
Carlos León: En su estudio junto a 'Las palabras rotas VI', 2024. Foto: Albarrán Bourdais
Carlos León, el pintor que esconde jardines entre las yemas de sus dedos
Inaugura en la galería Albarrán Bourdais (Madrid) una exposición llena de sutilezas y aire fresco, como el que corre por las acequias de un jardín.
Más información: Carlos León: "Que los políticos no manipulen, no perviertan, no ensucien lo cultural"
Estamos ante la profundidad de un viaje hacia el fondo de sí mismo de uno de los artistas más relevantes de nuestro tiempo, Carlos León (Ceuta, 1948). Quien ha desarrollado entre 2021 y 2024 un relevante conjunto de obras en un momento de su vida que él mismo caracteriza como “postmadurez”.
En la exposición todas las piezas son pintura, el ámbito donde Carlos León ha situado desde sus inicios el núcleo de su actividad artística. Se han reunido 17 de gran formato, en las que vemos flotar los desplazamientos de colores elocuentes que atrapan nuestra mirada. Distribuidas en las diversas salas de la galería, trazan un itinerario, un viaje, en lo que viene a constituir todo un jardín de gran resonancia.
El título de la muestra: the wrong garden [el jardín equivocado], coincide con el de un impresionante libro sobre el artista, cuya presentación pública tuvo lugar el pasado mes de diciembre en Segovia, donde se había elegido unos meses antes a Carlos León como hijo adoptivo de la provincia.

'Nueva luz V', 2024. Foto: Albarrán Bourdais
En el libro León subraya su frecuente uso del sustantivo jardín en los títulos de sus cuadros, y sitúa “el jardín como lugar real en el que suceden y fructifican los encuentros entre los silenciosos trabajos de la naturaleza, sus enraizamientos, brotes, floraciones y desarrollos, con los de la inteligencia, la razón, el cálculo, la geometría y la musicalidad… pero espacio significante, al mismo tiempo, sobre el que proyectar ideas estéticas, experiencia cultural y, en su desarrollo: Arte”.
Lo que así nos proyecta es todo un viaje, personal y estético, que a lo largo de los años buscaba situar en su pintura ese jardín ideal añorado. Pero lo que resuena finalmente son los ecos de un tiempo final, como subraya en las últimas líneas de ese texto: “Y al cabo de esos años, aquí lo confieso, descubro que no he hallado ese jardín, sino otro, ya en los dominios que conducen al encuentro con mi amada Perséfone, y al que pongo por nombre the wrong garden o, dicho de otro modo, the wrong fandango: la danza del destino, la de la Muerte con la Vida”.

Vista general de la exposición, 2025. Foto: Albarrán Bourdais
Es decir, la expresión the wrong garden nos remite a un baile abierto; nos lleva de la vida a la muerte, trazando un viaje en el tiempo. Una voluntad de plasmar la visión profunda de los ecos naturales. Una proyección de la interioridad humana desatada en el deseo, el pensamiento y la identidad. Sintagmas esenciales que articulan todas sus obras pictóricas.
Sus lienzos configuran un lenguaje plenamente expresivo, ya que sus colores hablan, nos llevan a un mundo interior, a los ecos de la sensibilidad, y a la iluminación de lo inconsciente. Desde que en 1966 se inició en la pintura, Carlos León ha seguido un firme itinerario. Artista viajero, realizó largas estancias en París y en Nueva York, que fueron decisivas para su síntesis de las raíces hispánicas y las modulaciones internacionales del arte. Y ahí sigue, en su “postmadurez”.
En mi opinión, es uno de los artistas más relevantes de nuestro tiempo.