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El 27 de abril de 2013, en Almonte (Huelva) sucede un hecho que aún hoy mantiene conmocionado al pueblo pese a que ya han pasado más de cinco años: el doble asesinato de un padre y de su hija a cuchilladas. 151 en total. La niña se llevó la peor parte. Mientras, el autor del crimen sigue libre.
Vayamos a aquel día. Es sábado por la noche. Almonte se prepara para la Romería del Rocío. Miguel Ángel Domínguez termina de ver por televisión un partido de fútbol con un amigo. Al acabar el encuentro, Miguel Ángel se desnuda para darse una ducha. Su hija María, de ocho años, espera para vestirse y salir juntos a cenar una pizza a un restaurante.
Sin embargo, alguien entra en la casa sin romper un cristal ni forzar la cerradura. Esa persona -se supone que un hombre- se va directo a por Miguel Ángel y empieza a propinarle cuchilladas. La niña, según la reconstrucción que hicieron los investigadores de la Guardia Civil, sale de su habitación y se dirige al cuarto de baño. Al ver a su padre en peligro, coge un cuchillo de la cocina para tratar de ayudarlo. Al final, padre e hija fallecen a manos de aquel individuo.
Según la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, el suceso se desarrolla entre las 21.52 y las 22.02 horas. Después del ataque, el asesino limpia el cuchillo y, aunque lleva guantes, se lava las manos y se las seca en unas toallas limpias del cuarto de baño.
Mientras, una vecina escribe un mensaje a través de WhatsApp a un amigo: "Qué miedo, niño. Están peleando al lado de mi casa. Una niña está gritando". Un hermano de esta mujer asegura que ha escuchado a un hombre con acento almonteño gritando a otro: "¡Hijo de puta! ¿Qué haces aquí? ¡Me tienes harto!".
Dos días más tarde, lunes, el padre de Marianela se entera de que su nieta María no ha ido al colegio y que su yerno tampoco ha ido a trabajar. Cuando va a la vivienda de Miguel Ángel, en la avenida de los Reyes de Almonte, halla los cadáveres de Miguel Ángel y de su nieta. Presentan 151 cortes con arma blanca entre los dos. La niña ha recibido 104 puñaladas. El padre presenta una herida en forma de cruz en la espalda. Parece ser la firma del autor: “He vencido”.
19 días antes de la muerte de ambos, el 8 de abril de 2013, Marianela Olmedo, mujer de Miguel Ángel, ha abandonado la casa en la que vivía junto a su marido y su hija. El matrimonio está en proceso de divorcio. Ella mantiene desde hace meses una relación amorosa con Francisco Javier Medina, compañero de trabajo de ambos. Porque Marianela, Miguel Ángel y Francisco Javier trabajan juntos en el Mercadona del pueblo.
La detención, 14 meses después
Durante meses, la investigación no lleva a ningún puerto. Hasta junio del año siguiente apenas hay avances, al menos no que trasciendan a la opinión pública. Se abren diez líneas de investigación. Incluso se llega a mirar con lupa a Marianela Olmedo. Pero el caso da un giro el 24 de junio de 2014.
La Guardia Civil llama a Marianela para que se presente en el cuartel de La Palma del Condado. Cuando recibe la llamada, ella acaba de salir de terapia con el psicólogo. Al llegar, le dicen que tienen “ADN fresco” encontrado en las toallas. Pero se trata de unas toallas limpias, no ensangrentadas, por lo que se desconoce cuándo pudo llegar allí el ADN, el momento exacto. Las muestras pertenecen al hombre que ha dado consuelo a Marianela durante los últimos 14 meses: Francisco Javier Medina. La Benemérita lo detiene ese mismo día e ingresa en prisión como principal sospechoso de la autoría de ambas muertes.
