El teléfono rojo de Trump y Putin.

El teléfono rojo de Trump y Putin. Tomás Serrano El Español

Europa

Zelenski acepta la 'paz' de Putin para ganar tiempo y misiles de un Trump que ahora codicia las centrales nucleares de Ucrania

El presidente ucraniano se asegura el flujo de ayuda militar y aplaza la posible retirada americana, sabedor de que Rusia no se detendrá con el viento de cola.

Más información: Putin vuelve a rechazar la tregua en Ucrania tras hablar con Trump y sólo le promete dejar de atacar las plantas de energía

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El presidente Volodímir Zelenski confirmó ayer, de buena mañana, que por la tarde tendría una conversación telefónica con el presidente Donald Trump. Al ucraniano le intrigaban los detalles de las dos horas de llamada entre el americano y el ruso del día anterior, cuando Vladimir Putin se negó a cumplir con las condiciones acordadas por las delegaciones de Washington y Kyiv en Arabia Saudí la semana pasada: una tregua inmediata de 30 días, prorrogable, por tierra, mar y aire.

El hombre más poderoso del Kremlin le dijo a Trump, sin embargo, que no respetará el alto el fuego —ni por tierra, ni por mar, ni por aire—. Apenas se comprometió a un acuerdo para dejar de bombardear las plantas de energía de Ucrania durante un mes corto, y sólo a cambio de que los drones ucranianos dejen de golpear el motor económico de la guerra: su petróleo.

Así que Trump le guardó una hora a Zelenski y le puso al día en una conversación en la que el ucraniano pudo medir el compromiso real de la Casa Blanca. El secretario de Estado Marco Rubio afirmó, tras el encuentro saudí, que un nyet de Putin hablaría de las "verdaderas intenciones" de Rusia, y sugirió que una mala respuesta le traería malos resultados. Putin, sin embargo, dijo nyet sin que se le conozca a Trump otra réplica que una publicación amable en Truth Social, el Twitter que fundó tras ser expulsado de la plataforma: "Nuestra llamada ha ido muy bien y ha sido muy productiva".

Lo que Zelenski sabe, a estas alturas, es que el Kremlin no se detendrá con este viento de cola: Putin se ve fuerte incluso para pedir la retirada de las tropas americanas de Europa. Tampoco se le escapa al presidente ucraniano que Trump, como resumió ayer el editorial del Wall Street Journal, tiene que presentar alguna resistencia a Putin para salvar la cara en casa, por más que, como explica el analista Nicolás de Pedro, le corra "prisa" cerrar el capítulo de Ucrania para centrarse en China.

"El legado de Trump quedaría permanentemente marcado por un desenlance que el mundo perciba como una victoria para Putin", sostiene el diario económico más influyente de Estados Unidos. "A la opinión pública no le convence la posición de Trump, y más del 75% de los estadounidenses expresan preocupación ante un acuerdo de paz que Putin pueda incumplir, incluyendo el 69% de los republicanos". Esto se vio, sin ir más lejos, en la enérgica respuesta del veterano y popular senador Lindsey Graham, republicano, cuando pidió el apoyo bipartisano de la cámara para imponer "sanciones devastadoras" contra Rusia si no "promueve el alto el fuego con el mismo afán que Ucrania".

La llamada entre Zelenski y Trump fue, a decir de sus versiones oficiales, "positiva", "muy sustancial", "franca". El presidente ucraniano aprendió a golpes en Washington —el anfitrión le levantó el dedo, le acusó de jugar con la Tercera Guerra Mundial, le cortó la ayuda militar, tecnológica y de inteligencia— que le sale más a cuenta regalarle los oídos que reprocharle sus mentiras sobre Ucrania, aun si inclinan la balanza a favor de Moscú. Zelenski, escarmentado, le agradece al presidente estadounidense hasta los misiles antitanque que recibió años atrás, algo que recuerda el republicano con frecuencia.

"Se convirtió en un dicho", le reprochó Trump en la encorrona del Despacho Oval. "Obama os dio sábanas, Trump os dio Javelin".

Ayer, el presidente ucraniano decidió aceptar la contraoferta que Trump le toleró a Putin. Ahora, Kyiv apoya un alto el fuego limitado a las infraestructuras energéticas como "uno de los primeros pasos para poner fin a la guerra". Washington reconoce la gratitud abriendo el grifo de la defensa antiaérea, fundamental para la supervivencia del país y difícil de reemplazar por el resto de aliados. Zelenski, de esta manera, gana tiempo para rearmarse y se lo da a los europeos ante la posibilidad de una retirada de Estados Unidos que ya nadie ve lejana.

En Kyiv y Washington comunicaron, a su vez, que sus delegaciones volverán a verse "en los próximos días" en Arabia Saudí. Los americanos tendrán ocasión de concretar, entre tanto, una de las propuestas que surgió de la llamada telefónica: que Estados Unidos se haga cargo de las centrales nucleares de Ucrania. No parece probable que los ucranianos se desconectaran de la red rusa para entregarse a la voluntad de Washington. Más seguro es que Zelenski dará rienda suelta a la imaginación de Trump si fluye el tránsito de los Patriot como resultado.