¿Por qué 'Del revés 2' es la película que más divide en el cine a los padres y a los expertos?
"Temo que mis hijos no sepan gestionar sus emociones", comenta Elena, madre de dos preadolescentes. ¿De qué forma ha tratado la película la cuestión emocional en esta etapa de la vida?
16 julio, 2024 02:09Riley, la niña protagonista de Inside Out (2015), ya es toda una adolescente. Con la llegada de esta nueva etapa, también llegan nuevas emociones: la envidia, el aburrimiento, la vergüenza, y la más importante: la ansiedad. La película de Píxar ha pretendido mostrar el funcionamiento del cerebro humano en la adolescencia, jugando con las nuevas emociones que suelen desbloquearse en este periodo y añadiéndolas a las que ya existían en la infancia: alegría, tristeza, ira, asco y miedo.
Del Revés 2 ha generado opiniones muy diversas en los espectadores: Elena, madre de dos niños de 9 y 11 años, rechaza la manera que tiene la película de mostrar los sentimientos. "No quiero que mis hijos, en un momento dado, lleguen a considerar que son normales, por ejemplo, determinados conatos de rebeldía. Temo que no sepan gestionar sus emociones cuando estos sentimientos les lleguen por primera vez", comenta. Margarita, madre de una adolescente de 14 años, opina que "la película resulta muy interesante a la hora de conocer las emociones que aparecen en la pubertad, y las explica muy bien".
"Es necesario aceptar y no reprimir nuestras emociones" - Marina Tejo, psicóloga.
Pero, ¿cuál es la opinión de los expertos sobre el trato que se ofrece en la película sobre lo que sucede en el cerebro cuando entramos en este ciclo? Marina Tejo y Andrea Acevedo, psicólogas sanitarias y expertas en adolescencia, analizan el trato y la perspectiva que se le ha dado a esta cuestión a lo largo del largometraje. "El mensaje que da la película es muy necesario: debemos dejar de reprimir las emociones y aceptarlas, inclusive las desagradables, porque cada una de ellas tiene una utilidad", comenta Tejo.
La película
Aunque Del revés 2 ha cumplido bien su papel a la hora de mostrar las emociones que afloran en la adolescencia, las expertas consideran que se ha dejado algunas cuestiones por el camino. "Tanto en los niños como en los adolescentes existe una gama de emociones muchísimo más amplia de la que se muestra en la película, porque, además de emociones, somos pensamientos, una construcción muy compleja que no se basa solo en lo que se ha mostrado en la gran pantalla", explica Tejo.
Acevedo añade: "se nota que han contado con un buen grupo de profesionales para elaborar la película, ya que han representado muy bien emociones como la pereza, la apatía o la vergüenza. Personalmente, he echado de menos alguna mención al sentimiento de culpa, que también suele tener un gran papel en esta etapa".
Algunas emociones, como la envidia o el aburrimiento, ya existen en el ser humano antes de la adolescencia. A pesar de ello, reducir la complejidad humana en una película de una hora y media no es tarea sencilla. En la primera parte se mostraban las cinco emociones básicas, y en la segunda parte se han introducido otras nuevas. "Aunque el trato general ha sido bueno, hay factores importantes que suelen despertarse en esta etapa y no se exponen", argumentan las expertas.
"Somos emociones, pero también pensamientos"
¿Qué ha faltado?
El comienzo del deseo y la atracción sexual o la inseguridad son algunas de las cuestiones que comienzan en esta etapa y que no se han tratado en Del revés 2. "Estas emociones son muy importantes a la hora de tratar y comprender lo que sucede en la adolescencia, y se han dejado de lado. También habría sido muy interesante tratar la emoción de la frustración, que es muy común en este mundo de inmediatez en el que los niños y adolescentes se crían rodeados de las nuevas tecnologías", opina Tejo.
Vivimos estimulados en base a chutes de dopamina constantes por el uso de dispositivos electrónicos y de las redes sociales, lo que supone que busquemos algo más para sentirnos bien. La tolerancia a la frustración se ve muy dañada con el uso constante de estos aparatos, cuestión muy importante que, según considera la experta, debería haberse mostrado en la película.
Acevedo ha echado en falta, además de una mención al sentimiento de culpa, otras inquietudes que suelen aparecer en esta etapa, tales como la preocupación por la imagen corporal, las nuevas y complejas relaciones familiares, las violencias o injusticias que pueden sufrir si pertenecen a colectivos no normativos o los primeros acercamientos a conductas de riesgo, como puede ser el consumo de drogas. "El enfoque infantil y familiar de la película probablemente dificulta abordar estas cuestiones más complejas", señala.
