Retos para un sector turístico sostenible: descarbonización y redistribución justa
El sector del turismo se encuentra en un proceso de reflexión, determinante porque de él devendrá lo que “queremos” ser como industria. Existen tres desafíos concretos que los actores del sector debemos abordar con urgencia y servir como inspiración para otros: la descarbonización, la lucha contra el sobreturismo y la redistribución justa de los beneficios de la actividad turística.
El primer reto es la intensidad de las emisiones de dióxido de carbono de la actividad turística. Se trata de un problema medioambiental pero también de sostenimiento del propio modelo actual, ya que el transporte es esencial en el concepto de viaje, y los combustibles fósiles son recursos contaminantes y también finitos.
Nada debe estar fuera de la mesa cuando se trata de crear una mejor industria turística y un mejor futuro para el planeta y por ello, medidas que pueden sonar drásticas, como la limitación de los aviones en las escapadas cortas, son valientes pasos para garantizar la reducción de la huella de carbono. Algunos aeropuertos, como el de Ámsterdam, han establecido una cuota de número de vuelos por año para limitar las emisiones de carbono.
En segundo lugar, nos encontramos con el fenómeno del sobreturismo en algunas ciudades y regiones, cuyas consecuencias están siendo desastrosas tanto en el entorno natural como en los habitantes de los destinos, y sus costumbres. La gentrificación, el aumento de precios, el deterioro del patrimonio de la convivencia (turismofobia) son solo algunas de las consecuencias del modelo de turismo de masas llevado al extremo.
Según una encuesta que hemos realizado recientemente entre 1.000 españoles, más de la mitad considera que vienen demasiados turistas a España. Esta percepción les acompaña cuando acuden como viajeros a otros lugares: aglomeraciones, precios abusivos en restauración, rutas trilladas y experiencias decepcionantes están a la hora del día.
La personalización frente a la masificación, los agentes locales como creadores de rutas y experiencias únicas
En este punto en concreto, debemos ser capaces de ofrecer alternativas a los viajeros, cuya conciencia apunta a explorar alternativas como el turismo sostenible o regenerativo. La personalización frente a la masificación, los agentes locales como creadores de rutas y experiencias únicas, o la diversificación en términos de temporada alta y baja, pueden ser soluciones que alivien la dañina restauración de algunos destinos de vacaciones. Los destinos también tienen una responsabilidad, ya que son los que pueden definir los límites reales para luchar contra el sobreturismo, establecer cuotas, por ejemplo, y también regular los alojamientos para controlar la capacidad del destino.
El tercer desafío del sector es la redistribución injusta de la riqueza creada por el turismo, de la cual solo un pequeño porcentaje llega al destino vacacional. Empoderar a las empresas que trabajan en los destinos turísticos, ayudándoles con una red en la que puedan apoyarse para ser más independientes a la vez que inter-dependientes (con acceso a recursos y financiación) puede hacer que la balanza se equilibre hacia un punto más justo, donde los beneficios de la actividad turística sirvan para crear un tejido empresarial en los destinos que contribuyan a la prosperidad de sus comunidades.
Todos los actores privados del turismo debemos actuar con urgencia sobre estos tres desafíos, trabajando para reducir la intensidad de carbono (favoreciendo vuelos de corta distancia frente a los de larga distancia, alojamientos ecológicos, favoreciendo el tren...), redirigiendo los flujos turísticos a destinos menos conocidos o fuera de temporada, y, por supuesto, asegurando que trabajan con actores locales responsables que redistribuyan el dinero a las personas adecuadas, y no solo a grupos internacionales de viajes u hostelería.
*** Marion Philips, responsable de sostenibilidad de Evaneos.