La chilena Catalina Velasco analiza por qué necesitamos el océano en su última publicación.

La chilena Catalina Velasco analiza por qué necesitamos el océano en su última publicación. Cedida

Referentes

Catalina Velasco, la bióloga marina que buscaba ser un Cousteau posmoderno: "El océano es un universo"

Fue el origen de todo y, ahora, lo que nos mantiene con vida. Pero, ¿por qué los mares son tan necesarios? ¿Qué los hace tan especiales?

Más información: Daisee Aguilera (bióloga), sobre la impunidad de los que dañan la posidonia: "La multa deberían pagarla en el acto"

Publicada
Actualizada

"El frío mar de Valparaíso penetró en la piel de mi cara. Las manos se me entumecieron, todo parecía ajeno y, por unos segundos, dejé que el pánico se apoderara de este primer encuentro. Pero después, el frío desapareció, respiré más tranquila, las burbujas salieron por el regulador en un armonioso 'glu glu'. Todo estaba bien. Abrí los ojos. Me sentí en mi hogar. Y entonces lo supe: a esto venía al mundo". 

En ese instante, durante su primera inmersión, Catalina Velasco (Santiago de Chile, 1991) descubrió su pasión. Por eso, ahora dice que sus días en la tierra son solo "intervalos en la superficie, una pausa entre un buceo y otro". Sin embargo, pese a que esa vocación siempre hubiese estado latente en cierta medida, no se expresó desde el inicio.

En un principio, su amor por los animales y la naturaleza le llevó a querer estudiar Medicina Veterinaria, aunque las dudas no tardaron en llegar. Se decantó por el inglés, pero rápidamente supo que quería pasar sus días viajando. En ese momento, un folleto de biología marina llegó a sus manos y ahí comenzó su historia. 

Su idea era navegar y nadar con delfines, en lo que a ella le gusta denominar como un "Cousteau posmoderno". La realidad terminó distando de ese concepto inicial, aunque fue justo lo que necesitaba para darse cuenta de que "el océano es un mundo, un universo dentro de este, una puerta a un lugar que desconocía absolutamente", que le fascinó y enamoró a partes iguales. 

Las profundidades se convirtieron en su vida, en "un lugar feliz". Sus palabras, al otro lado de la pantalla desde México mientras atiende a ENCLAVE ODS, lo dejan claro: "El océano te entrega todo lo que necesitas. Literalmente somos lo que somos y estamos donde estamos gracias a él. Ha propiciado las condiciones de la vida en la Tierra desde hace millones de años. Nos provee oxígeno, alimento, pero también bienestar e inspiración. No somos seres terrestres, somos oceánicos". 

Catalina Velasco en una de sus inmersiones.

Catalina Velasco en una de sus inmersiones. Cedida

Cada vez que se sumerge en las profundidades de esta masa de agua, dice "volver al útero, pero al de la naturaleza, el de la madre Tierra". Es un sentimiento fruto del "estar flotando de forma ingrávida, donde todo suena y se percibe distinto. Es como volver al origen". 

El origen

Esta pasión por el océano ha llevado a Velasco a escribir Vida sumergida. ¿Por qué necesitamos el océano? (Almayer, 2025). Y es que distintos informes de Naciones Unidas, cuenta en el libro, demuestran que más del 38% de la población mundial vive a menos de 100 km de la costa y más del 67% a menos de 400 km. El motivo no es otro que su condición como esencial para la vida humana. 

En primer lugar, dice, moldea la vida en la Tierra. Y lo explica: "Un ejemplo superclaro es cómo regula el tiempo y el clima, ya que el océano absorbe grandes cantidades de calor y de CO₂". De este modo, mitiga la crisis climática mientras ayuda a transportar calor desde zonas más cálidas a otras más frías, lo que, asegura, "mantiene las temperaturas globales más o menos estables". 

Tal y como explica Velasco, esto es posible gracias a su composición fisicoquímica, donde "los enlaces absorben mucho calor antes de romperse", es decir, previo a aumentar la temperatura. Así, por el simple hecho de haber agua, podemos disfrutar de un planeta que, de otra forma, sería "primigenio, una masa incandescente de gases y fuego". 

Mitiga la crisis climática absorbiendo el CO₂, pero no solo a través de organismos como, por ejemplo, las macroalgas, sino también por medio de las grandes ballenas. Se estima que estos animales pueden capturar unas 30 toneladas de carbono a lo largo de su vida y, cuando se mueren, este se hunde con ellas. 

La bióloga chilena Catalina Velasco posa frente a la costa.

La bióloga chilena Catalina Velasco posa frente a la costa. Cedida

Por otro lado, dice, "nos provee gran parte de la fuente de proteína que consumimos", aunque no es lo único. También proporciona hábitat, refugio y conexión, ya que gran parte de las mercancías globales se transportan a través del océano. 

