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La bahía de Cartagena despierta al ritmo disciplinado de las botas de la Fuerza de Guerra Naval Especial (FGNE). Amarradas en la Estación Naval de La Algameca, las semirrígidas negras portan su simbología de poder: ametralladoras en proa y banderas ondeando con el viento. Bajo la dirección del coronel Vicente Gonzalvo, los 12 hombres del equipo de operaciones especiales se embarcan en una misión de entrenamiento, que es mucho más que un simple ejercicio: es un recordatorio de las operaciones reales que han marcado su historia, desde los abordajes en el Índico hasta los rescates en el golfo de Adén.

El asalto al buque A61 Carnota transcurre con precisión quirúrgica. Los soldados, armados hasta los dientes y con movimientos calculados, toman el control de la embarcación en cuestión de minutos. La acción, impecablemente sincronizada, refleja años de experiencia en escenarios reales, como la célebre Operación Atalanta o el rescate de Evelyne Colombo en 2011. Sin embargo, este entrenamiento es solo una pequeña muestra de la capacidad de la FGNE, una unidad que combina serenidad y audacia para proteger los intereses marítimos de España y colaborar con aliados internacionales en misiones de alto riesgo.