
El ministro Marlaska, a su llegada a Melilla para revisar la marcha de las mejoras en la frontera de Beni Enzar, el 5 de febrero.
Marruecos boicotea la "frontera inteligente" de Ceuta y Melilla tras 11 años de retraso y 80 millones invertidos por España
Marlaska ha anunciado que el nuevo sistema funcionará en octubre, pero los empresarios aseguran que los retrasos son de carácter político y no técnico.
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España diseñó hace más de una década una "frontera inteligente" con Marruecos que sigue sin funcionar, pese al empeño de Fernando Grande-Marlaska en sus casi siete años al frente del Ministerio del Interior.
Esa "frontera inteligente" es en realidad la implantación del sistema europeo Entry/Exit (EES), que establece un sistema de paso ágil para facilitar el tránsito de trabajadores transfronterizos con pasaporte y visado especial.
En el caso de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, ese sistema es clave para los residentes españoles en las zonas de influencia de Nador y Tetuán.
Las fronteras inteligentes de las dos ciudades se proyectaron ya en el Gobierno de Mariano Rajoy, pero su apertura se ha ido postergando sine die. El pasado 5 de febrero, Marlaska anunció que la de Beni Enzar, en Melilla, abriá a finales de este año, "previsiblemente en octubre".
Sin embargo, sigue fallando la colaboración de Marruecos. El rey Mohamed VI, en el comunicado posterior a la reunión con Pedro Sánchez en abril de 2022, anunció que había que revisar y cambiar el acuerdo de vecindad, que data de 1991, y que afecta a las fronteras.
El problema de fondo es que Marruecos no admite una frontera internacional con Ceuta y Melilla porque sigue considerándolas "ciudades ocupadas". Por eso, su modelo es un paso de vecindad, pequeño y limitado.
El Consejo de Ministros aprobó ya en 2022 una partida de 6.807.160 euros para las obras de la frontera inteligente de El Tarajal, en Ceuta, y otra de 10.030.573 euros para el paso fronterizo de Beni Enzar, en Melilla.
En su reciente visita a Melilla, Marlaska aseguró que se habían invertido 11 millones de euros para equipar con modernos sistemas tecnológicos los accesos a la frontera y para adecuar las instalaciones, "en una intervención integral sin precedentes". En la sesión del control al Gobierno de este miércoles, insistió en esa idea y aseguró que ya se habían invertido "más de 70 millones de euros en la frontera inteligente" de Melilla.
El pasado mes de julio, en una visita a Ceuta, el ministro subrayó que el paso de El Tarajal había completado su modernización tras una inversión de más de 22 millones de euros en los últimos seis años, 7,5 de esos millones destinados específicamente a la implantación de la frontera inteligente. Es decir, se habrían invertido ya en las fronteras de las dos ciudades autónomas más de 90 millones.
Pero la historia reciente no invita al optimismo en cuanto al cumplimiento de los plazos para su apertura. Hace seis meses, Marlaska anunció que la frontera de Ceuta entraría en funcionamiento a finales de 2024... y todo sigue igual.
Esperando desde 2014
Las primeras obras para las fronteras inteligentes en las dos ciudades autónomas las anunció en 2013 el entonces director general de la Policía, Ignacio Cosidó. El objetivo era agilizar el tránsito de vehículos y personas con Marruecos, y lograr también una mayor seguridad en los controles.
La previsión era que comenzasen a funcionar en 2014, hace ya 11 años, con la biometría facial y dactilar, y lectores electrónicos de documentos y tarjetas de identidad.
Un año más tarde, el ministro Jorge Fernández aseguró que en un par de meses empezaría a instalarse la frontera inteligente en Beni Enzar, porque era una prioridad para Melilla. En 2016, Cosidó explicó que podría estar operativa en 2017.
En Ceuta y Melilla, los empresarios anhelan una frontera más abierta, como antes de la pandemia. Coinciden en señalar que los retrasos para poder tener una frontera moderna y eficaz son de carácter político y no técnico.
Ahora se han mejorado los sistemas de circuito cerrado de televisión y los sistemas de identificación automática de matrículas. Las instalaciones cuentan con nuevos equipos detectores de personas, arcos de metales, escáner para equipajes, sistemas de identificación por búsqueda rápida de huellas y sistemas de control de accesos. Pero entre la población ceutí y melillense el escepticismo es generalizado, porque por más que se anuncia la apertura de las fronteras, nunca llega.