En definitiva, subraya Velasco, "gracias a él básicamente estamos acá, no solamente ahora. [...] En sus inicios, el océano y los procesos que ahí ocurrieron ayudaron a formar la atmósfera que tenemos ahora". 

El fitoplancton

El planeta, dice la bióloga, no fue apto para nosotros "hasta que el fitoplancton hizo de las suyas". Se trata de un "fascinante microorganismo" que realiza la fotosíntesis y, pese a su diminuto tamaño, "lleva el peso de la biodiversidad marina en sus hombros". 

Son la base de "las tramas tróficas". Y lo explica: "El zooplancton se alimenta de fitoplancton; los peces, de zooplancton; otros peces, de ellos; y esos últimos peces, son el alimento de mamíferos marinos. Y así vamos en una cadena hasta llegar a nosotros". 

Por otro lado, solo por el hecho de existir, secuestran CO₂, además de liberar oxígeno. De hecho, es uno de los grandes productores de O₂, por encima de los bosques de algas y los pastos marinos. 

Amar lo desconocido

Para Catalina Velasco no hay dudas: "No cuidamos lo que no queremos y no queremos lo que no conocemos". Y eso es precisamente lo que ocurre con el mar. James Cameron (director de Titanic), el oceanógrafo Jaques Piccard, el teniente Don Walsh y el empresario Victor Vescovo han sido los únicos cuatro afortunados en conocer las profundidades del océano. 

Incluso, indica la bióloga marina en su última publicación, "podemos decir que más personas han visitado la Luna que el fondo del océano". La cuestión aquí es que, conocerlo en detalle, no es tan sencillo. Se requiere de maquinaria muy avanzada, y todavía existen limitaciones que no permiten ahondar más en esta materia. 

"Es muy vasto. Una parte muy chiquita del océano es la plataforma continental, que son las zonas costeras. Es lo que más o menos conocemos: los arrecifes de coral, las praderas de pasto marino... Pero gran parte es el abismo. La zona abisal, literalmente, es de más de 3.000 metros de profundidad, y eso se extiende por miles y miles de kilómetros desde la costa, mar adentro", cuenta Velasco a ENCLAVE ODS. 

La única forma de llegar ahí es a través de robots operados remotamente o de submarinos pilotados por personas. Lo que ocurre es que, cuando eso pasa, tan solo "están viendo una porción ínfima" de lo que es en realidad. Razón por la que, señala, "siempre se están descubriendo especies nuevas". 

Catalina Velasco presenta su última publicación 'Vida sumergida. ¿Por qué necesitamos al océano' (Almayer, 2025).

Catalina Velasco presenta su última publicación 'Vida sumergida. ¿Por qué necesitamos al océano' (Almayer, 2025). Cedida

El problema es que, aun con el 95% del océano sin explorar, se están desarrollando iniciativas "muy amenazantes". Ejemplo de ello es la minería submarina que, según explica Velasco, "pretende extraer los nódulos metálicos, que son unas pequeñas rocas que están en el lecho marino y se han formado por millones de años". 

Destruir vida

Pese a la importancia de los mares para la vida humana, la crisis climática intimidando "de formas tremendas a las que ni siquiera estamos alcanzando para hacerle frente a la rapidez de estos fenómenos". Los aumentos de temperaturas no cesan, y tan solo un par de grados más de lo habitual pueden provocar que las especies mueran

Muchas poblaciones de bosques de algas han ido en declive. El efecto de la tropicalización se siente. Especialmente en regiones como Baja California, que está desplazando a los ecosistemas autóctonos. Así, esta problemática, sumada a la acidificación de los mares, se ha convertido en uno de los peligros qué está poniendo en jaque la supervivencia de los corales. 

Junto a estos aspectos, se encuentra la contaminación por plástico, por hidrocarburos o el tráfico marítimo. Y es que, dice Velasco, "no hemos dado tregua al océano. Es una amenaza tras otra, y el problema de esto es la sinergia"

En caso de no cambiar nuestro método de actuación, indica la bióloga marina, "muchas especies se seguirán extinguiendo". Ejemplo de ello es el coral, que, de no recuperarlo para 2050, no quedarán más. Y así, asegura, lo único que conseguiremos será "acostumbrarnos a un océano más triste, más gris y con menos vida"

Porque, aunque no nos lo ha dicho, estamos seguros de que Velasco sueña con que sus hijos, o sus nietos, puedan seguir jugando en las costas del Pacífico sur, al igual que hizo ella de pequeña; siendo revolcados por las olas y aprendiendo a bucear en las aguas chilenas. Un lugar que, como confesó, le llena de paz y "recuerdos lindos".