Tras conocer la noticia, Marianela, que tiene el teléfono pinchado, llama a un familiar. Le responde una mujer. Entre llantos, en estado de shock, le dice que Francisco Javier Medina “no puede ser” el asesino de su marido y de su hija. No se lo cree. Aunque luego cambiará de opinión. Es su primera reacción.
El 6 de enero de 2015, un auto del Juzgado de Primera Instancia de La Palma del Condado señala que la niña fue víctima accidental porque se encontraba en ese momento en la vivienda, pero que el agresor entró en la casa no para robar, sino para "matar al padre". Los forenses dictaminaron después que le quitó la vida para eliminar a un testigo y también por celos.
Por ese tiempo, el periódico EL MUNDO publica una noticia en la que explica que los informes elaborados por un perito contratado por la acusación particular revelan que el autor del doble crimen de Almonte regresó a la vivienda varias horas después de la muerte de padre e hija.
Según dichos informes, el agresor hizo la cama después de que tuviera lugar la agresión, ya que la posición en la que se encontró la colcha no coincidía con cómo se habría producido el asesinto. "Llegamos a la conclusión de que cuando se hizo la cama la sangre ya estaba coagulada".
Los investigadores, por ese tiempo, ya tenían claro que se trataba de un crimen pasional: el asesino o los asesinos no se habían llevado nada de la casa, ni dinero ni joyas ni ningún otro objeto de valor.
Arranca el juicio
El 6 de septiembre de 2017 arranca en la Audiencia Provincial de Huelva el juicio contra Francisco Javier Medina por el doble crimen. La principal sombra a despejar durante el mismo es si al acusado le dio tiempo de asesinar a padre e hija entre las 21.52 y las 22.02 horas y volver luego a su puesto de trabajo. En el Mercadona se le sitúa a las 22.08, a pesar de que el recorrido entre el lugar de los hechos y el Mercadona si se toma el trayecto más corto y sin detenerse en semáforos lleva, como mínimo, cuatro minutos.
Durante el juicio declaran numerosos testigos, peritos, psicólogos e investigadores. La defensa del acusado presenta una prueba pericial en la que explica que, dada la relación amorosa -y sexual- que Marianela Olmedo y el acusado mantenían desde hacía tiempo, el ADN de Francisco Javier Medina pudo llegar a las toallas limpias a través de su pareja, Marianela, que habría actuado como portadora secundaria.
El jurado popular que debía decidir sobre el futuro judicial del sospechoso conoció también que los investigadores hallaron diversas marcas en la sangre que se encontró por la casa de suelas de zapatillas de deporte. La talla: 44-45. El acusado calza un 42-43 de pie.
También escucharon el testimonio de una ex de Francisco Javier Medina, que durante la investigación dijo que éste no salió antes de las 22 horas de su lugar de trabajo. Luego, en el juicio, afirmó que lo vio en la tienda a las 21.40. También dijo que no era celoso ni agresivo, como sí lo describió Marianela Olmedo ante el jurado, algo que no había hecho durante la investigación.
En la sala de vistas, siete trabajadores de Mercadona afirmaron que no vieron a Francisco Javier Medina desde las 21 horas de la fecha del doble crimen. Una cámara de seguridad deja de filmarlo a las 21:01 horas.
Dos caballistas de Almonte que también testificaron dijeron que se cruzaron con el acusado por las calles del pueblo entre las 21 y las 21.30 horas, cuando a esa hora, según dijo Francisco Javier Medina, estaba en Mercadona. Marianela contó en el juicio que aquella noche vio al acusado a las 22.09 y que luego quedaron para cenar juntos.
El 6 de octubre de 2017 se conoció la decisión del jurado popular. El portavoz anuncia que, tras la deliberación, declaran no culpable a Medina. La magistrada presidenta del tribunal dicta sentencia absolutoria y decreta su puesta en libertad inmediata.
