
Una persona comiendo sopa (Imagen de archivo) iStock
Ni de ajo ni de cebolla: la receta de sopas que hacen los andaluces para combatir el frío desde hace más de cuatro siglos
Fácil, barata y 'comfort food', como debe ser una receta de abuela.
Más información: Solo 3 ingredientes y en 5 minutos: la cena de las abuelas gallegas que es todo antioxidantes y proteínas
- Total: 25 min
- Comensales: 4
A menudo romantizamos la comida que cocinaban y comían las generaciones pasadas. Es cierto que muchas de estas "recetas de abuela" calientan el cuerpo y reconfortan el alma, pero nunca se nos debería olvidar que casi todos estos platos son recetas nacidas del hambre y de la necesidad.
En este artículo nos vamos a ir hasta la Andalucía occidental a descubrir las sopas de gato, que nada tienen que ver ni con un felino ni con un señor de Madrid, de hecho, se trata de una receta vegetariana. Las sopas de gato, según relata el historiador Dionisio Pérez, tienen su origen en Cádiz allá por el siglo XVI, cuando la provincia era reiteradamente saqueada por piratas y se juntaban el hambre con la inventiva de las cocineras.
Al igual que en las provincias orientales de Andalucía se prepara la sopa de maimones, en la zona occidental de la comunidad, especialmente en Cádiz y en algunos pueblos de Sevilla, se prepara otra versión de las sopas de ajo que son estas sopas de gatos.
Una receta de provincias que llegó a Madrid
Originalmente, la sopa de gatos se elaboraba con agua, sal, ajo, aceite y pimienta. Al "caldo" hecho con estos ingredientes, se le añadía pan duro cortado en rebanadas muy fina con el fin de que de deshiciese por completo en la sopa hasta tener una suerte de crema o papilla de textura homogénea. Para dotar al plato de un poco de enjundia, se añadían al final algunos huevos batidos con un poco de queso para que se cuajasen con el calor de las sopas.
Aunque la idea sea la misma, nada tienen que ver estas sopas de gato con las sopas de ajo o sopas castellanas que se popularizaron en Madrid en el siglo XVIII, a las que se añadía pimentón y en las que se cuajaban los huevos enteros sobre un caldo en el que podían distinguirse los trozos de pan empapados en él.
Con el tiempo, las sopas de gato también se han ido adaptando a los tiempos y a los gustos de quien las cocina, pero siguen siendo un plato sencillo, fácil de hacer y reconfortante. Por su sencillez, es una receta que admite la incorporación de otros vegetales y hortalizas como tomate, pimientos, cebollas o puerros o, incluso, algunos ingredientes de origen animal como jamón o chorizo.
Un plato contundente para días intensos
La sopa de gatos es, como todos estos platos surgidos para llenar el estómago y calmar hambres que podían ser de llevar varios días sin comer, un plato con un alto valor nutricional, especialmente en términos energéticos. El pan duro, que es la base del plato, aporta hidratos de carbono complejos, fundamentales para proporcionar energía sostenida al organismo. Aunque el pan ha sido en ocasiones desacreditado en algunas dietas, sigue siendo un alimento clave en la dieta mediterránea cuando se consume con moderación y en combinación con otros ingredientes saludables, por lo que no debería ser motivo para no seguir teniendo en cuenta este tipo de platos.
Los huevos y el queso rallado con los que se termina la receta son una excelente fuente de proteínas de alta calidad, necesarias para la regeneración muscular y el buen funcionamiento del organismo. Además, estos ingredientes aportan grasas saludables, así como vitaminas del grupo B, esenciales para el metabolismo energético. El queso también contribuye con calcio, un mineral fundamental para la salud ósea.
Las verduras presentes en la receta, como el pimiento verde y el tomate, enriquecen el plato con vitaminas, minerales y antioxidantes. El pimiento verde es rico en vitamina C, que fortalece el sistema inmunológico y favorece la absorción del hierro, aunque es cierto que la cocción disminuye su disponibilidad. El tomate contiene licopeno, un potente antioxidante con propiedades beneficiosas para la salud cardiovascular.
