Irene de Andrés

Irene de Andrés en la galería Marta Cervera. Fotografía: Sergio Enríquez-Nistal

La ganadora del XI Premio de Fotografía El Cultural prepara ya su primera exposición en la galería Marta Cervera

Irene de Andrés (Ibiza, 1986) vive en Madrid desde hace seis años. Vino para estudiar Bellas Artes en la Universidad Complutense y aquí sigue, atada a la capital por su trabajo pero también por el ambiente artístico de la ciudad. "Es lo que más me gusta de Madrid -confiesa-, los compañeros, las cosas interesantes que se están haciendo, el estar en contacto con artistas de mi generación. No es que tengas que trabajar con otros, de hecho mi trabajo es muy individual, pero hay que tener un grupo y sobre todo ahora que está todo tan difícil".

-Y en este sentido, ¿la facultad no ayuda?
-La facultad me ha ofrecido, sobre todo, unos estupendos compañeros de viaje. Bueno, creo que ahora están cambiando las cosas, hay algunos certámenes, como Intransit en el que tuve la suerte de estar en su primera edición, se anima a los alumnos a presentarse a concursos... En cuanto a los estudios, yo he aprendido mucho pero la carrera está demasiado fragmentada, sobre todo para una obra como la mía en la que se mezcla la instalación con la fotografía, el dibujo o el vídeo.

También en este proyecto, ganador del XI Premio de Fotografía El Cultural, tiene fotografías y tiene vídeo. Es el tema y la estética del proyecto lo que le hace decidirse por uno u otro soporte. "Si hablas del tiempo, de la contemplación, el vídeo es la mejor herramienta, es el tiempo de registro. En este trabajo la historia la genera el obturador de la cámara y el vídeo. Viendo las fotografías, parece que pasa un día pero en realidad son 7 u 8 minutos, es el obturador que se va cerrando lo que da la impresión de ser las horas que pasan", explica. Y es el vídeo el que nos revela la verdad. "Juego con el sonido para que el espectador se de cuenta de la ficción, además se puede oir el ‘click' del obturador cerrándose".

-Un caso éste en el que la fotografía lejos de documentar la realidad, crea una ficción.
-Así es. La fotografía ahora es irrealidad.

Una ventana al turismo
-Tanto en este proyecto, Habitación con vistas al mar, como en otros como Límite visual o Con vistas al mar, el tema es similar: turismo, ventana, mirada, paraíso, horizonte, ¿son lugares comunes en sus trabajos?
-Me interesa el concepto, sí, el turismo, pero no quiero que el espectador se quede sólo ahí. En mis piezas hay varios niveles de lectura, hay quien se mete más en la obra y otros menos. Quiero que las piezas tengan capacidad de sugerir. Y en este proyecto más aún, aquí está por una parte la publicidad y el turismo, pero también la contemplación, el tiempo.

-¿Y la ventana, también presente en varios de sus proyectos?
-La ventana como símbolo reúne muchos de mis intereses: el encuadre, la retícula, el filtro, la pantalla. Evoca algo muy necesario porque ahora parece que no necesitamos tiempo para la contemplación, y me refiero a contemplación reflexiva; es éste un mundo que nos hace ir deprisa y donde no hay tiempo para pensar. La ventana me permite hablar de todo esto. Es también el modo de hacer visibles cosas cotidianas, desperdicios de nuestro tiempo, a veces sólo con el encuadre, con tapar todo y dejar sólo visible un recuadro (Límite visual), lo tienes.

Superponer la Historia
-En Habitación con vistas... hay también un referente claro a la Historia de Arte: la ventana del hotel acaba fundiéndose con Le Jour de Odilon Redon. ¿Le interesa la relación de la historia con el momento actual?
-Sí, y en concreto con el Romanticismo porque lo considero el germen de muchas cosas que siguen latentes en el arte de hoy: el cambio de la mirada, los filtros a través de los cuales observamos la realidad... Me interesa ese punto de inflexión y la manera que tengo de hacerlo visible es superponerlo. Ocurre también en mi serie Navegación por estima en la que superpongo los navíos de Friedrich en cámaras web.

Del siglo XX le interesan otros muchos artistas, desde Gerhard Richter, sobre todo durante la carrera, hasta Francis Alÿs, Tacita Dean, The Atlas Group e Ignasi Aballí. Con algunos comparte el interés por el archivo, el documento, la colección. "Es un interés muy presente en el arte actual y consecuente además con nuestro tiempo porque vivimos atestado de información y es lógico que muchos queramos hacer algo con ello. Es el modo de otorgar a revistas de viaje u otros objetos un discurso poético. Es el proceso de reciclaje lo que más me interesa del archivo y de la colección".

Un reciclaje también muy presente en su nuevo trabajo: la documentación de discotecas en ruinas en su Ibiza natal. Mientras tanto, esta exposición de Marta Cervera y, en septiembre, otra en el Espacio F del madrileño Mercado de Fuencarral, tienen toda su atención.