En manos del Supremo la repetición del juicio
Justo un mes más tarde, la Fiscalía de Huelva solicita, en un recurso de apelación, la repetición del juicio con un nuevo jurado popular. El Ministerio Fiscal, que solicitaba 50 años de prisión por dos delitos de asesinato, aprecia omisión o falta de motivación en la resolución, por lo que solicita anulación de la sentencia y celebración del juicio con nuevo tribunal.
El pasado 1 de febrero de 2018, la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) confirma la sentencia de la Audiencia de Huelva por la que se se absuelve a Francisco Javier Medina de los delitos de asesinato.
El pasado 19 de junio, la Fiscalía del Tribunal Supremo, adhiriéndose al recurso presentado por el nuevo letrado de las familias, Luis Romero, presenta un escrito en el que solicita a la Sala del Alto Tribunal que revoque la sentencia del TSJA sobre el crimen y que declare nulo el juicio celebrado ante el jurado popular. Alega que sus nueve miembros ofrecieron un amotivación insuficiente al no valorar pruebas de alto valor incriminatorio.
En conversación mantenida por este reportero con Luis Romero, abogado, doctor en Derecho y profesor de Derecho Penal en universidades como la de Sevilla o la Carlos III de Madrid, el letrado explica que “esperamos sentencia estimatoria de nuestro recurso”. De ser así, el TS enviará el procedimiento a la Audiencia de Huelva, que pondrá fecha para el sorteo del nuevo jurado y para las sesiones del juicio, que duraría en torno un mes y medio.
Romero explica que son “numerosas lagunas” las que aparecen en la absolución de Francisco Javier Medina. Entre ellas, “errores en los elementos de convicción del veredicto ya que no valoran o ignoran las pruebas de cargo que inculpan al acusado, y sobrevaloran y le dan credibilidad a pruebas de descargo”.
Según el letrado de Marianela Olmedo y de la familia de su exmarido, los miembros del jurado que absolvió a Francisco Javier Medina dieron “credibilidad a la exnovia del acusado y a una trabajadora de Mercadona que dijeron verlo a las 21.40 horas, habiendo cambiado sus declaraciones anteriores, en las que no afirmaban tal extremo, y, sin embargo, no tienen en cuenta las declaraciones de siete trabajadores testigos que afirmaron no verlo desde las 21 horas”.
También, incide Romero, “no dan credibilidad a los dos caballistas” que dijeron haberse cruzado con él por las calles de Almonte entre las 21 y las 21.30 horas. Como “tampoco dan credibilidad a Marianela cuando explica que lavaba las toallas con lejía y por separado de las demás prendas, pero si se la dan cuando dijo que vio al acusado a las 22.09” saliendo del trabajo.
A juicio del prestigioso abogado sevillano, todo apunta a Francisco Javier Medina como autor del doble crimen. Dice que lo cometió un varón que conocía la casa y sabía cómo moverse por ella; que un perro de la Policía olió sangre en el coche del acusado; que el autor “tenía las llaves de la vivienda” -el acusado vivía con Marianela, que aún poseía un juego-; que el asesino es una persona muy cercana a las víctimas y que se trató de un crimen pasional, ya que se ensañó con ellas e hizo una señal de ‘victoria’ en la espalda de Miguel Ángel Domínguez, y, por último, señala que las huellas de las zapatillas encontradas en la casa eran más grandes que las que usaba el acusado pero que “los análisis del perito podólogo demuestran que, por las huellas y zonas de apoyo de la planta del pie, el asesino tenía una talla inferior”.
Han pasado ya cinco años y tres meses del doble crimen de Almonte. El que hasta el momento ha sido el único acusado disfruta de la libertad desde octubre de 2017. Ahora, las familias de los asesinados piden que se repita el juicio.
Su abogado piensa que el Supremo les apoyará. De hecho, esperan sentencia favorable para septiembre u octubre de este año. Será entonces cuando volverá a buscarse al hombre que le asestó 151 puñaladas a un padre y a su hija de ocho años cuando se preparaban para salir de casa a comer una pizza.