El absurdo de gastarse 300 euros en sal rosa del Himalaya: "No tiene nada que la haga mejor"
Lo cierto es que se extrae de una mina de Pakistán a 1.137 kilómetros de esta formación rocosa y "desde el punto de vista nutricional no tiene ninguna atribución que la haga mejor".
18 abril, 2019 03:46Noticias relacionadas
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Cuenta la leyenda que la sal rosa del Himalaya proviene de las altas regiones montañosas de esta cordillera. Por ello, no está contaminada por el ser humano y, además, contiene 84 elementos esenciales para la salud, o al menos esas fueron las ideas que propagó con fines comerciales en la década de 1990 Peter Ferreira, sin ningún tipo de evidencia científica que las apoyara. Lo que si es cierto, es que estas creencias supercalifragislísticas permiten a las empresas envasarla y venderla por un precio que puede superar los 300 euros el kilo. Eso sí, aunque lleve miles de años esperando a llegar a tu mesa, se caduca en pocos meses.
A pesar de todo el glamour que rodea a la sal del Himalaya, lo cierto es que se extrae de una mina de Pakistán a 1.137 kilómetros de esta formación rocosa y "desde el punto de vista nutricional no tiene ninguna atribución que la haga mejor", explica Paula Crespo, dietista-nutricionista y presidenta del Colegio Oficial de Dietistas y Nutricionistas de la Comunitat Valenciana, a EL ESPAÑOL.
Los supermercados han comenzado a llenarse de sales gourmet, cuyo precio es exagerado si la comparamos con un paquete de sal común (que ronda los 20 céntimos el kilo). De hecho, es ésta "la principal diferencia". "Son mucho más caras porque se les atribuye la presencia de otros minerales y un contenido extra de otros nutrientes, pero la diferencia es insignificante", aclara Crespo.
"Desde el punto de vista del consumo habitual no tiene sentido recurrir a estas", insiste. "Otra cosa son los restaurantes que quieran ir un poco más allá e incorporar ingredientes por marketing o innovación culinaria, pero a nivel de consumo diario no tiene ningún sentido gastarse más dinero estos condimentos’", añade la presidenta del colegio valenciano.
En concreto, explica que se la están colando a tantos españoles "porque la gente necesita innovación". "Tenemos super aparcada la dieta mediterránea, pero recurrimos a todo este tipo de productos nuevos que vienen de otra parte del mundo, pero que no aportan nada", relata. Incluso, apostilla que tenemos "productos nacionales que están más considerados fuera de España que aquí".
Además, podría existir el riesgo de que ciertas personas lo utilicen para tratar de cubrir necesidades de algunos nutrientes y caigan en el consumo excesivo de sal. Especialmente podría existir el problema de que "se tenga un concepto erróneo de la cantidad", señala Crespo.
Para darnos cuenta del engaño que se produce con los condimentos más caros, la nutricionista recomienda a la gente "que se fije en la etiqueta y en el origen de la sal para comprobar el verdadero lugar de procedencia, porque muchas veces poniéndole un apellido nos la cuelan con el precio", explica. "La fecha de caducidad puede ser otro indicador de un posible fraude, ya que es muy corta", muestra la experta sobre el sinsentido de que supuestamente lleve años en la cima de una montaña pero dure tan poco en un bote.
"Elitismo alimentario"
La especialista apunta a un "elitismo alimentario", que especialmente se da en la restauración, como el principal motivo por el que hay gente dispuesta a pagar más por algo que es igual. Pero no solo pasa con este formato, también existen otras combinaciones como sal con wasabi o con pétalos de rosa, algo que para la nutricionista es "la necesidad de innovar hasta lo absurdo".
"Incluso podemos encontrar sales gourmet que se venden como ligeras en sodio y alto contenido de potasio", ejemplifica la experta. "Es absurdo que la sal sea ligera en sodio cuando el mayor porcentaje es cloruro sódico", explica. Además, este contenido en potasio que se dice que tiene dicho condimento se puede conseguir a través de frutas y verduras.
En cualquier caso, la experta recomienda consumir sal yodada, ya que "ayuda al déficit de yodo que hay en la población y es una buena manera de combatirlo". Aunque aclara que "no todo el mundo tiene esta carencia, pero es una de las estrategias de salud pública que lleva mucho tiempo en marcha".
[Más información: Estas son las enfermedades provocadas por el consumo excesivo de sal]