Un médico palpando la espalda de su paciente.

Un médico palpando la espalda de su paciente. gilaxia Istock

Historias

¿Cómo puede afectar el clima a las dolencias musculares de la columna? Esta es la respuesta de los expertos

Hay quienes achacan al mal tiempo mayores dolores musculares, pero ¿realmente existe alguna relación entre ambos hechos?

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La salud de la columna vertebral es un pilar fundamental para el bienestar general. Sin embargo, se estima que aproximadamente entre el 60-80% de la población general experimentará dolor de espalda en algún momento de su vida. De hecho, cerca del 15% de los españoles consulta cada año por este síntoma en algún servicio de atención médica. 

Desde 2017, la cantidad de casos de dolor lumbar ha aumentado a más de 500 millones de personas. En concreto, en 2020, hubo aproximadamente 619 millones de casos de dolor de espalda. Un contexto en el que, posiblemente, el incremento del sedentarismo a raíz del teletrabajo, consecuencia de la Covid-19, quizás tuviera algo que ver. 

Ya sea crónica o temporal esta dolencia, hay quienes lo relacionan con el clima. También lo hacen con otro tipo de dolencias, como podría ser el dolor en las rodillas. Pero, ¿realmente es posible que una cuestión meteorológica acentúe los dolores de espalda? 

En general, indica el Dr. Luis Álvarez Galovich, traumatólogo del Health Center Quirónprevención, "el clima no es la causa de un problema en la columna". Aunque, efectivamente, aquí hay un pero, porque dice, sí "puede exacerbar síntomas preexistentes". 

Y es que "el frío y la humedad pueden provocar una contracción de los músculos y ligamentos de la columna, lo que aumenta la rigidez y el dolor". Pese a que podría afectar a cualquiera con una dolencia, esta problemática la sufren principalmente las personas con artritis, hernias discales o enfermedades degenerativas como la espondilosis. 

Además, continúa Álvarez Galovich, "las bajas temperaturas también pueden disminuir la circulación, lo que retrasa la recuperación de lesiones y aumenta la percepción del dolor". 

Las evidencias

Un estudio publicado en 2013 en el Internacional Archives of Occupational and Environmental Health, analizó si el trabajo en un ambiente frío aumentaba el riesgo de síntomas músculo-esqueléticos en el cuello y en la zona lumbar entre los trabajadores de la construcción. 

Para ello, la investigación, señala el traumatólogo del Health Center de Quirónprevención, estudió un cuestionario relacionado con 134.754 trabajadores varones, incluidos 16.496 oficinistas y capataces. Los exámenes de salud de los empleados se realizaron en provincias que cubrían Suecia de sur a norte y, además, se recogieron datos de la temperatura de las provincias. 

En aquel momento, explica Álvarez Galovich, se determinó que la prevalencia de dolor cervical y lumbar fue mayor entre los trabajadores de la construcción manual que entre capataces y oficinistas. Al mismo tiempo, se concluyó que los trabajadores de las provincias septentrionales y centrales presentaron una frecuencia más elevada para el dolor lumbar y cervical, en comparación con aquellos de la provincia meridional. 

En definitiva, se confirmó que existía un "mayor riesgo de desarrollar dolor lumbar y cervical con la disminución de la temperatura exterior". Sin embargo, humedad y frío no son los únicos factores a tener en cuenta; existen otros aspectos que pueden intervenir a la hora de incrementar o no este tipo de dolencias. 

Más factores

Además del frío y la humedad, factores como los cambios de presión barométrica, dice el especialista, han demostrado que "pueden generar inflamación en las articulaciones y tejidos conectivos, agravando condiciones como la osteoartritis y la ciática". 

De hecho, asegura Álvarez Galovich, "algunas personas con problemas en la columna, como hernias de disco, pueden experimentar más dolor antes de una tormenta debido a la disminución de la presión atmosférica". 

Junto a este, son otros los aspectos a tener en cuenta, como los psicológicos y climáticos. Y lo explica: "El clima también puede afectar mucho al estado de ánimo y al nivel de estrés, lo que influye en la percepción del dolor". Incluso, añade, "muchas personas reportan más molestias músculo-esqueléticas en días nublados o lluviosos debido a una mayor predisposición al malestar". 

Por este motivo, acciones como mantenerse activo, abrigarse bien en invierno, estar hidratado en verano y fortalecer la musculatura de la espalda, dice Álvarez Galovich, "pueden ayudar a reducir el impacto del clima en la salud de la columna". 

Además, los cambios bruscos de temperatura, como pueden ser los relacionados con el aire acondicionado, actúan directamente sobre la tonicidad muscular. En concreto, señala el experto, "aumenta la tensión, pueden provocar dolor por contracturas musculares e incrementan la tensión en las fascias"

Así lo mostraba un estudio publicado en 2010 en la revista Rheumathology, Whether the weather influences pain? Results from the EpiFunD study in North West England, donde se mostraba que los sujetos tenían más dolor en invierno, seguido de otoño, primavera y, por último, verano. 

Se determinó que las personas eran menos propensas a declarar dolor en días con más de 5,8 horas y con una temperatura media superior a 17,5 grados centígrados. A esto, dice Álvarez Galovich, se sumaba que, durante esas jornadas, las personas declararon hacer más ejercicio, tener una mejor calidad de sueño y un estado de ánimo más positivo.