'Justin Bieber Head', 2023. Foto: Cortesía del artista y  carlier | gebauer © Paul Pfeiffer / Zak Kelley

'Justin Bieber Head', 2023. Foto: Cortesía del artista y carlier | gebauer © Paul Pfeiffer / Zak Kelley

Arte

Paul Pfeiffer, el artista que convirtió el torso tatuado y desnudo de Justin Bieber en arte contemporáneo

El Guggenheim de Bilbao presenta una de las exposiciones más sorprendentes de un artista que cuestiona nuestros iconos contemporáneos.

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Desde que en 2015 hiciera temblar los escenarios con caídos pantalones de espíritu adolescente, Justin Bieber fue desnudando sus tatuajes, convertido de inmediato en uno de los más aclamados fenómenos mediáticos del siglo XXI. Imagen angelical y modelo de Calvin Klein, el músico se convirtió en icono por excelencia en las redes sociales. Este culto a la celebridad más rabiosamente actual, aunque con otros envoltorios, viene sin embargo de bien atrás. Allí se situó el manoseo de las imágenes del arte pop al que Paul Pfeiffer, de lejos, algo le debe, como bien se aprecia en esta magnífica exposición.

Paul Pfeiffer. Prólogo a la historia del nacimiento de la libertad

Museo Guggenheim. Bilbao. Comisario: Clara Kim, Paula Kroll, Marta Blàvia
Hasta el 16 de marzo

En la serie de esculturas Encarnador (2018-2023) –erigida ya en un hit, por cuanto sacrifica la figura de Justin Bieber–, el artista Paul Pfeiffer (Honolulu, Hawái, 1966) pone de relieve los delirios de una sociedad espectacularizada, antes por los medios de comunicación, ahora por las redes. Esta serie, que fue realizada por el artista en colaboración con tallistas “encarnadores” de Sevilla y Tlaxcala (México), entra de lleno en nuestra cultura popular, al recurrir a la imagen religiosa de culto para encarnar los iconos globales del momento.

Con todo lujo de detalles, a modo de un Jesucristo crucificado, la figura de la celebridad pop –quien recientemente se definió como cristiano renacido–, es transformada en una imagen de adoración. Así, despiezadas las partes de su cuerpo tatuado como un estigma –la cabeza, el torso, los brazos y las piernas y la cadera con paño de pureza y boxers Calvin Klein– representan nuestras terribles reliquias contemporáneas.

A Justin Bieber le siguen Michael Jackson, en el feroz vídeo Live From Neverland (2006), o Muhammad Ali, en The Long Count (I Shook Up the World) (2000), y Wilt Chamberlain, entre otras estrellas de la NBA, en las sorprendentes fotografías de la serie Four Horsemen of the Apocalypse (2007-2024), en las que el simulacro pasa por el bisturí de Pfeiffer, aplicándose en la disección de imágenes por todos reconocidas para precipitarlas en el vacío, el lugar de la duda.

Así es como estas imágenes-ícono de la música, el deporte o la política son manipuladas, borrando los detalles que las atan a la concreción de un lugar y un tiempo determinados. Con ello, se abre el vacío de una “imagen-otra” que, como apunta Juan Martín Prada en su esclarecedor ensayo Teoría del arte y cultura digital, sería la que propone un arte desestabilizador de todo un sistema de creencias, aquel que determina la centralidad de la visión.

'Justin Bieber Torso', 2018. Foto: Courtesy of the artist and carlier | gebauer © Paul Pfeiffer, Bilbao, 2024 Courtesy the artist and Thomas Dane Gallery, London Photo: Ben Westoby

'Justin Bieber Torso', 2018. Foto: Courtesy of the artist and carlier | gebauer © Paul Pfeiffer, Bilbao, 2024 Courtesy the artist and Thomas Dane Gallery, London Photo: Ben Westoby

Con su trabajo, Paul Pfeiffer nos hace ver de otra manera. Se trata de un ver aparte, un ver más allá, que impacta en el espectáculo de la visualidad. La imagen venerada, en la que el artista hurga para mostrar el artificio de su representación.

Vídeos, fotografías, esculturas e instalaciones se hibridan en esta exposición que hace repaso de sus más conocidas obras desde 1998, presentadas como en un gran plató de televisión que redunda en la idea de la teatralidad, exhibiendo aquello que hace reverencial a la imagen y célebres a quienes, sin más, la habitan. Una excelente exposición, la del Guggenheim, que entretiene tanto como da que pensar, hace sonreír y encoge el estómago.

'Four Horsemen of the Apocalypse (06)', 2001-2018. Foto: Courtesy of the artist and Perrotin © Paul Pfeiffer, Bilbao, 2024 Courtesy the artist; Paula Cooper Gallery, New York; carlier | gebauer, Berlin/Madrid; Perrotin; and Thomas Dane Gallery, London

'Four Horsemen of the Apocalypse (06)', 2001-2018. Foto: Courtesy of the artist and Perrotin © Paul Pfeiffer, Bilbao, 2024 Courtesy the artist; Paula Cooper Gallery, New York; carlier | gebauer, Berlin/Madrid; Perrotin; and Thomas Dane Gallery, London