El aceite de oliva virgen extra, presente en el sofrito, aporta ácidos grasos monoinsaturados, que ayudan a reducir el colesterol LDL (colesterol "malo") y a mejorar la salud del corazón. Su contenido en polifenoles también le confiere propiedades antiinflamatorias. En conjunto, la sopa de gatos es una opción equilibrada, perfecta para aprovechar ingredientes sencillos y disfrutar de un plato nutritivo y reconfortante.
Ingredientes para hacer sopas de gato
- Pan duro, 150-200 g
- Ajo, 6 dientes
- Pimiento verde, 1 ud (opcional)
- Tomate maduro, 1 ud (opcional)
- Agua o caldo, 1 litro
- Aceite de oliva virgen extra, 4 cucharadas
- Huevos, 2 ud
- Queso curado rallado, 2 ud
- Sal, al gusto
- Pimienta recién molida, al gusto
Paso 1
Cortamos el pan duro en rebanadas finas o en trozos pequeños como si fueran para hacer migas y lo reservamos.
Paso 2
Pelamos los ajos y los cortamos en láminas finas. Lavamos el pimiento verde, retiramos las semillas y lo cortamos en trozos pequeños.
Paso 3
En una cazuela -lo más tradicional sería la típica cazuela de barro, pero nos valdrá cualquier cazuela que tengamos en casa- calentamos el aceite de oliva a fuego medio y sofreímos los ajos junto con el pimiento verde hasta que estén bien pochados.
Paso 4
Rallamos el tomate y lo añadimos al sofrito, dejando que se cocine hasta que reduzca y se integre bien con el resto de los ingredientes.
Paso 5
Incorporamos el agua o el caldo caliente y removemos bien.
Paso 6
Incorporamos el pan troceado y mezclamos hasta que absorba el líquido y la sopa adquiera una textura espesa y melosa. El pan debe quedar completamente deshecho.
Paso 7
Batimos los huevos en un cuenco, los salpimentamos y los mezclamos con el queso rallado.
Paso 8
Incorporamos la mezcla de huevos y queso en la sopa caliente, removiendo constantemente para que se cuajen en hilos finos y se integren bien en nuestras sopas de gato.
Paso 9
Para terminar, ajustamos el punto de sazón añadiendo sal y pimienta molida al gusto y servimos caliente.
Cómo introducir las sopas de gato en un menú equilibrado
Como hemos visto, se trata de una receta con una densidad energética alta, por lo que, para introducirla en un menú completo y equilibrado, podemos servir una pequeña ración de sopas de gato como entrante y, a continuación, un plato principal que complemente sus nutrientes. Dado que las sopas ya aportan los hidratos de carbono del pan, algunas proteínas de los huevos y el queso, y algunas verduras, lo ideal sería un plato rico en proteínas magras y vegetales frescos o cocidos para equilibrar el conjunto.
La opción más sencilla que, además, es excelente, sería un pescado a la plancha o al horno, como merluza, dorada o salmón, acompañado de una ensalada variada o verduras a la plancha. El pescado aporta proteínas de alta calidad y, en el caso del salmón, ácidos grasos omega-3 beneficiosos para la salud cardiovascular. Si preferimos carne, una pechuga de pollo asada en papillote con guarnición de verduras sería también una alternativa ligera y nutritiva.
Otra posibilidad, si queremos preparar un menú que sea completamente vegetariano, sería algún plato rico de legumbres, como un salteado de garbanzos con espinacas y curry o unas lentejas guisadas con verduras. Las legumbres son una excelente fuente de proteínas vegetales y fibra, que ayudan a mantener una digestión saludable y prolongar la sensación de saciedad. Para terminar el menú con un postre, podemos añadir algo fresco y ligero, como una macedonia de frutas o un yogur natural, asegurando así una combinación equilibrada de nutrientes en toda la comida.