
Carteles en protesta de las obras de la L11 de Metro y las grietas de una vivienda.
Las casas de Delicias se llenan de grietas y carteles por las obras de la L-11 de Metro: "Acababa de reformar mi piso"
Las obras de la Línea 11 de Metro comenzaron en Arganzuela el 19 de agosto y desde entonces los vecinos se quejan de diversos problemas en la zona.
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Las obras de la Línea 11 de Metro han supuesto un verdadero terremoto para los vecinos de Arganzuela. Desde que comenzaron el pasado mes de agosto, el ruido, la contaminación, la inseguridad y el cierre de varios negocios han golpeado al barrio con fuerza, y eso no es todo. Varios vecinos denuncian ahora que la magnitud de las obras y la maquinaria pesada han provocado que en sus casas hayan comenzado a aparecer grietas en las paredes. Por eso, son muchos los residentes que han decidido poner carteles en los balcones en señal de protesta.
Es el caso de una vecina del paseo de Delicias, que llegó al barrio hace un año e hizo una reforma en su casa. Cuenta en conversación telefónica a Madrid Total que, desde que comenzaron las obras el pasado 19 de agosto, el ruido es "insoportable": "Vibra toda la casa y para colmo, comienzan a trabajar desde las 7.00 horas hasta la medianoche. No tenemos casi tiempo de descanso y tratamos de llevar una vida normal, pero es muy difícil".
"Hace poco, me di cuenta de que habían aparecido grietas en algunas zonas de la casa. Cuando hice la reforma al mudarme, quedó todo perfecto y ahora, al ruido constante, se le suma este nuevo problema y no soy la única. A otros vecinos de mi edificio también les han aparecido grietas en sus pisos", explica.
Cuando comenzaron las obras de la L-11, esta vecina recibió la visita de un trabajador de Metro que hizo un informe fotográfico del estado de la casa. Meses después, no ha tenido acceso a ese documento y lo ha solicitado en diversas ocasiones para comprobar que se refleja "el antes y el después".
Por eso, esta afectada cuenta que algunas comunidades de vecinos de Arganzuela están gastando dinero en "arquitectos privados" para que hagan "informes del estado de los edificios" antes de que las obras lleguen a la altura de sus casas.
Una situación de vulnerabilidad
Este infierno de ruidos constantes se extiende por todo el paseo de Delicias y por las calles aledañas. Otra vecina afectada que lleva cinco años viviendo la citada calle cuenta que ya han cerrado "ocho comercios" y hay varios que "están a punto": "Imagina lo que supone vivir con ruido constante que no para ni un momento. Hay vecinos con niños o personas mayores que viven en situación de vulnerabilidad y lo peor de todo, es que nadie se ha puesto en contacto con nosotros para darnos explicaciones o soluciones".
"Hay una ordenanza municipal que indica que los horarios de ruido deben estar limitados, pero la Comunidad de Madrid dice esta es una obra de interés general y que eso está por encima de esa norma. Por no mencionar el estado del barrio, que se ha transformado en un gueto: Hay problemas de limpieza, las aceras están destrozadas, las ambulancias no puede pasar en caso de emergencia. Y todo eso sí es competencia del Ayuntamiento de Madrid", apuntan estas fuentes.
Esta vecina del paseo de Delicias concluye la conversación expresando su preocupación por el momento que empiecen los trabajos "con la tuneladora": "Tenemos el precedente de la línea 7-B de Metro, esperemos que no pase nada parecido".
Las obras de la L-11 también han sacudido con fuerza a José Manuel, propietario de la pastelería y panadería Levaduramadre, que abrió sus puertas hace tres años en la calle Áncora. Cuenta que la convivencia con las obras es "difícil" por los "ruidos, la suciedad y la inseguridad". "Han vallado la calle y se ha convertido en un callejón sin salida. En mi caso, el principal problema ha sido la reducción del número de clientes, que ha bajado casi un 40%", explica este comerciante.
"Es una zona por la que antes pasaba muchísima gente y ahora estamos aislados. En caso de que haya una solución, llega muy tarde, pero se debería haber previsto por parte de las administraciones algún tipo de ayuda o subvención, porque era evidente que algo así iba a pasar. Estoy haciendo un sacrificio y aguantando porque hice una inversión, pero está siendo realmente duro y complicado seguir", se lamenta José Manuel.