten poder llegar a difundir el mensaje y convertirse en un lugar de trabajo.
R.- Totalmente. Al final, las redes sociales son una herramienta más y yo me considero periodista que divulga en redes sociales porque realmente yo quería acercarme sobre todo a la gente joven. Para mí, son un medio maravilloso que elimina intermediarios, que permite conectar con la gente a la que le interesa lo que haces, y viceversa. Yo también, como consumidora, sigo a un montón de gente que admiro y que aprecio y me parece increíble poder conectar de esa forma tan directa, y tener tanto conocimiento, curiosidad y entretenimiento a un clic. Por mucho que alertar de las cosas negativas sea totalmente necesario para que no nos consuma esta oleada de desinformación, gracias a las redes sociales, Internet y a la conectividad que tenemos, tantísimas personas han logrado su lugar y, por supuesto, también su lugar de trabajo, también es muy necesario.

Rocío Vidal, en 'The Wave' Gobierno de Aragón
P.- ¿Dónde pasa la solución para eliminar lo malo y potenciar el lado bueno?
R.- Bueno, no hay una solución mágica y nunca se va a poder eliminar. Se han eliminado barreras para todo y eso tiene que ser así. La alternativa sería una censura desde los poderes, pero el poder tampoco es fiable para que decida lo que está bien o mal. Entonces, simplemente queda aceptar que este es el mundo que nos ha tocado vivir y, de una forma individual y colectiva, ser responsables en crear nuestro ecosistema digital y no favorecer en los contenidos desinformadores o los ‘medios digitales’ que aseguran ser periodistas pero que realmente son agitadores políticos.
Debemos ser responsables con nuestro propio ecosistema para que así no se favorezca el algoritmo y no sigan creciendo el contenido que realmente su función es generar dinero con contenido clickbait y desinformador. Está en nosotros mismos ese trabajo.
P.- Hablando de ciencia, ahora mismo se está haciendo un esfuerzo importante por incorporar a más mujeres a lo que se conoce como disciplinas STEM. ¿Se está haciendo lo suficiente? ¿Se está consiguiendo esa labor?
R.- Se ha hecho mucho trabajo increíble. No es una solución de un día para otro. Las niñas tienen que ver que hay mujeres haciendo distintas cosas y llegando a todos los ámbitos para que ellas puedan visualizarse en eso en un futuro. En los canales masculinos de ciencia y mis compañeros divulgadores, la mayoría de su público es masculino, más de un 90%. Sin embargo, las mujeres que divulgamos ciencia tenemos casi equitativo, un 60-40. ¿Esto qué es? Es mentira que a las mujeres no les interese la divulgación científica, simplemente que el algoritmo entiende que solo les interesa si también son mujeres. Que cada vez haya más mujeres en puestos, como tenemos a Sara, la chica astronauta, pues muchas más niñas van a querer decir ‘pues yo también puedo ser esa niña’. Entonces, esto pasa por que niñas y niños puedan hacer lo que realmente les apetezca sin estigmas, etiquetas ni estereotipos. Eso sería el logro final, claro.
P.- Lograr más financiación pública sigue siendo ese caballo de batalla por el que luchar.
R.- Totalmente. Lo que no puedes es endiosar y poner en un altar la ciencia, que es lo que hacemos, y luego que las subvenciones y lo que se invierta en ciencia sea tan irrisorio. Hay personas cobrando menos del SMI por hacer trabajos de investigación. Luego se demuestra que el retorno económico es muchísimo mayor cuando inviertes en tu propio país que la investigación científica.
A mí me da mucha pena cuando veo amigos y compañeros científicos que se tienen que ir fuera del país y que ahí desarrollan trabajos increíbles. Qué pena que, a la fuerza, se tengan que ir a otro país y el talento no se quede y se desarrolle aquí. Para mí, es un fracaso como sociedad.