Un grupo de personas trabajando.

Un grupo de personas trabajando. iStock

Historias Día Internacional de la Felicidad

¿Es usted feliz en el trabajo? La clave de la rentabilidad empresarial está en el bienestar de los trabajadores

La felicidad y el bienestar son aspiraciones universales de los seres humanos y deberían incluirse en las políticas estatales y empresariales, pues son rentables. 

Más información: Dime de qué país eres y te diré qué te hace feliz: un estudio revela la 'fórmula mágica' de la felicidad

Andrés Pascual
Publicada

Cuando pregunto a alguien "¿eres feliz?", la respuesta siempre suele ser la misma: "¡Depende de lo que entiendas por felicidad!". Pero cuando pregunto: "¿Y qué es para ti la felicidad?", la diversidad es total: calma, familia, disfrutar de la vida, sentirme libre, estar en paz… Cada uno de nosotros somos únicos, al igual que lo son nuestras aspiraciones en cada momento.

Vayamos entonces a lo práctico: ¿cómo puedo llegar a ese estado idílico que todos ansiamos? Todo empieza, paradójicamente, por saber que la felicidad no es un estado idílico —vivimos en un mundo caótico— ni un lugar al que llegar.

Seré feliz cuando me toque la lotería, cuando me jubile, cuando pague la hipoteca, cuando tenga hijos, cuando los hijos se vayan de casa… No podemos vivir en una sala de espera permanente.

La buena noticia es que hay cinco comportamientos que sí nos hacen felices: hábitos saludables, meditación, gratitud, altruismo y socialización. En lo que se refiere a este último, investigaciones como las del psiquiatra Robert Waldinger demuestran que, por encima de la fama y el dinero —siempre partiendo de un estándar digno—, las relaciones sanas son la verdadera clave para una vida feliz y satisfactoria.

Felicidad Interior Bruta

La efeméride que hoy, 20 de marzo, Día de la Felicidad, se celebra fue impulsada por Bután, un pequeño país del Himalaya cuyo rey creó el Índice de Felicidad Nacional Bruta (FIB) como alternativa al Producto Nacional Bruto (PIB). Este concepto me fascinó y, allá por el 2011, volé hasta este reino perdido de las montañas que, aparte de por precioso, me impactó por dos cosas.

No consideraban la felicidad como algo etéreo o una especie de utopía, sino como algo cierto y medible en nuestro día a día. Y en el sistema de indicadores que utilizaban para medirla, los llamados "9 dominios de la felicidad", se incluía por supuesto la riqueza material, pero como un factor más entre otros tan diversos como el uso del tiempo, el buen gobierno, la vida en comunidad, la educación o la salud psicológica.

Esto nos muestra cómo, para que florezca ese estado de plenitud que —cada uno a nuestra manera— identificamos con felicidad, debemos cuidar las tres dimensiones de nuestro bienestar: físico, emocional y social —este último referido a los valores y el propósito que nos guían—.

Y es obligación de los gobiernos no ya el hacernos felices —dado que las personas también tenemos la responsabilidad de trabajar aquello que esté en nuestra mano, comenzando por los hábitos saludables—, pero sí el crear el escenario adecuado.

Felicidad laboral

Lo mismo han de hacer las empresas. Dentro de la estrategia corporativa ha de incluirse el cuidado de las tres indicadas dimensiones del bienestar para que todos los miembros de la organización puedan desarrollar un estado de realización y satisfacción en su jornada diaria. Algo lógico ya que pasamos trabajando buena parte del día.

Y lo mejor de todo es que poner el bienestar de las personas en el centro no solo es lo correcto, sino también lo más rentable. Según las grandes consultoras como Gallup y de mi propia experiencia con líderes de todo tipo de sectores, una adecuada estrategia de felicidad organizacional genera un desplome de las bajas, el absentismo y la rotación.  

Una oficina con un futbolín.

Una oficina con un futbolín. iStock

Además, multiplica la fidelización, la creatividad y, en consecuencia, el rendimiento y la productividad. Los números no engañan.

Cuando hablamos de empresas felices no se trata de poner un cesto de fruta a disposición de los empleados o pufs de colores y futbolines por los pasillos. Ni tampoco hacer fiestas de disfraces en Halloween.

En una estrategia de bienestar corporativo cabe divertirse, porque debemos recuperar el alma de niño —con su mente de principiante y ausencia de prejuicios—, pero eso solo es una pequeña parte del plan de acción que nos brindará los verdaderos beneficios. Invertir en bienestar es crear una nueva cultura que va a impregnar todos los rincones del proceso productivo.

Cuando hablamos de empresas felices estamos hablando de gestionar el estrés, mejorar las relaciones entre compañeros y con los mánager, favorecer la tolerancia a la incertidumbre y al cambio, incorporar hábitos posturales y de descanso, descubrir el poder del feedback y el reconocimiento, encontrar un propósito y unos valores firmes con los que sentirnos identificados…

Hablamos, por tanto, de buscar el bienestar sin postureos ni excepciones, conscientes de que es el único liderazgo sostenible.

¿Yoga gratis para todos?

He comenzado estos párrafos diciendo que cada persona es única, como lo es su forma de entender la felicidad. Y lo mismo ocurre con cada organización.

Por muy beneficiosas que sean algunas disciplinas habituales como el mindfulness o el yoga, si no se tiene claro por qué y para qué vamos a invertir en ellas tiempo y presupuesto, nunca cumplirán el efecto deseado.

Por poner un ejemplo, tal vez lo que más necesiten los miembros de tu empresa en este momento no sea un gimnasio gratis, sino formación en comunicación no violenta para estrechar vínculos y consolidar los equipos. Para lograr una empresa feliz y productiva hemos de partir de la escucha atenta y seguir unos procesos tan estudiados como los de cualquier otro departamento.

Como decía Aristóteles, solo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego. Pero vale la pena.

Si nos remontamos a los orígenes latinos de la palabra, encontramos tres adjetivos que se dan la mano: fortunatus (colmado de suerte o fortuna), beatus (colmado de bienes o riqueza) y felix (beneficiado por la fecundidad).

¿Quién no quiere una empresa o una vida fértil? Crear felicidad es crear abundancia. Recordémoslo hoy y todos los demás días del calendario.