Image: Indies americanos, Rushdie y la brutalidad de Pere Vilà

Image: Indies americanos, Rushdie y la brutalidad de Pere Vilà

Cine

Indies americanos, Rushdie y la brutalidad de Pere Vilà

La Seminci ofrece estos días un abigarrado panorama del cine contemporáneo

24 octubre, 2012 02:00

Fotograma Hijos de la medianoche, de Deepa Metha.

Se me acumulan los títulos vistos para esta crónica así que procuraré establecer un cierto orden. En Sección Oficial Josh Radnor ha presentado Liberal Arts tras el éxito de aquella Happythankyoumoreplease en la que insiste en el modelo prototipo de la comedia indie americana: personajes neuróticos, intelectuales, lucha de sexos y música alternativa. Cuenta la historia de un treintañero neoyorquino hastiado de la vida que se enamora de una chica de 19 años durante una visita a la universidad. A partir de aquí, estableciendo un paralelismo con el personaje interpretado por el siempre magnífico Richard Jenkins, un profesor jubilado, el filme establece una alegoría sobre las dificultades de crecer y dejar atrás el pasado. Basada en diálogos chispeantes que en ocasiones resultan genuinamente graciosos es una película simpática y graciosa que se deja ver y se disfruta pero que incide en demasiados clichés del género como para sorprender verdaderamente.

Más interesante es Electrick Children, una joyita de la sección Punto de Encuentro. La odisea de una adolescente embarazada que vive en una comuna de fanáticos religiosos y se escapa para conocer la ciudad posee belleza, inteligencia y sensibilidad. Haciendo gala de una sutileza y ternura encomiables, propone de forma modesta pero honda una reflexión sobre la libertad y el compromiso. Es curioso cómo uno sigue dándole vueltas y comprendiendo después muchas de sus virtudes. No tiene distribuidor en España, y debería.

Deepa Metha es una especialista en hacer películas indias con sensibilidad occidental como Fuego o Agua y la novela de Salman Rushdie Hijos de la medianoche se adapta como un guante a sus intereses. Es una película de dos horas y media que comete el grave error de querer explicar toda la novela con lo cual acaba resultando demasiado prolija y a ratos, liosa. Rodada de forma impecable pero convencional, con esa atmósfera new age que tanto le gusta, su voluntad por ser monumental resulta demasiado enfática y su tono como fábula acaba siendo empalagoso. La película ha gustado al público, es simpática y muy correcta, pero con semejante material la autora podría haber llegado más lejos.

Lluís Miñarro, el productor más heterodoxo del cine español, y quizá del europeo, presentaba La lapidación de Saint Éttiene, película dirigida por Pere Vilà tras aquella notable Pas a nivell. Interpretada por Lou Castel, favorito para el premio como mejor actor, cuenta la degradación de un anciano con síndrome de Diógenes obsesionado por su pasado que se deja morir en su apartamento abarrotado de basura mientras discute con una hija que le odia. Es una película interesante, bien dirigida y construida, que muestra una realidad oscura y dolorosa mucho más frecuente de lo que debería. Tiene dos problemas, uno que Vilà acaba forzando demasiado la máquina y la escena final peca por exceso, otro es su excesivo esquematismo al plantear cuestiones trascendentes.

Tras Hannah Arendt, el Holocausto judío, un tema muy habitual en la Seminci, regresa con Lore, de Cate Shortland, en la que se narra la huida de un grupo de niños en busca de su abuela cuando los americanos comienzan a invadir Alemania y se convierten en delincuentes por la implicación brutal de sus padres en el genocidio. Con ecos de aquella Cumbres borrascosas de Andrea Arnold con una fotografía que busca lo material y una atmósfera táctil en la que la naturaleza es una protagonista más, es una película interesante, bien dirigida y sobre todo fotografiada, que peca de cierta frialdad y que abusa de sugerencias para buscar un efecto hipnótico que no acaba de conseguir. Demasiado arty, da la impresión de que un poco más de fuerza y pasión le habrían venido muy bien.