Sunak convoca elecciones en el peor momento: las encuestas dan el doble de votos a los laboristas
El primer ministro británico anticipa al 4 julio unos comicios que prometen quitar el poder al Partido Conservador por primera vez en 14 años.
23 mayo, 2024 02:30La tarde del miércoles, Rishi Sunak salió del número 10 de Downing Street. Se situó tras un atril a dos metros de su puerta, bajo la lluvia fina de Londres, y entonó el discurso más esperado de ese día ante cámaras de todo el mundo. Empapado ya, el primer ministro británico dio el anuncio que se llevaba todo el miércoles rumoreando: "Habrá elecciones generales el 4 de julio".
La convocatoria ha sorprendido a muchos, tanto de la oposición como del Partido Conservador que él lidera. La última encuesta del Consejo Británico de Sondeos, publicada el 20 de mayo, otorga a los Laboristas el 44,6% de los votos, el doble de los 22,6% de apoyos que se auguran para el oficialismo. Después, confirmando que el sistema británico ya no es bipartidista, Reform UK —el antiguo Partido del Brexit de Nigel Farage— con un 11,3%, los Liberal Demócratas con un 9,8% y el Partido Verde con un 6,5%.
La convocatoria de elecciones deja a Sunak en una posición de debilidad, y llega tras meses de frustración del Partido Conservador con el electorado. A principios de mes, los tories obtuvieron un desastroso resultado en las elecciones municipales del 2 de mayo, donde los laboristas lograron una "histórica" victoria en palabras de su líder, Keir Starmer, relevo de Jeremy Corbyn desde abril de 2020.
En 2021, hace tres mayos, el propio Starmer se planteó dimitir tras el batacazo del Partido Laborista en las municipales de aquel año. Ahora, las encuestas les dan una amplia mayoría absoluta que duplica las probabilidades de la oposición ante el oficialismo después de 14 años de gobiernos conservadores sin alternancia.
El cambio en la suerte de los laboristas lo explican las las luchas internas de los conservadores, el disciplinamiento de la oposición, el desvío hacia el centro del partido y la campaña constante que se ha llevado a cabo en los últimos meses. Aunque a veces se ha acusado a Starmer de carecer de carisma, su estilo discreto ha demostrado ser un punto fuerte para los laboristas, ya que los escándalos, los giros políticos y las conspiraciones entre los conservadores han mermado el prestigio del partido gobernante.
El ascenso de popularidad del Partido Laborista tuvo su gran exponente en el distrito marítimo de Blackpool South, donde el candidato Chris Webb triplicó en votos a su contrincante conservador en las elecciones municipales. En una intervención en este pueblo, Starmer aprovechó entonces el éxito para reivindicar nuevas elecciones: "No ha sido un pequeño mensaje, ha sido un grito de Blackpool, que habla por todo el país. Después de 14 años de fracaso y declive, tenemos que pasar página y abrir una nueva era con el laborismo", proclamó el pasado 2 de mayo.
Este miércoles, Starmer celebró las próximas elecciones como una oportunidad para poner fin al "caos" conservador: "Un voto por los laboristas es un voto por la estabilidad —económica y política—, una política que pise con más suavidad todas nuestras vidas; un voto para detener el caos. Es la hora del cambio", arengó, y prometió estabilidad económica, reducir los tiempos de espera en los servicios sanitarios, asegurar las fronteras nacionales y recortar las facturas de la luz.
Después del 5 de julio, el liderazgo de los conservadores aún no está claro. Sunak lucha por hacerse con el control del partido, y algunos legisladores ya debaten quién le sustituirá tras lo que muchos consideran una inevitable derrota electoral. Algunos miembros del partido afirman que su mandato como primer ministro ha estado marcado por la pérdida de oportunidades. Otros, que era el hombre equivocado para el cargo, más tecnócrata que líder.
Un miembro del Partido Conservador dijo a Reuters que se había vuelto cada vez más distante. "Su equipo a menudo le deja solo en su despacho, le gusta tener su propio tiempo", dijo, bajo condición de anonimato. "Su defecto es decir a la gente que está equivocada, tanto a sus asesores como a los diputados".
Todo parecía muy distinto cuando el exbanquero de inversiones y exministro de Economía tomó posesión de su cargo hace menos de dos años, heredando una economía en crisis tras el rechazo de los mercados financieros a los planes fiscales y de gasto infradotados del efímero mandato de su predecesora Liz Truss.