Concha Velasco acrecienta su mito
La actriz reabre La Latina con La vida por delante
10 septiembre, 2010 02:00José María Pou y Concha Velasco, caracterizada del personaje que interpreta en La vida por delante
Tras ser adquirida por Pentación y Focus, La Latina emprende un nuevo rumbo dirigida por José María Pou. Concha Velasco bota el día 12 la nueva etapa con La vida por delante.
Concha Velasco posee, yo diría que de manera innata, el instinto natural de la interpretación, ya sea en cine, teatro o televisión; su fuerza emerge de su vitalidad para encontrar las esencias del teatro en estado puro. En La vida por delante, Concha tiene un personaje entrañable, que le permite mostrar su capacidad para llegar al público, su sensibilidad y su humanidad innatas.
Aparece en el escenario con peluca de canas, encarnando a una "Madame Rosa" extenuada, subiendo con dificultad y respiración ahogada los siete pisos hasta su apartamento, con las bolsas de la compra en la mano. Es una ex prostituta que fue muy apreciada de joven. Luego regentó una pensión en un barrio parisino marginal en el que todavía vive. Allí las prostitutas más jóvenes dejaban a sus hijos para ir a trabajar a la zona de Pigalle mientras ella los cuidaba.
Ya en el declive de su vida, vive en ese piso junto a Momo, un joven marroquí al que abandonaron a los tres años, que ella ha criado y que ahora, con 17 años, quiere con ternura a Rosa, a la que protege contra una sociedad que aísla a los viejos. Inmigración, racismo, fanatismo religioso, soledad de los ancianos... son los temas de esta obra que, además de la interpretación de Velasco, cuenta con la de Rubén de Eguía, el joven árabe que actúa como narrador y va creciendo a los ojos del público.
En la obra hay un pequeño gran reparto que se completa con el carismático Carles Canut en el papel del doctor Katz, vecino del piso y superviviente, como Rosa, de Auschwitz, médico y buen amigo, y José Luis Fernández, el actor de la Cuadra de Sevilla que interpreta al padre de Momo.
Autor misterioso
La vida por delante tiene, como texto, una historia tan azarosa como su argumento. Fue premio Goncourt en 1975, premio que Roman Kacew (Vilnius, Lituania,1905-París 1980), cuyo seudónimo habitual era Romain Gary, obtuvo bajo el nombre de Emile Ajar . La verdadera identidad del autor sólo se conoció tras su muerte. Su vida fue tormentosa: hijo de judíos, abandonado por su padre en la niñez, emigró con su madre a Francia en los años 30 en un ambiente de gran antisemitismo, se casó y tuvo un hijo con Jean Seberg, quien se suicidó en 1979 siguiéndole él un año después. La obra se llevó al cine y ganó el Oscar a la mejor película en lengua extrajera, y su protagonista, Simone Signoret, consiguió el César a la mejor actriz.
Lo que posiblemente llevó a Josep Maria Pou a ponerla en escena fue la adaptación teatral protagonizada por Myriam Boyer en París, en la temporada 2007-2008, que obtuvo el Molière a la mejor actriz. Es la primera obra que se estrena en la nueva etapa de La Latina que dirige Pou. El actor va a conciliar su labor con la dirección del Goya de Barcelona.