
La jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, y el comisario de Defensa, Andrius Kubilius, durante la rueda de prensa de este miércoles en Bruselas
Bruselas desoye a Sánchez en su plan de rearme: no habrá subvenciones ni se ampliará la definición de gasto militar
Los líderes europeos celebran este jueves otra cumbre en Bruselas para abordar la situación en Ucrania y el aumento de la inversión en defensa.
Más información: Cuerpo reclama ampliar la definición de gasto en defensa para incluir también la ciberseguridad y la frontera sur
En un intento de escapar al bloqueo político y económico que le impide pisar el acelerador en defensa, como le exigen la UE y la OTAN, Pedro Sánchez buscó la solución en Bruselas.
En la UE, el presidente del Gobierno, había reclamado primero financiación europea, que no engorda la ya abultada deuda pública de España y además le permitiría esquivar el Congreso y la evidencia de la falta de apoyo incluso entre sus socios parlamentarios. En segundo lugar, el presidente del Gobierno defendía una definición amplia de gasto militar, para poder mover partidas y subir la cifra sin hacer un esfuerzo real. Pero esta vez, la apuesta europea no le ha salido bien a Sánchez.
La Comisión de Ursula von der Leyen ha desoído las peticiones del presidente del Gobierno en la versión final de su plan de rearme, que se discutirá en la cumbre de líderes europeos que comienza este jueves en Bruselas.
El objetivo de la presidenta es movilizar un total de 800.000 millones de euros con el fin de alcanzar la independencia militar respecto a Estados Unidos y la disuasión total frente a Rusia en un plazo de cinco años. Pero la mayor parte del dinero, 650.000 millones, deberá salir de los presupuestos nacionales de los Estados miembros.
Eso sí, el aumento del gasto nacional en defensa no computará para el procedimiento sancionador por déficit excesivo, gracias a la activación de la cláusula de escape del Pacto de Estabilidad, que Bruselas pretende que se haga de forma coordinada. La subida máxima autorizada será del 1,5% del PIB con el fin de limitar el posible impacto en la deuda. Las cantidades se calcularán tomando 2021 como año de referencia (el año anterior al estallido de guerra en Ucrania).
En el caso de España, eso supone un incremento de 25.000 millones, según señaló el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos. La cláusula de escape se desactivará al cabo de cuatro años, lo que significa que a partir de 2030 el aumento del gasto en defensa ya tendrá que compensarse con subidas de impuestos o recortes en pensiones o gasto social.
En su propuesta definitiva, la Comisión mantiene sin cambios la definición vigente de gasto en defensa en el sistema de clasificación COFOG. Sánchez había solicitado sumar otras partidas como el dinero destinado a ciberseguridad, protección de fronteras o incluso cambio climático. Eso facilitaría a España cumplir el objetivo de la OTAN de dedicar al menos el 2% del PIB a inversión en defensa: ahora apenas llega al 1,28%, la cifra más baja entre los 32 países aliados. Pero el Ejecutivo comunitario ha ignorado esta solicitud, lo que facilitaría a España cumplir el objetivo de la OTAN de dedicar al menos el 2% del PIB a inversión en defensa.
Bruselas considera que sólo la ciberseguridad de uso militar puede computarse como gasto en defensa. Las partidas destinadas a gestión de fronteras se consideran en principio gasto en protección civil, salvo que sea el Ejército el que haga los controles. Y la lucha contra el cambio climático en ningún caso puede incluirse como gasto en defensa, explican fuentes comunitarias.
Algunos Estados miembros son menos diplomáticos y tachan fuera de micro de "absurda" la petición española de ampliar de este modo la definición.
El segundo pilar del plan de rearme de Von der Leyen es un nuevo fondo dotado con 150.000 millones de euros, que concederá créditos blandos a los Estados miembros con el objetivo de que puedan acelerar la inversión en defensa. El plazo máximo de devolución se ha fijado en 45 años, con un periodo de carencia de 10 años en los pagos de principal. Los Estados miembros disponen de seis meses para presentar su solicitud.
Estos préstamos computarán como deuda para los Estados miembros que los soliciten, cuyo único beneficio será un tipo de interés favorable gracias a la buena nota crediticia del Ejecutivo comunitario. Alemania ya ha anunciado que no va a pedirlos porque ya paga menos en los mercados, pero esto sí podría ayudar a países como España o Italia, con un coste de financiación superior al de Bruselas.
Sánchez había reclamado, además de los préstamos, subvenciones a fondo perdido que no computen como deuda. "No son suficientes los préstamos, vamos a necesitar transferencias para lo que tenemos entre todos qué hacer", dijo el presidente del Gobierno tras la cumbre de emergencia celebrada a principios de marzo. Pero el Ejecutivo comunitario ha ignorado esta demanda.
El argumento de la UE es que los créditos constituyen una solución rápida y que además no genera oposición en Bruselas. En cambio, los 'frugales' (Países Bajos, Suecia y Austria) mantienen su rechazo frontal a cualquier nuevo fondo que incluya subvenciones. "Es algo inaceptable para nosotros", señala un diplomático del club.
En un guiño a Francia, el Ejecutivo comunitario ha introducido una cláusula 'Buy European' para los 150.000 millones en créditos. Se trata de una preferencia para el armamento comunitario cuyo objetivo es impulsar la base industrial militar del continente, aunque no es tan estricta como reclamaba París. Por un lado, los Estados miembros sólo podrán usar los préstamos para comprar productos de empresas que tengan sede en los países de la UE y Ucrania.
Además, los Gobiernos deberán garantizar que los equipos militares adquiridos tengan un mínimo del 65% de contenido fabricado en territorio europeo. Para los sistemas militares complejos (como sistemas de defensa antimisiles, activos espaciales o inteligencia artificial) se aplicará la misma regla, combinada con la obligación de exigir a los contratistas que controlen plenamente el diseño del equipo. Esto se hace para garantizar que no se crean nuevas dependencias para sistemas complejos, cuya llave la tenga en última instancia por ejemplo Estados Unidos.
"Debemos comprar más productos europeos. Porque eso significa fortalecer la base tecnológica e industrial de defensa europea. Esto significa estimular la innovación. Y eso significa crear un mercado a nivel de la UE para equipos de defensa", ha defendido la presidenta Von der Leyen.
Los 150.000 millones se distribuirán entre los Estados miembros en función de los proyectos de inversión que presente cada país. Bruselas quiere incentivar las compras conjuntas de armamento y por eso exige que participen un mínimo de dos Estados miembros, más Ucrania y Noruega. La lista puede ampliarse a otros países, como Reino Unido, siempre que firmen un acuerdo con la UE.