
Imagen de archivo de una mujer sonriendo.
El secreto de los dermatólogos en España para calmar la piel, eliminar las arrugas y devolverle el brillo natural
Un tratamiento cuyo origen se remonta a antiguas civilizaciones y que hoy día sigue siendo un elemento esencial en muchas rutinas de belleza.
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La aparición de arrugas en el rostro es un proceso prácticamente inevitable. Son la mera prueba de que los años pasan para cada uno de nosotros y no hay forma de librarnos de ello. Con el paso del tiempo, la piel va perdiendo elasticidad debido a la disminución de la producción de colágeno y parece que lo único que podemos hacer es aceptarlo.
A pesar de que el proceso de envejecimiento no se puede detener, sí se puede conseguir que suceda de forma mucho menos pronunciada. La alimentación, el descanso y la hidratación son fundamentales y, aunque pase desapercibido —especialmente a medida que envejecemos—, el cuidado de la piel y los productos que elegimos para el mismo también lo son.
Mientras que hoy en día el cuidado facial ha sufrido una evolución considerable, hay remedios que llevan con nosotros toda la vida, como el agua de rosas. Desde tiempos inmemoriales, este cosmético ha sido muy valorado por sus propiedades y, en la actualidad, muchos expertos siguen recomendando su uso.
Los beneficios del agua de rosas
El agua de rosas es un elixir natural que ha sido utilizado durante siglos en el cuidado de la piel gracias a sus múltiples propiedades beneficiosas. Tal y como su propio nombre indica, se trata de un líquido que se obtiene de vaporizar pétalos de rosa en agua. En el proceso, se extraen compuestos esenciales de los pétalos que ayudan a calmar e hidratar la piel, a la vez que aportan antioxidantes.
Su origen se remonta a antiguas civilizaciones como la persa y la india, donde se valoraba tanto por sus efectos terapéuticos como por su delicado aroma. Hoy en día, este producto sigue siendo un elemento esencial en muchas rutinas de belleza.
Uno de sus beneficios más destacados es su capacidad para hidratar y revitalizar la piel. Gracias a su composición rica en antioxidantes y vitaminas, el agua de rosas ayuda a mantener la piel suave y fresca, proporcionando una hidratación ligera sin sensación grasosa. Es ideal para pieles secas o deshidratadas, ya que su aplicación constante ayuda a restaurar la barrera cutánea y prevenir la pérdida de humedad.
También posee propiedades antiinflamatorias y calmantes, lo que la convierte en un aliado perfecto para pieles sensibles o con tendencia a la irritación. Puede aliviar el enrojecimiento y la inflamación causada por condiciones como la rosácea o las reacciones alérgicas. Debido a su naturaleza suave, puede aplicarse incluso en pieles propensas al acné, ayudando a calmar los brotes y a reducir la apariencia de marcas.
Otro de sus atributos es su capacidad para equilibrar la producción de sebo, lo que resulta especialmente beneficioso para las personas con piel mixta o grasa. El agua de rosas actúa como un tónico natural que ayuda a minimizar los poros y a controlar el exceso de grasa sin resecar en exceso la piel. Su acción astringente contribuye a mantener la piel limpia y libre de impurezas, previniendo la obstrucción de los poros y la formación de espinillas y puntos negros.
Su poder antioxidante es otro de los aspectos clave que la hacen destacar en el mundo del cuidado facial. Contiene compuestos como los flavonoides y las vitaminas C y E, que ayudan a combatir los radicales libres responsables del envejecimiento prematuro. Al incorporar el agua de rosas en la rutina diaria, se puede contribuir a mantener la piel más firme y elástica, reduciendo la aparición de líneas de expresión y arrugas.
Cómo usar el agua de rosas
Todos los expertos coinciden en que, en general, el agua de rosas es segura para todo tipo de pieles, pero en ocasiones puede tener algunos efectos secundarios negativos. Por este motivo, lo ideal es hacer primero una prueba en una pequeña zona para ver si experimentas algún tipo de sensibilidad en la piel antes de aplicarla en el rostro.
El agua de rosas se encuentra en muchos productos para el cuidado de la piel, desde lociones hasta aceites, y puede integrarse fácilmente casi en cualquier rutina. Podemos emplearla como ingrediente de un limpiador, bruma facial o crema hidratante. Una vez comprobado que tu piel la tolera sin problema, puede usarse a diario.
Su uso no se limita únicamente a la piel del rostro, sino que también puede aplicarse en el contorno de los ojos para ayudar a reducir la hinchazón y la apariencia de ojeras. Gracias a su efecto refrescante y descongestionante, colocar compresas de agua de rosas en los párpados puede ser un remedio eficaz para aliviar la fatiga ocular y devolverle vitalidad a la mirada. Su acción regeneradora favorece la cicatrización de pequeñas heridas o irritaciones, promoviendo una piel más saludable y equilibrada.
Además, el agua de rosas es un excelente fijador de maquillaje, ya que ayuda a sellar los productos en el rostro sin alterar su acabado. Muchas personas la utilizan como bruma facial para refrescar la piel a lo largo del día, especialmente en climas cálidos o después de largos períodos de exposición al sol. Su aplicación proporciona una sensación inmediata de frescura y bienestar, además de aportar un sutil aroma floral que resulta relajante.