
Una joven sostiene la bandera turca n una protesta contra la detención del alcalde de Estambul. Reuters
La oposición de Turquía se levanta contra Erdogan por la persecución de su principal rival, el alcalde de Estambul
Cientos de universitarios desafiaron este jueves la prohibición de manifestarse impuesta por el Gobierno y marcharon por la principal ciudad del país.
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Las tensiones políticas en Turquía han alcanzado un nuevo punto álgido tras la detención de Ekrem Imamoglu, alcalde de Estambul y gran adversario del presidente Recep Tayyip Erdogan. El Partido Republicano del Pueblo (CHP), principal fuerza opositora, ha denunciado que el arresto es una maniobra destinada a apartar a Imamoglu de la contienda electoral y ha convocado movilizaciones en todo el país.
El edil fue detenido el miércoles junto a más de un centenar de colaboradores y altos cargos de su formación, acusado de corrupción y de colaboración con un grupo terrorista. En un mensaje publicado desde la comisaría en la que permanece retenido, Imamoglu instó a jueces y fiscales a rebelarse contra lo que considera una instrumentalización de la Justicia al servicio del Gobierno: "Debéis levantaros y actuar contra el puñado de colegas que han devastado la judicatura turca, nos han deshonrado ante el mundo entero y han aplastado nuestra reputación".
Ozgur Ozel, líder del CHP, advirtió que cualquier intento de impedir legalmente la candidatura de Imamoglu no haría sino fortalecer el respaldo a la oposición. "Erdogan teme las próximas elecciones y quiere eliminar a nuestros candidatos. Cualquiera de ellos le vencería en las urnas", aseguró en una entrevista con Reuters. También denunció que el Ejecutivo pretende colocar un administrador afín en la alcaldía de Estambul para debilitar al CHP y afianzar su control sobre la mayor ciudad del país.
El propio Imamoglu, considerado la mejor baza de la oposición para desafiar a Erdogan en los comicios presidenciales de 2028, ha acusado al mandatario de haberse enriquecido ilícitamente desde sus inicios en política y de hipotecar el porvenir de las futuras generaciones. Su situación se complicó aún más el martes, cuando la Universidad de Estambul revocó su título universitario, impidiéndole de facto postularse a la presidencia, ya que un diploma de educación superior es requisito indispensable para el cargo.
Las protestas contra su detención han ido en aumento. Cientos de universitarios desafiaron este jueves la prohibición de manifestaciones impuesta por el Gobierno y marcharon por las calles de Estambul. El CHP convocó una concentración frente al Ayuntamiento por la noche, mientras que el Parlamento suspendió su sesión tras los altercados protagonizados por diputados de la oposición. Además, el Consejo Audiovisual (RTÜK) ha sancionado a varios canales de televisión críticos con el Ejecutivo por informar sobre el caso.
En Ankara, Erdogan se defendió acusando a la oposición de recurrir a "teatros" para encubrir sus propios fracasos. "No tenemos tiempo que perder en debates inútiles ni recursos que despilfarrar", afirmó. Según el presidente, los problemas del CHP no son los de Turquía, sino los de "un puñado de oportunistas en su cúpula".
El trasfondo de esta crisis va más allá del arresto del alcalde de Estambul. Turquía ocupó el puesto 117 entre 142 países en el Índice de Estado de Derecho del World Justice Project, lo que refleja el deterioro del sistema judicial bajo el actual Gobierno. La detención de Imamoglu y las represalias contra la oposición han revivido la indignación por el uso de la Justicia como arma presidencial. La situación sigue siendo tensa y las manifestaciones no muestran signos de remitir. La oposición ha advertido que responderá con "la reacción democrática más contundente" a cualquier intento de Erdogan de aferrarse al poder mediante la represión de sus opositores.