El papel de Ansiedad
La ansiedad es una emoción secundaria, categorizada dentro del miedo por muchos autores. "Esta emoción se representa muy adecuadamente dentro de la película, ya que la ansiedad nos lleva a anticipar y a prepararnos para lo que nos pueda venir", señala Tejo. "Cuando ya no hay escapatoria nos volcamos en ella, generando así un bloqueo y pudiéndonos llevar al aislamiento o a tomar decisiones poco acertadas y basadas en el miedo", añade Acevedo.
La protagonista es capaz de controlar la ansiedad que siente a través de algunas técnicas útiles, como puede ser la respiración y no huir de la situación. Si tenemos un ataque de ansiedad, y en vez de afrontarlo escapamos de la situación, puede convertirse en algo patológico.
El cerebro en la adolescencia
¿Existen diferencias en el desarrollo cerebral de los niños y las niñas? A día de hoy, según Tejo, no existe suficiente evidencia científica que confirme o desmienta esta afirmación. "Durante muchos años se ha hecho énfasis en las diferencias encontradas en el desarrollo del cerebro por sexos, pero ahora se ha demostrado que las diferencias existentes van más acordes con la proporción del cuerpo y el cerebro de cada persona", asegura.
El desarrollo cerebral de cada persona se da a su propio ritmo; los hay que se desarrollan antes, y otros, después. "Es cierto que la mujer, por estadística, suele entrar antes en este proceso de desarrollo. Esto puede venir por cuestiones fisiológicas, como la llegada de la menstruación, pero no siempre es así".
Acevedo destaca las vivencias personales y el entorno como potenciadores significativos del desarrollo cerebral en la adolecencia. "Numerosos estudios demuestran que, inconscientemente, educamos de forma distinta a niños y niñas, lo que se conoce como socialización de género", explica.
"Lo más complicado para un adolescente es no contar con el apoyo de sus padres"
Las expertas, tras una larga experiencia profesional tratando con adolescentes y familias, consideran que lo más complicado para un adolescente en pleno desarrollo es no tener el apoyo de sus padres, sentirse incomprendido por ellos, así como afrontar los múltiples cambios físicos, emocionales y sociales a los que se enfrentan.
"La adolescencia es una etapa en la que estamos filogenéticamente preparados para separarnos de nuestras figuras de referencia, nuestros padres, para juntarnos con nuestros iguales y empezar a forjar definitivamente nuestra personalidad", comenta Tejo. Acevedo coincide, añadiendo que "las hormonas intensifican mucho sus experiencias, y como también les pedimos que sepan manejar el estrés académico y decidir su futuro, la etapa se hace muy difícil".
Para muchos padres es complicado darse cuenta de que sus hijos necesitan separarse un poco de ellos para encontrarse a sí mismos, pero es muy importante comprender que esta etapa debe transitarse para el correcto desarrollo del adolescente y para poder tener una relación padre-hijo más cercana en un futuro.
Educación emocional
Es muy importante que el adolescente aprenda a educarse a nivel emocional para ser capaz de regular sus emociones y saber utilizar la más adecuada en cada momento, dándoles el espacio que merecen. "Es necesario que comencemos a trabajarlo desde que son muy pequeños", señala Acevedo.
Los padres deben crear un clima de confianza con sus hijos, compartiendo también sus propias emociones para que el adolescente se sienta confiado y les tome como referencia. "En vez de abrumarle con preguntas sobre cómo ha ido su día, qué ha hecho en clase, con quién habla... resulta interesante también hablar sobre nosotros, contarles nuestro día a día para que nos vean como un modelo y se expresen con más facilidad", opina Tejo.
Explicarles que cada emoción tiene un propósito, fomentar un entorno en el que se hable abiertamente sobre ellas y se las valide, es esencial. "Parece que como adultos a veces se nos olvida, y necesitamos recordar que todos alguna vez hemos sido adolescentes y hemos cometido errores; esta comprensión nos permitirá darles el apoyo que necesitan", añade Acevedo. "Aunque a nosotros nos pueda parecer que se preocupan por 'tonterías', para ellos son cosas muy importantes y necesitan sentirse escuchados y comprendidos".
Trabajar el vocabulario y la percepción emocional también es muy importante: "Nos limitamos a decir que estamos bien o mal, y hay un abanico amplísimo de emociones que ignoramos. Quizá un día me siento decepcionado, confundido, orgulloso... muchas veces dejamos de lado este sinfín de sentimientos y no aprendemos a expresarlos como se debe", concluye Tejo. Es muy importante comprender por qué aparece cada una de nuestras emociones, aprender a canalizarlas y, sobre todo, no reprimirlas.