Rafael Nadal, el asalto a la hierba de Wimbledon y un número uno impensable
Disparado por una primera mitad de año fantástica, y ayudado por las crisis de Murray y Djokovic, el campeón de 15 grandes puede recuperar el trono en el tercer grande del curso.
29 junio, 2017 21:15Noticias relacionadas
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“¡Parad de jugar!”. El jueves por la mañana, un miembro de la organización de Wimbledon irrumpió gritando esa orden en la pista número 15, donde Rafael Nadal y Alexander Zverev disputaban un intenso set de entrenamiento (7-6 ganó el español, que coronó el tie-break en blanco). La razón fue tan simple como sorprendente: el alemán, con una bandana naranja en el pelo, violaba el código de vestimenta del torneo, que obliga a los jugadores a usar el blanco como color predominante incluso en las sesiones de práctica. El campeón de 15 grandes, que tras entrenar dos horas con Zverev gastó 45 minutos en Aorangi Park más haciendo saques y voleas, siguió preparando así su asalto a Wimbledon sin perder algo de vista: casi de sopetón, Nadal puede recuperar el número uno mundial.
“No me preocupa ni me hace especial ilusión”, reconoció el balear, que será el cuarto cabeza de serie en el sorteo de este viernes, lo que le asegura no cruzarse con Roger Federer (tres) hasta una hipotética final. “Soy consciente de que llevo un buen año. Si sigo compitiendo bien espero tener mis opciones más adelante, pero no es mi objetivo salir como número uno de Wimbledon”, prosiguió el mallorquín. “Otra cosa distinta sería terminar el año como número uno, pero no me lo planteo ahora mismo. En cambio, sí que quiero mantener el nivel que he mostrado en estos primeros seis meses. Si lo logro… ya veremos qué sucede”.
Nadal debutará en Wimbledon a 2.105 puntos de Murray, que ha renunciado a jugar los dos partidos de exhibición que tenía programados en Hurlingham por dolores en la cadera. Así, las cuentas para que el español se siente en el trono están claras: el balear tiene que ganar el título o llegar a la final y que el británico no sea su contrario en el encuentro decisivo. Esas, sin embargo, no son las únicas opciones porque distintas combinaciones de resultados podrían facilitar el acceso del número dos a lo más alto, una ecuación en la que también están Novak Djokovic (semifinalista en el torneo de Eastbourne) y Stan Wawrinka.
“No era una posibilidad que yo me planteaba en ningún momento”, reconoció Toni Nadal, tío y entrenador del campeón del español. “A veces, la gente me dice que Rafael se había ido. Y sí, Rafael se había ido, pero se había ido al ocho del mundo jugando cuatro meses”, prosiguió el técnico mallorquín. “En 2013 fue el último año que jugó la temporada completa. En 2014 tuvo problemas, en 2015 muchos más problemas y en 2016 la lesión en la muñeca”, recordó. “No me planteaba para nada ser número uno, aunque ahora sí que me lo planteo. Para el número uno final van a contar tres o cuatro jugadores, pero ya veremos. Estamos todavía a mitad de temporada”, cerró.
“Para mí la lucha era intentar ser número uno a final de año”, apuntó Carlos Moyà, que desde el pasado mes de diciembre forma parte del equipo técnico del mallorquín. “El acierto de Rafa se ha juntado con el bajón de Murray y Djokovic, que no han ganado los partidos que todo el mundo esperaba”, recordó sobre el británico y el serbio, sumidos en dos crisis de juego que han nacido por motivos distintos. “Tener la opción de pelear por el número uno del mundo no dependía tanto de Nadal. Por eso, la parte que nos toca siempre intentamos tenerla controlada al 100%. Hay muchas cosas incontrolables y una de ellas son los resultados de los demás”, añadió. “Precisamente eso nos ha ayudado a poder pensar en el número uno en el mes de junio”.
A los 31 años, Nadal tiene opciones matemáticas de volver a ser número uno del mundo por cuarta vez en su carrera (2008, 2010 y 2013). Si no lo consigue en Wimbledon, el mallorquín cuenta con un interesante margen para hacerlo en los próximos meses porque hasta que acabe el Abierto de los Estados Unidos Murray tiene que defender 3460 puntos y Nadal solo 270. La oportunidad, en cualquier caso, habla de una longevidad sorprendente: cuatro años después el balear todavía sigue aspirando a lo más alto.